Esta pandemia producida por el Coronavirus, al
igual que las repetitivas crisis económicas pasadas y por venir, si no sirven
para analizar lo que verdaderamente ocurre en el mundo y en nuestras vidas,
terminaran catapultando a nuestros descendientes al ostracismo más cruel.
Al igual que nadie imaginaría, hace sólo
unos meses, el trance que estamos padeciendo, nadie podrá imaginar la
catastrófica situación a la que podemos llegar, aunque ya muchos las están sufriendo.
La respuesta a tan inesperado y
desastroso tránsito mundial, nos debe llevar, en primer lugar, a pensar en la
pandémica hambruna- cada día mueren por falta de alimentos más de 30.000
personas-, esta se podría sanar con la simple vacuna de la alimentación, y no
hace falta un año para producirla; a la dramática pandemia de la emigración y
de los refugiados, que se cura con la paz y el respeto a la soberanía de los
países en lugar de la engañaboba “Ayuda Oficial al Desarrollo” y menos aún con la Deuda Externa, que no deja
de representar una vía de sometimiento al Status quo imperante, también pensar
en el endémico desempleo actual, con su precariedad añadida, que se podría solucionar
con la fraterna Economía de los Cuidados, o la alarmante desigualdad existente
donde el 1% de la población mundial posee los mismos recursos que el 99%, y
esta barbaridad simplemente se cura con la equidad fiscal y salarial, la erradicación
de evasión de capitales y la eliminación de que el dinero genere dinero, pero
los cachorros políticos de esta esquizofrénica élite mundial no están dispuesto
a ello.