BIENAVENTURANZAS DE LAS MUJERES NUEVAS
Bienaventuradas las mujeres creyentes y no creyentes que salen de la pasividad y dedican su vida a anunciar la justicia en medio del mundo. Con sus palabras y hechos están engendrando un mundo nuevo, una sociedad nueva y una iglesia nueva según el Evangelio.
Bienaventuradas las mujeres que luchan por su dignidad y denuncian el maltrato y la discriminación de la mujer, porque ellas están forjando un futuro mejor para las nuevas generaciones.
Bienaventuradas la mujeres que por la dignidad que confiere el bautismo, y según su carisma, dones y capacidades adquiridas, reivindican ser incorporadas a la Iglesia en todos los servicios y responsabilidades que la comunidad parroquial le reconociera, como debería serlo para todo servicio en la Iglesia.
Bienaventuradas las mujeres que defienden la libertad, las que trabajan por la justicia y las que arriesgan su vida por la igualdad bautismal en la Iglesia y en derechos y deberes en la sociedad, porque ellas abren caminos de dignidad universal en la sociedad, el mundo y la Iglesia.