jueves, 25 de mayo de 2017

Encuentro de las CCP de Antequera, Málaga y sierra sur de Sevilla. 21 de Mayo de 2017. Recordando a Antonio, en la Cuarta Vía...


Hoy, al celebrar nuestro primer Encuentro sin la presencia física de Antonio, porque su presencia de ese otro modo que no conocemos, pero que sentimos, estamos segurxs que nos acompaña  y que hoy no necesita que le pasemos una copia de lo que hemos preparado, hoy nos oye perfectamente. Esto es lo que recordábamos, el mes anterior cuando celebrábamos la Pascua, lo que les debió pasar a lxs discípulxs cuando asesinaron a Jesús que hasta que no se pusieron a compartir sus vidas, sus  inquietudes, a recordar lo que les había dicho Jesús y al compartir el pan, no comprendieron  que había resucitado, eso es lo que nos ha pasado en la despedida que tuvimos de Antonio. 

En la coordinadora recordando esa despedida tan cariñosa, tan cálida y espontánea que le hicimos tantos amigxs de tan diversas procedencias, que, a corazón abierto, expusimos lo que él nos había transmitido decidimos seguir profundizando con quiénes íbamos caminando hacia esa NUEVA HUMANIDAD, si lo estábamos haciendo con personas de diversa procedencia o estábamos encerrados en un grupo pequeño, cerrado y, entonces, nos pareció que sería bueno repasar la cuarta vía que nos expone Masiá para reflexionar si seguimos caminando “HACIA UNA TIERRA  QUE PONGA LIBERTAD y cómo y con quién caminamos” y, perdonad que vuelva a la despedida de Antonio porque allí vimos, palpamos que él siempre buscaba compañerxs personas con las que caminar que tuvieran un referente la “NUEVA HUMANIDAD” unas  como creyentes en Jesús de Nazaret, así con nuestras comunidades, o lxs compañerxs de ruta de S. Francisco y otras que no tenían porqué ser creyentes, como lxs compañerxs de IU o nuestro querido Labordeta, pero que TODAS esas personas tenían el mismo referente “TRABAJAR POR UN MUNDO MEJOR” y todo este CAMINAR lo hizo él con un gran entusiasmo y con su bandera republicana.


         Como os decía elegimos volver a reflexionar sobre cómo vamos caminando por esa carretera de montaña, con muchas curvas y precipicios, con rellanos o cuevas donde pasar la noche y apalancarse porque aquí estamos bien: “hagamos tres tiendas”, instalémonos, o si estamos en el grupo de las personas más timoratas sin saber dónde quedarnos queriendo compatibilizar a las del monte con las del atajo, a las que permanecen en la “tradición”, en lo recibido con aquellas que “parece” han avanzado o si hemos tomado la decisión de la CUARTA VÍA, el cuarto grupo, poco numeroso, las que decidieron seguir caminando, aunque se hiciera de noche, las que se cogieron de la mano, para no perderse, ni caer al precipicio y siguieron avanzando los días y noches siguientes; no estaban seguros de lo que se iban a encontrar a la vuelta de cada curva pero continuaron y en una de ellas, junto a un mirador, hallaron a un grupo que les precedía. Eran diferentes, venían de otros lugares, vestían de otro modo, comían y hablaban de otra manera.  Se unieron a ellas y se formó una única comitiva de ambos grupos. Mientras seguían caminando, se contaban sus historias respectivas y se animaban mutuamente.
Les unía la meta, a la que nunca se acababa de llegar… pero no desfallecían porque, según iban caminando se  animaban unas a otras.
Creo que esto es lo que nos ha venido ocurriendo desde que conocimos a aquellas personas que habían decidido seguir caminando, siendo fieles al MENSAJE DE JESÚS, (todas podemos poner aquí un montón de nombres) y que no dudaron en darnos la mano para que nos asiéramos a ella y, cuando conocimos a esas otras personas que también, sin haber escuchado el MENSAJE de JESÚS, pero dejándose llevar por la “limpieza de su corazón” iban adelante,  hacia esa meta: ¿Nueva Humanidad?, ¿Reino de Dios? ¿Un mundo Mejor?, en fin a una Tierra que ponga LIBERTAD.
Nosotras y nosotros, en la despedida de Antonio también nos cogimos de la mano para pedir la llegada del Reino, de esa Nueva Humanidad en que el pan nuestro de mañana llegue YA HOY.

PLEGARIA EUCARÍSTICA ENCUENTRO MAYO 2017 (recordando a Antonio)

Acabamos de dar gracias por lo que consideramos que la VIDA nos da, como regalo del Padre, para nuestro crecimiento, felicidad y participación en su tarea creadora. Ahora vamos a hacer memoria de la despedida de Jesús, cuando ya Él se barruntaba lo que le iba a ocurrir.


 Recordamos algunos momentos:
Jesús fue apresado. Se había convertido en anatema para las autoridades religiosas que estaban a la defensiva. Había relativizado las exigencias de la Ley, introducido nuevos valores en competencia, quebrado el poder de los controles religiosos y amenazado a la nación con la anarquía religiosa. Era un peligro para el poder, el orden y la autoridad religiosa. 
Dado que una de las funciones históricas de la religión es controlar la ansiedad, impedir que se formulen preguntas que no tienen respuesta y mantener el juego de «Finjamos que podemos controlar nuestro mundo», la amenaza de aquel hombre resultaba intolerable
Así que los dirigentes religiosos, en colaboración con los funcionarios romanos, decidieron que aquel hombre, Jesús, representaba una amenaza para este poder. Si por su acción y su predicación se llegaba a aflojar el control del sistema religioso, si llegaba a cundir la anarquía religiosa, las autoridades romanas impondrían un control total. Por eso Jesús, el profeta de Galilea, tenía que desaparecer. 
Así fue, Jesús de Nazaret fue ejecutado y al morir él, su movimiento terminó pues «todos lo abandonaron y huyeron». Es probable que todxs sus amigxs  lo abandonaran y huyeran a Galilea, a su tierra natal. Allí, juntos reflexionarían sobre sus experiencias y se preguntarían qué podía significar todo aquello. Juntxs sintieron el vacío y la oscuridad.
Seguramente, cada vez que bendecían el pan al iniciar su desayuno, antes de salir a pescar, las mentes de aquellos hombres recordaban otra comida, tomada en Jerusalén, en la estancia superior de una casa, una noche extraña y aciaga. Una noche en la que abundaron el miedo,  la ansiedad y la melancolía. Todo había sido tan dramático…recordaban: Jesús tomó pan, lo partió y lo identificó con su cuerpo roto y estos recuerdos les hacían revivir sus experiencias. 
Lo que Jesús fue para ellos, un hombre íntegro, lo  manifestaba en el coraje de ser él mismo en cualquier circunstancia. Cuando la gente acudía a él para escucharlo y aclamarlo, no perdía la cabeza. Y, cuando las fuerzas de los enemigos lo cercaban, no hurtaba el rostro por miedo ni su espíritu se turbaba por la ira. Jesús parecía estar libre de la necesidad de que las respuestas de los demás lo definieran. Y ellxs  anhelaban tener esta libertad. Y recordaron su ENCARGO, “partirse por los demás hasta dar la vida.
Nosotras y nosotros también queremos hacer memoria de Jesús unidxs a la gran comunidad universal que desea y espera un mundo mejor, queremos comprometernos a seguir los pasos de Jesús y de tantas otras personas que, con sus imperfecciones, intentaron durante su vida trabajar para que llegue su Reino, la Nueva Humanidad. Sería bueno que en estos momentos también hiciéramos memoria de aquellas personas que “hicieron lo posible por empujar la historia hacia la libertad”.
Os animo a recordarlas…
Hemos hecho memoria de ellas y ahora la hacemos de Jesús, Él nos invitó a seguir sus pasos, a poner toda nuestra carne mortal, nuestro cuerpo en el asador como Él lo hizo, por eso, haciendo memoria de lo que Jesús hizo en esa última Cena en la que se despidió de sus amigos, repetimos la narración tal como nos la transmitieron los evangelistas.
 Fracción del Pan
Jesús la víspera de su pasión, sabiendo lo que se le avecinaba, se reunió con sus discípulos, partió el pan con ellos, te dio gracias, Padre, y dijo:

TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL,
PORQUE ESTA ES MI CARNE, mi condición mortal, QUE SE ENTREGA POR VOSOTROS.
repartimos el pan

Igualmente tomó la copa, te dio gracias, y dijo:
TOMAD Y BEBED TODOS DE ELLA, PORQUE ESTA ES LA COPA DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA NUEVA ALIANZA, DERRAMADA PARA PERDÓN DE TODA CULPA.
SEGUID HACIENDO LO MISMO Y ASI PERMANECEREIS EN MI.
(breve silencio y se comparte el vino)

1 comentario:

  1. Si nos fijamos en las tres fotografías que ilustran este reportaje podemos concluir que en los encuentros de las comunidades hacemos solamente tres cosas fundamentales: hablar, cantar y comer.
    Pepe Gilabert

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