martes, 26 de julio de 2016

La Iglesia: de la lucha contra el sufrimiento de los pobres y excluidos, al establecimiento y potenciación de la propia autoridad. Jose María Castillo. Teólogo.


19.07.16 
Se suele decir (y es verdad) que la Religión Cristiana tiene su origen en Jesús de Nazaret. Como también suele decir (y también es verdad) que la Iglesia tuvo sus comienzos en la vida y las enseñanzas de Jesús. Pero tan cierto, como lo que acabo de decir, es que ni Jesús fundó (o instituyó) una Religión, ni fundó (o instituyó) una Iglesia. ¿Cómo iba a fundar una religión un hombre que provocó un conflicto mortal con los dirigentes de la religión, con el templo, con los sacerdotes, los rituales y normas que la religión imponía a la gente, de forma que todo aquello terminó en la condena de Jesús como un delincuente subversivo? Y por lo que se refiere a la Iglesia, ni siquiera el concilio Vaticano II se atrevió a decir que Jesús fue su “fundador”, sino que se limitó a indicar que la Iglesia tuvo su origen en la predicación de Jesús sobre el Reino de Dios (LG 5, 1). Por supuesto, san Pablo les puso el nombre de “iglesias” a las “asambleas” que él fue organizando en sus viajes apostólicos. Pero sabemos que Pablo fue un judío de cultura griega, en la que el término “ekklesía” designaba la asamblea de los ciudadanos libres, que se reunían para votar democráticamente las decisiones importantes.
Entonces, ¿qué es lo que nos dejó Jesús a quienes creemos en él y, por tanto, pensamos que su legado es importante, incluso determinante y hasta decisivo? Leyendo y analizando a fondo los evangelios, lo que en ellos queda patente es que Jesús fue un profeta, que trasmitió a su posteridad un proyecto de vida, una forma de estar y de actuar en este mundo. Un proyecto de vida que se lleva a la práctica a partir de lo que fueron las tres preocupaciones fundamentales que vivió el propio Jesús: 1) La salud (relatos de “curaciones de enfermos”).2) La alimentación (relatos de “comensalía”, la mesa compartida). 3) Las relaciones humanas (enseñanzas sobre la “felicidad, misericordia, justicia, perdón, amor…). Este “proyecto de vida”, en el lenguaje y en la teología del Evangelio, se resume y se condensa en el “seguimiento” de Jesús. De forma que la cristología se constituye primordialmente, no desde determinados dogmas y saberes, sino a partir del seguimiento de Jesús.
Pues bien, si lo que acabo de indicar fue constitutivo y determinante en los orígenes del cristianismo, en seguida se comprende – y se comprende sin dificultad – cómo y por qué la Iglesia encontró acogida en la Antigüedad o, por el contrario, cómo y por qué la Iglesia encuentra indiferencia y hasta rechazo en la Modernidad.
Quiero decir que, en los primeros siglos de su historia, cuando la Iglesia se fue organizando y se hizo presente en la sociedad de forma que lo central y determinante de su vida fue la lucha contra el sufrimiento y la acogida de toda clase de gentes marginadas, excluidas y despreciadas, fue entonces cuando la Iglesia se expandió por todo el Imperio, hasta llegar a ser la institución central y más valorada en aquellos tiempos. Como bien ha explicado el profesor E. R. Dodds, cuando el Imperio vivió una auténtica “época de angustia” (desde mediados del s. II hasta el s. IV), “la Iglesia ofrecía todo lo necesario para constituir una especie de seguridad social: cuidaba de huérfanos y viudas, atendía a los ancianos, a los incapacitados y a los que carecían de medios de vida…”. Y añade el mismo Dodds: “Debieron ser muchos los que se sintieron desamparados: los bárbaros urbanizados, los campesinos llegados a las ciudades en busca de trabajo, los soldados licenciados, los rentistas arruinados por la inflación y los esclavos manumitidos. Para todas estas gentes, el entrar a formar parte de la comunidad cristiana debía de ser el único medio de conservar el respeto hacia sí mismos y dar a la propia vida algún sentido. Dentro de la comunidad se experimentaba el calor humano y se tenía la prueba de que alguien se interesa por nosotros, en este mundo y en el otro”.
Con el paso de los tiempos, el centro de las preocupaciones de la Iglesia se fue desplazando:de la lucha contra el sufrimiento de los pobres y excluidos, al establecimiento y potenciación de la propia autoridad. Lo que desembocó en el desplazamiento del Evangelio de Jesús a la religión de los sacerdotes. Lo central en la Iglesia dejó de ser el “seguimiento” evangélico. Y lo fue, desde entonces, el “poder” eclesiástico, que antepone – en la práctica - la sumisión de los fieles a la solidaridad con los pobres, marginados y excluidos.
Así las cosas, mientras la religión fue un componente central de la cultura y la sociedad, la Iglesia se vio a sí misma como fiel a la misión que tenía que cumplir en este mundo. Hasta que, en el s. XVIII, la Ilustración puso en evidencia las contradicciones que la Modernidad encuentra en el hecho religioso. Contradicciones que, en los siglos XIX y XX, han tomado fuerza y presencia en la mentalidad de los ciudadanos de la moderna “cultura secular”. Lo que nos ha traído a la desconcertante situación que estamos viviendo. Si nos empeñamos en seguir intentando armonizar - y hasta identificar - “religión” y “Evangelio”, ni la mayoría de los ciudadanos pone en práctica la religión, ni la gente religiosa acaba de entender el Evangelio viviendo el seguimiento de Jesús. Como es lógico e inevitable, en estas condiciones, el presente y el futuro de la Iglesia se nos hace cada día más problemático. ¿Seguiremos afincados en nuestra tradicional religiosidad o nos decidiremos por la fidelidad definitiva al seguimiento de Jesús?

domingo, 17 de julio de 2016

Despidiendo a Mariano Martín García.Viernes 15 de Julio 2016. Otra manera de expresar lo que vamos viviendo...Es posible y necesaria.


El pasado viernes 15 de Julio despedimos a Mariano Martín García, nuestro amigo, compañero y hermano durante tanto tiempo al que siempre llevaremos en el corazón. Lo despedimos con una ceremonia sencilla y sentida en el cementerio de San José de Granada, donde pudimos expresar nuestro dolor, pero también la alegría de haberlo conocido y haber compartido con él tantas cosas buenas. Fueron muchas, muchísimas, las personas que se acercaron a demostrar su cariño. Lo echaremos de menos, y lo recordaremos siempre enseñándonos un castillo o una iglesia, con esa pasión que tenía por la Historia, la Arquitectura y el Patrimonio. Lo echaremos de menos, y lo recordaremos siempre alegre y contento, riéndose y contándonos chistes o haciéndonos bromas. Así se despidió camino del quirófano donde su corazón no pudo aguantar más. Estará bien, está bien, allí dónde esté, con los que antes se fueron. Aquí nos deja un vacío que llenamos con su sonrisa. (Pepe Martín Civantos).
El acto de  Despedida en la capilla del cementerio de Granada, comenzó con unas palabras de Jose Mª Castillo resaltando la humanidad de Mariano, le siguieron Pepe y Mariano (hijos), agradeciendo lo mucho compartido y sobretodo la Alegría. Pepe Gilabert recitó uno de sus poemas:  "Cuando Tú me llevas de la mano a conocer el mundo donde habitas y susurras mi nombre sobre el viento, yo despierto en lo oscuro de la noche anegado de luz en la conciencia..."
Cantamos la canción: Todo Cambia, de Julio Numhauser...con el acompañamiento de Paula a la flauta. Pincha para escuchar el canto:
Se abrió turno a todas las personas que quisieron expresar sentimientos, pensamientos, experiencias, agradecimientos a Mariano, y por último tomó la palabra Mª Paz expresando todo su Amor y Gratitud a tod@s...
"...Cambia lo superficial, Cambia también lo profundo, Cambia el modo de pensar, Cambia todo en este mundo. Cambia el clima con los años
Cambia el pastor su rebaño, Y así como todo cambia, Que yo cambie no es extraño. CAMBIA, TODO CAMBIA...bis..."
Paula finalizó el acto con esta canción de JC Prieto y Miguel de Unamuno: "...Guárdame, Padre/Madre en tu pecho, eterno hogar. Que vengo rot@, desech@ del duro bregar..." Pincha para escuchar el canto:
Para su familia, amistades,colegas,compañeros y compañeras de trabajo y de compromiso social, la despedida de Mariano Martín García celebrada con motivo de su funeral ha sido, sobre todo, una manifestación colectiva de emociones y sentimientos, puestos en común sin  el corsé de una celebración ritual al uso. Con la naturalidad y espontaneidad que caracterizan a Mariano, nos juntamos en su despedida como un grupo de familiares y amigos que despiden a un ser querido que se marcha temporalmente. Los asistentes no esconden sus sentimientos de perdida y saben que van a echar mucho de menos al padre, al amigo, al compañero que se marcha; pero se alegran con el y por el y conversan y ríen y lloran y hacen chistes porque es tanto y tan inmenso lo que les une que no sienten esta perdida como algo definitivo; sino más bien como un hasta luego. Por eso todo se comparte de forma espontánea: las palabras, los recuerdos, los poemas y las canciones. Todo con la naturalidad de la vida misma. Consolando a las que están mas tristes, invitando a acercarse a los que están más alejados, tratando de romper la formalidad y estrechar el grupo, poniendo las manos y los ojos a repartir cariño y ternura.
Celebrábamos que Mariano se nos va y se nos queda, y esa aparente contradicción es una luz que, como una onda de infinitas probabilidades, nos consuela y nos alienta. 

Otra manera de expresar, agradecer y celebrar lo que nos acontece y vamos viviendo...Otra espiritualidad laica es posible y necesaria.
CCP de Granada.
"Solo quien ama tiene la aurora, solo quien sueña vence al olvido. El mar no muere, mueren las olas, el cuerpo pasa y queda el amor. Abrirá un día la primavera, entre sus flores me encontrarás. donde vive el deseo es donde vive la realidad..." Carlos Cano. Danzón del corazón: https://www.youtube.com/watch?v=cjHwtYoRSng
La Ola también es el Mar ....
"La vida no es algo que tenemos y podemos perder. SOMOS VIDA, y el engaño radical consiste en creernos separad@s o desgajad@s de ella. No somos un yo particular que tiene vida, somos LA VIDA que se expresa temporalmente en la forma de este yo particular".
http://www.enriquemartinezlozano.com/somos-la-vida-no-hay-lugar-para-el-temor/

PD: El pasado 23 de Julio murió Mª Luisa Sada, amiga y compañera de CCP en otro tiempo.

viernes, 15 de julio de 2016

Trabajo digno para una sociedad decente. Canción Manolo Copé. HOAC

Canción ♫ Trabajo digno para una sociedad decente

14 JULIO 2016 | POR 
Canción ♫ Trabajo digno para una sociedad decente
Presentamos este tema musical de la campaña “Trabajo digno para una sociedad decente” que la HOAC está desarrollando durante el año 2016 y 2017, que se cantará públicamente en el gesto público de Salamanca.
La Comisión Permanente de la HOAC encargó esta canción a Manolo Copé, cantautor y militante de este movimiento, para que fuera un soporte de la campaña que están desarrollando los militantes en las diócesis del país durante el este y el próximo año.
Para Copé, la composición de la letra ha supuesto una «relectura de materiales, documentos» para recoger las ideas luego plasmadas en la canción. Durante este proceso de elaboración, Copé señala que ha tenido presente tres realidades: la propuesta del papa Francisco en los encuentros con los movimientos populares«Tierra, Techo y Trabajo; la dimensión internacional, ya que el estribillo también está disponible en inglés: decent work for a decent society, decent work and people smile again (trabajo digno para una sociedad decente, trabajo digno y que vuelva a sonreír la gente); y la iniciativa “Iglesia por el trabajo decente” ya que se ofrece también para que pueda ser utilizada como material en las diócesis».
En la grabación de la canción participan en las voces Carmen Martínez, militante de la HOAC, Joel y Marta Copé. ManoMC en los teclados, guitarras, bajo y programaciones, y Carlos Rodríguez, en la trompeta.
Letra
Acoge, abraza, cuida, acompaña y lucha sin tregua
que a nadie falte trabajo, ni techo ni tierra.
Si lo tienes porque lo tienes, si no lo tienes porque lo quieres.
Si cada vez  es más indecente y si es precario nadie, nadie lo merece.
Y si no “vales” te quieren descartar de un sistema que va robando la dignidad.
Trato, trabajo y sueldo digno para poder disfrutar
del sueño que Dios tiene para toda, toda la humanidad.
Para el de aquí o la de afuera, todas y todos somos clase obrera.
TRABAJO DIGNO PARA UNA SOCIEDAD DECENTE
TRABAJO DIGNO Y QUE VUELVA SONREÍR LA GENTE
No, no puede ser normal que haya tantos, tantas, con tanta precariedad.
Miremos bien lo que haya cambiar así lo injusto podremos desechar.
Si hay quien explota y maltrata solo se cambia poniéndole solidaridad.
No, por más que insistan, no hay nadie de usar y tirar.
Sí hay otra manera, otro modo de ser, vivir y trabajar.
Necesitamos este mundo humanizar junto a quien quiera para poderlo transformar.
TRABAJO DIGNO PARA UNA SOCIEDAD DECENTE
TRABAJO DIGNO Y QUE VUELVA SONREÍR LA GENTE
Estable y con derechos. Digno, que de techo. Que sea igualitario y nos haga solidarios.
Que integre a quien no pueda. Que aleje la miseria, defendiendo la justicia,
desterrando la pobreza. Por eso cantamos…
Acordes y letra (pdf)
Créditos
Composición letra y música: Manolo Copé
Arreglos: ManoMC
Voz principal: Manolo Copé
Coros: Manolo Copé, Carmen Martínez, Joel Copé y Marta Copé
Teclados, guitarras, bajo y programaciones: ManoMC
Trompeta: Carlos Rodríguez Porcel.
Grabación, mezcla y masterización: ManoMC
Grabado en julio de 2016 en “La Casita”
de la Asociación de Cantautores la Explanada de Alicante.

La comensalidad de l@s discípul@s de Jesús. Bejamín Forcano y Rufino Velasco.

"Jesús se convierte en altar, víctima y sacerdote"

La comensalidad de los discípulos de Jesús

"El sacrificio de Jesús sostiene la celebración actual"

Benjamín Forcano y Rufino Velasco, 14 de julio de 2016 a las 09:05. Religión Digital.
 El sacrificio condiciona la desigualdad entre sus miembros con la división entre clérigos y laicos 
El sacrificio de Isaac/>

El sacrificio de Isaac

  • El sacrificio de Isaac
  • Iconografía del sacrificio
(Benjamín Forcano y Rufino Velasco).- Al comenzar este tema, confesamos que nos acompañan dos sentimientos importantes: primero, que no vemos que dentro de la cristiandad haya una disponibilidad general a entender la Cena de Jesús -que hoy llamamos Misa o Eucaristía- tal como El la vivió y nos la quiso transmitir. Y segundo que, de ser esto verdad, el reto que se nos plantea es enorme: cómo reintroducir en los ámbitos de la vida cristianas la visión originaria de Jesús.
Si uno está un poco familiarizado con la liturgia eucarística verá enseguida dos cosas: que es tema obsesivo el del sacrificio y el de que Jesús se convierte en altar, víctima y sacerdote. La Ultima Cena se reduce a "sacrificio", siendo Jesús la víctima santa e inmaculada , que nos redimió del pecado original y queda, por tanto, como víctima preparada por el Padre para la Iglesia.
Creemos que transcurre por ahí el meollo de la cuestión: la ideología de sacrificio. Y la pregunta inevitable entonces es ésta: ¿Si la Ultima Cena no es sacrificio, por qué y cómo se ha reducido históricamente a esa categoría? ¿Qué significa propiamente esa reducción? ¿Cómo habría que entenderla y qué reformas serían necesarias?
Cuatro consideraciones previas
1.La Cena pascual de Jesús
La pascua judía coincide con aquel mes de Nissan (Marzo-Abril) en que la naturaleza se libera de las cadenas del invierno y que el israelita asimila con la esclavitud , cadenas que los padres tuvieron que soportar en Egipto durante siglos.
Esclavitud y liberación son, pues, las piedras fundantes de Israel, una experiencia que requiere una continua travesía , de manera que ninguno olvide la alianza que Dios quiso establecer con un pueblo de esclavos. La cena pascual es la madre de todas las fiestas. El Exodo de Egipto indica la necesidad de una liberación permanente.
Jesús, en su pueblo de Nazaret, revivía cada año en familia esta fiesta de la liberación del Faraón. La celebran en casa, sentados, en torno a una mesa con parientes y amigos, con los elementos que les llevan a recordar la historia de la liberación. Tal comida no se celebraba en la sinagoga ni el templo, ni contaba con sacerdotes, ni con lecturas estandarizadas, gestos ritualmente definidos, hábitos o útiles "sagrados".
Hoy, sin embargo, la Eucaristía presenta una articulación estricta y meticulosa según el canon de cuanto en ella se desenvuelve. Y esto de manera uniforme, una y mil veces, por uno y mil sacerdotes, en todos los rincones de la tierra, y aunque se trate de una variedad infinita de personas, edades. situaciones, pueblos y culturas distintas.
La manera monóloga y ritualizada de entender la Eucaristía explicaría el hecho de que después de millones de Misas celebradas semanalmente en los cinco continentes, no acaezca nada nuevo en la sociedad, mientras la cena pascual de Jesús, teóricamente idéntica, ha marcado una vertiente en la historia de las religiones.
2.El Sacrificio de Jesús en el rito, clave de bóveda que sostiene el modo celebrativo de la Eucaristía actual
El concepto de sacrificio aplicado a la Eucaristía, subyace como base de un proceso histórico de la Iglesia, que condiciona la desigualdad entre sus miembros con la división entre clérigos y laicos y la sacralización de un poder destinado a mantener un orden y clases sociales.
Basta con recordar algunos textos del Magisterio elesiástico hasta el concilio Vaticano II: La comunidad de Cristo no es una comunidad de iguales, en la que todos los fieles tuvieran los mismos derechos, sino que es una sociedad de desiguales" (Constitución sobre la Iglesia, Vaticano I, 1870). - Por su misma naturaleza, la Iglesia es una sociedad desigual con dos categorías: la jerarquía y la multitud de fieles; sólo en la Iglesia Jerarquía reside el poder y la multitud no tiene más derecho que el de dejarse conducir y seguir dócilmente a sus pastores" (Pio X, Vehementer, 12.)
Estas ideas han arraigado profundamente en la cristiandad. Tan profundamente que aún hoy son guía y criterio de muchos.
La Cena del Señor centro de la liturgia de la Iglesia
1º) La Cena de Jesús como sacrificio
El concepto de sacrificio reaparece como centro de la oración de la liturgia. He aquí tan sólo unos textos: -"Oh Señor, que te sea agradable nuestro sacrificio que hoy se cumple delante de ti" .-"Padre clementísimo, te suplicamos que aceptes estos dones, este santo e inmaculado sacrificio".- "En este sacrificio, oh Padre, nosotros tus ministros y tu pueblo santo, celebramos el memorial de la santa pasión del Cristo tu hijo". -"Mira con amor, oh Dios, la víctima que tú mismo has preparado para la Iglesia" (SC, 7)."Orad, hermanos, para que este sacrificio, mío y vuestro, sea agradable a Dios Padre todopoderoso".
El mismo concilio Vaticano II recoge esta tradición, aun cuando luego la modifique y enriquezca profundamente: "Nuestro salvador, en la última Cena, instituyó el Sacrificio Eucarístico de su Cuerpo y Sangre, con que perpetuara por los siglos , hasta su vuelta, el Sacrificio, memorial de su muerte y resurrección, y así confiara a su esposa, la Iglesia, el memorial de su muerte y resurrección; signo de unidad, vínculo de caridad , banquete pascual, en el cual se come a Cristo" (SC, 47).
2º) La interpretación dada a la Cena como sacrificio
Admitamos que la Ultima Cena sea un Sacrificio, ¿pero en qué sentido?
La historia de lo que le ocurrió a Jesús es muy simple: El es un profeta, se opone a toda ley inhumana, repudia el rumbo exhibicionista de una religiosidad interesada en las apariencias, propone una nueva imagen de Dios como Bondad sin fín y sin discriminaciones, ataca el objeto más sagrado para el israelita, el Templo, asociado a mercado y cueva de bandidos, hace el bien en modo y tiempos no oficiales, atestigua con autoridad que en el Reino del Padre entran primero los samaritanos que los fariseos, las prostitutas primero que los justos, los que han padecido primero que los que han gozado, los bondadosos de corazón primero que los poderosos, los operadores de la paz y de la justicia primero que los mojigatos que sacrifican animales.
Ciertamente, Jesús no dice que va a morir por los pecados del mundo, sino que es espiado, perseguido y condenado por blasfemo y sedicioso. Se ha hecho hijo de Dios y es un revolucionario político que pone en peligro la legitimidad del Gobenador romano. Y, para estos casos, las autoridades reservan la crucifixión.
3º) El sacrificio de los fieles
La ideología del sacrificio deforma ciertamente la figura histórica de Jesús y también de los congregados en su nombre en la asamblea de los fieles.
En la Cena última, Jesús trata de que los discípulos aprendan a hacer lo que él hizo, volviéndose disponibles y serviciales para que otros se beneficien. Es una cena pedagógica, internamente estimuladora.
La Eucaristía de hoy es, por lo general, impositiva, hay que limitarse a escuchar, repetir y hacer mecánicamente cuanto está reglamentado. La relación entre el sacerdote y la asamblea es vertical. Un único actor en escena, varón y ordenado, célibe, sentado sobre un trono, separado de los "súbditos", y detrás del altar sacrificial, incapaz de intercambiar con los otros sus experiencias, por lo que lógicamente acaban por sentirse extraños los unos a los otros. La imagen del celebrante arriba y de los fieles abajo, visibiliza la separación de ambos polos. A través del rito se sanciona, en nombre de Dios, la disyunción irreparable entre quien retiene el poder de la palabra y quien está privado de ella; entre quien ordena y obedece; entre quien está sobre y quien está abajo; entre quien está sentado en un trono y quien es siervo.
5º) ¿Tran-sustanciación del pan o de los cristianos?
Primero. El concilio de Trento es taxativo: "En la Eucaristia, después de la consagración del pan y el vino, Jesucristo se contiene verdaderamente, realmente y sustancialmente bajo la apariencia de esas cosas sensibles".
Son dos las condiciones para que Jesús descienda a la Asamblea: 1.Que esté la materia (pan y vino de uva). 2.Y que haya un celebrante (ordenado, célibe y varón).
Si el sacramento no es administrado por un sujeto "ordenado" tal sacramento no se da. Paradójicamente, la Misa es nula si se celebra por una comunidad reunida en nombre del Señor pero sin un sacerdote. Y es válida si se celebra por un célibe "consagrado" de una forma absolutamente privada.
En buena lógica, es así: si la Eucaristía es sacrificio y no Cena en recuerdo del Nazareno, entonces puede bastar el celebrante-sacrificante, dado que los sacrificados no tienen ninguna importancia. Una misa, en esta perspectiva, se considera válida aun con ausencia de los fieles. Un poco como si Jesús hubiera celebrado la "Cena de pascua" en soledad monacal. Queda así desfigurada la memoria de la Cena del Señor.
Cuando, sentado a la mesa, Jesús toma el pan y el vino y dice a sus amigos: cuando os reunáis en mi nombre, haced memoria de mí, de lo que ha sido mi vida y mi proyecto, salid dispuestos a perpetuar esta mi forma de vida, mi forma de entender a Dios y de trataros los unos a los otros: "También vosotros debéis lavaros los pies unos a otros, como yo os los he lavado".
Segundo: Se trata, por tanto, de saber no cómo ni cuándo se verifica la trasformación de la sustancia del pan y del vino en la del cuerpo y de la sangre del Señor, ni quién tiene autoridad para hacerlo, ni vivir pendientes de si la transustanciación se ha realizado en las condiciones debidas y si bajo la apariencia externa del pan y del vino está Jesús realmente y podemos adorarlo permanentemente.
A Jesús, no le interesa mínimamente modificar de un modo omnipotente un trozo de pan, ni que los fieles de medio mundo se reúnan para un rito semanal sin modificar la propia existencia. En continuidad con los profetas, recuerda que el Padre odia los sacrificios y le agradan sólo las plegarias seguidas de una cuidadosa atención hacia los necesitados y excluidos, porque ´La santidad habita en quienes de verdad escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica´" (Lc, 11, 27-28).
De la vida de Jesús es difícil deducir que tuviera mucho interés en que la hostia estuviera consagrada por un erudito representante. Su invitación es que los discípulos se saluden, se hablen con sinceridad, estén ligados con vínculos de amistad. Que sean una prolongación de la naturaleza amorosa de Dios.
Tercero: Si a base de repetir el rito del Sacrifico llegamos a convencernos de que ya estamos redimidos, en lugar de examinar en qué medida estamos cumpliendo su mandato "En esto conocerán todos que sois discípulos míos en que os amáis unos a otros", no es difícil entonces concluir que nuestras eucaristías pasan a ser una idealización del amor, sin sospechar que a lo mejor estamos traicionando el sentido original de la eucaristía, pues en lugar de unidos, nos sentimos extraños; en lugar de pan para compartir una Cena asistimos a un sacrificio; en lugar de pan para compartir sólo hay "hostias" preparadas industrialmente; en lugar de presentar y distribuir bienes sólo se alcanza a dar alguna limosna.
Pese a esta constatación, el clero sigue validando la celebración de la Eucaristía sin que se cuestionen la necesidad de renovarla (cfr. SC, 11,14, 21,37).
Con razón escribe José Antonio Pagola: "La crisis de la misa es, probablemente, el símbolo más expresivo de la crisis que se está viviendo en el cristianismo actual. Cada vez aparece con más evidencia que el cumplimiento fiel del ritual de la eucaristía, tal como ha quedado configurado a lo largo de los siglos , es insuficiente para alimentar el contacto vital con Cristo que necesita hoy la Iglesia.
El alejamiento silencioso de tantos cristianos que abandonan la misa dominical, la ausencia generalizada de los jóvenes, incapaces de entender y gustar la celebración, las quejas y demandas de quienes siguen asistiendo con fidelidad ejemplar, nos están gritando a todos que la Iglesia necesita en el centro mismo de sus comunidades una experiencia sacramental mucho más viva y sentida. Sin embargo, nadie parece sentirse responsable de lo que está ocurriendo.
Somos víctimas de la inercia, la cobardía o la pereza. Un día, quizás no tan lejano, una iglesia más frágil y pobre, pero con más capacidad de renovación , emprenderá la transformación del ritual de la eucaristía, y la jerarquía asumirá su responsabilidad apostólica para tomar decisiones que hoy no nos atrevemos a plantear".
La misa no es un sacrificio
1.¿Qué es lo que caracteriza el sacrificio de culto?
El que ofrece el sacrificio a la Divinidad pretende ofrecerle un bien, grangearse su favor, hacerle intervenir en su provecho o aplacarle por crímenes cometidos. "Sacrificar es ofrecer algo a la Divinidad como don y, por consiguiente, perder lo que se ofrece, pero siempre bajo el principio del do ut des, te doy par que tú me des, es decir, para ganar algo, para recibir algo mejor que lo que se ha ofrecido o perdió. Y esto que es mejor es la ayuda de la Divinidad, su favor, su perdón" ( Roger Lenaers, Otro cristianismo es posible, Ed. Ab-yayala, , 2088, p. 186).
Quien procede así con la Divinidad es porque cree que a Dios le falta algo y se lo quiere dar. ¿Le ofrecemos a Dios un sacrificio porque es ávido de cosas materiales: animales, oro, plata, joyas, vino, aceite, incienso, etc. o más bien porque queremos demostrar su reconocimiento supremo dando o destruyendo en su honor lo que poseemos?
El sacrificio de expiación serviría para aplacar a un Dios que se siente enojado. Si Dios es justo y obra según razón y derecho, ¿qué es lo que lo que esperamos cuando le ofrecemos sacrificios de intercesión: que cambie, que revoque algo que no nos conviene, que se deje sobornar...?
Resulta extraño que estas prácticas hayan calado en la comunidad cristiana, contra la imagen que Jesús nos da de Dios. Jesús fue crítico con el culto sacrificial: "Misericordia quiero y no sacrificio" (Mt 9,13). "A pesar de ello, una manera de pensar y de hablar cercana a la sacrificial no sólo revivió con fuerza en la Iglesia y penetró toda la piedad, sino que se impuso como interpretación oficial y exclusiva incluso de la muerte de Jesús, así como del culto central de los cristianos, la eucaristía. Esta interpretación de la muerte en cruz de Jesús y de la eucaristía creció íntimamente unida con la tradición cristiana y por eso pretende ser valedera" (Idem, p. 189).
2. La Eucaristía no es el sacrificio de la cruz
La muerte de Jesús no se la puede seguir interpretando como un sacrificio y menos como un sacrificio de expiación y , sin embargo, todavía se presenta la sangre de Jesús como un precio de rescate exigido por Dios.
El concilio de Trento interpreta la eucaristía como la representación del sacrificio de la cruz y aún, en el mismo Vaticano II, se nos dice que Jesús está presente en el sacrificio de la Misa: "Cristo está presente en el Sacrificio de la Misa "(SC, 7); "Los trabajos apostólicos se ordenan a que todos participen en el Sacrificio y coman la cena del Señor" (Idem, 10).
3. Seguimos con la idea de la Misa como sacrificio
Creemos, en primer lugar, que debemos comenzar por abandonar el lenguaje de sacrificio tan presente en nuestra liturgia y hay que introducir otras interpretaciones más válidas y con otras palabras. Se puede. La eucaristía no es la representación incruenta del sacrificio de la cruz y que tiene un valor infinito. Porque si es un una representación, no es un sacrificio verdadero. Y si es una representación, tampoco se lo vuelve a hacer presente, pues un hecho histórico es irrepetible. La muerte de Jesús ni se repite ni se la sustituye.
En segundo lugar, la eucaristía no es sacrificio porque ni hay víctima (la cual sería Jesús) ni él es el sacerdote que la inmola (sería autinmolación). Jesús es víctima, ciertamente, pero "víctima de la alianza entre la razón del Estado romano y el odio de la Casta sacerdotal judía".
En tercer lugar, ¿cuál pudiera ser el sentido de repetir constantemente un sacrificio de un valor infinito? ¿Es de valor infinito y se limita a liberar las almas del purgatorio? ¿En qué consistiría su eficacia infinita?
Cuando decimos ofrecer este sacrificio a Dios, ¿qué es lo que sacrificamos? ¿Queremos reafirmar que es Jesús mismo quien se sacrifica y pedimos a Dios que lo acepte? ¿Pero no lo aceptó ya ? ¿Vamos a regalar algo a Dios cuando El nos ha regalado todo? "Todo el ámbito semántico del sacrificio se nos ha vaciado de contenido y tal lenguaje no puede ser auténtico". (Roger Laeners).
Hablemos , pues, de la eucaristía, pero desde otra interpretación. "La última Cena es el aspecto privilegiado en el que Jesús , ante la proximidad de su muerte, recapitula lo que ha sido su vida y lo que va a ser su crucifixión. En esa Cena se concentra y revela de manera excepcional el contenido salvador de toda su existencia: su amor al Padre y su compasión hacia los humanos, llevado hasta el extremo. Por eso es tan importante una celebración de la eucaristía. En ella actualizamos la presencia de Jesús en medio de nosotros. Reproducir lo que él vivió al término de su vida, plena e intensamente fiel al proyecto de su Padre, es la experiencia privilegiada que necesitamos para alimentar nuestro seguimiento a Jesús y nuestro trabajo para abrir caminos al Reino. Hemos de escuchar con más hondura el mandato de Jesús: "Haced esto en memoria mía" (José Antonio Pagola).
En la Misa hacemos memoria de Jesús y, con él y como él, tratamos de realizar juntos nuestro compromiso por la unidad, la justicia, la fraternidad, el amor, el cuidado por los más pobres. Y tomamos aliento de la vida de tantos seguidores suyos, recordando su vida, testimonios y enseñanzas. Y esa memoria resulta inquietante, subversiva, comprometedora.
Cuando el Concilio se propuso la reforma de la liturgia, era consciente de que en la Liturgia se habían adherido muchos elementos históricos inapropiados, y así trató de procurar una reforma que hiciera comprensible la liturgia al pueblo, para lo cual era prioritaria la educación litúrgica del clero. Y señaló como contrarias a esa reforma una pretendida uniformidad en la liturgia que no respetara las cualidades peculiares de las distintas razas y pueblos, la negación de variaciones y adaptaciones legítimas a cada lugar, así como que los cristianos asistieran a la misa como extraños y mudos espectadores.
Eucaristía final. Encuentro de CCP-Andalucía. Torrox Noviembre 2015.
Epílogo: recuperar el único y común sacerdocio de Jesús
Tras dos mil años de historia, la Iglesia de Jesús ha seguido sus huellas, nunca perdió su razón de ser, que era vivir y anunciar el Reino de Dios, - el proyecto de Dios Padre- para fundar una familia universal, de hermanos, viviendo en igualdad, justicia, solidaridad y paz.
Lo que en un principio expresó y aseguró este proyecto, fue la vida misma de Jesús, libre ante otros proyectos, judíos y paganos, que lo desnaturalizaban con jefes, leyes, ritos y costumbres que establecían clases, desigualdades, discriminaciones y privilegios entre unos y otros.
1.Jesús no vino a encuadrar su vida bajo el marco de ningún poder religioso o civil, que lo pudieran apartar del Reino de Dios. Anunciaba lo más sencillo y primordial: todos éramos criaturas humanas, hechura de Dios, iguales en dignidad, valor, derechos y corresponsabilidad.
2.Esta igualdad primordial se desvaneció poco a poco apelando al mismo Dios, estableciendo entre El y la Sociedad una mediación sacerdotal, elevada a clase superior, dotada con poderes especiales sobre los demás, y que los diferenciaba esencialmente.
3.Jesús , con su vida, estableció otro camino para conocer, tratar y llegar a Dios. No exhibió títulos, cargos u honores que lo colocasen por encima de nadie, por eso no dejó de ser lo que era, un ser humano -el hijo del hombre por excelencia- igual que todos, un laico o ciudadano normal, que se proponía reivindicar lo que en las instituciones religiosas y civiles, respaldadas o no por Dios, aparecía en gran parte pospuesto y despreciado: el valor sagrado de todo ser humano y, en especial, de los que menos contaban para el Sanedrín y el Imperio: los empobrecidos y marginados. Esa iba a ser su preocupación básica, no permitir que a nadie se le arrebatase esa su dignidad y se lo sometiera a ninguna opresión o discriminación, por ser, precisamente los más necesitados y desfavorecidos, los preferidos de Dios.
4.Gran parte de la evolución de la Iglesia reposa sobre la extraña e histórica división que en ella se hizo entre clérigos y laicos, razón para justificar que la Iglesia es una sociedad de desiguales. Urge, por tanto, volver a la comensalidad fraterna, igualitaria y servicial de la Eucaristía para recuperar el significado auténtico del sacerdocio de Jesús, común y propio de todos sus seguidores y entender que la comunidad eclesial, toda ella es sacerdotal, y es ella la que en cada momento y situación debe determinar las tareas o ministerios que le incumben.
5.Para llevar a cabo esta su misión, él no fue ni se hizo llamar sacerdote al estilo judío ni de otra religión oriental. El iba a fundar un nuevo sacerdocio, más adecuado a la voluntad y modo de ser de Dios: desvivirse hasta el extremo para que nadie fuera menos que nadie, que nadie fuera esclavo, pobre, subordinado de nadie. Y, en su coherencia, le tocó enfrentarse con los guardianes del poder religioso y civil, que le exigían dejar de lado su "heterodoxia", su manera revolucionaria de presentar a Dios como Padre y valedor de los más pobres, demoledor a la par del poder, la soberbia, hipocresía y privilegios de los que decían representarle. Si algo se declaraba él era ser misericordioso y servidor de los más pobres, de los últimos. Su destino -obviamente- aparecía irremisible: sería crucificado.
6.Jesús, tras dejar expuesto y realizado en sí el plan de Dios, -su Reino, su proyecto- convocó a otros a que le siguieran e hicieran lo mismo. Y se lo dijo, después de vivir y ser acompañado por ellos, con entrañables palabras en la Cena de despedida: "Cuando os reunais en mi nombre, haced todo esto en memoria de mí". Que ese reuniros para compartir el pan y el vino, en una misma mesa, sirva para recordar el camino que con vosotros he recorrido, las enseñanzas que os he dado, aquello por lo que yo he vivido , luchado y por lo que he sido odiado, perseguido y crucificado. Sólo así seréis comensales míos, auténticos comensales de la cena a mi lado hoy celebrada, y podréis transmitirla a otros muchos que quieran hacer suya nuestra causa: el Reino de Dios.

miércoles, 6 de julio de 2016

Teología Cuántica. Gonzalo Haya. Implicaciones espirituales de la nueva física. Reseña del libro de Diarmuid O’Murchu, de la editorial Abya Yala, colección Tiempo axial. Quito 2014

TEOLOGÍA CUÁNTICA

Escrito por  i
Implicaciones espirituales de la nueva física. Reseña del libro de Diarmuid O’Murchu, de la editorial Abya Yala, colección Tiempo axial. Quito 2014
Presentación
No es snobismo; quizás un título un poco exagerado. Nuestros conceptos son abstracciones obtenidas de la experiencia del mundo que nos rodea; si nuestra experiencia del mundo cambia, también cambiarán los conceptos con los que elaboramos la interpretación de nuestra experiencia espiritual.
La física cuántica está cambiando nuestra comprensión de los últimos elementos de la realidad, aunque todavía no llega a explicar las experiencias más habituales del macrocosmos; pero la última realidad es precisamente el objeto de la metafísica y de la experiencia espiritual, por eso la teología cuántica se inspira en la nueva física, y encuentra mejor explicación que en la física mecanicista. Esta sería en el fondo la justificación que ofrece O’Murchu para esta tendencia que denomina como Teología cuántica.
No creo que esta teología cuántica sea consecuencia lógica de los principios de la teoría cuántica; más bien encuentra en ella una explicación o soporte para interpretar la experiencia espiritual. O’Murchu incluso invita a estimular la imaginación para descubrir nuevas posibilidades en la comprensión del Misterio que nos sobrepasa.
En este libro convergen dos vertientes  la física cuántica y el despertar místico. Nos aventuramos por caminos en parte inexplorados, nos atrevemos a soñar.
Una nueva visión siempre es vista como amenaza para el status quo. El espíritu sopla donde quiere.
Creo que un adulto comprometido con la cultura y la sociedad actual debe al menos conocer estas nuevas interpretaciones de la teología para vivir su espiritualidad de una manera congruente con su cultura.
Me gustaría ofrecer aquí un amplio resumen de este libro (que creo está agotado), pero no puedo trasladar a los lectores ni los numerosos testimonios científicos que menciona ni el estilo sugerente de su exposición. Me limitaré a exponer en forma simplificada los principios correspondientes de la teoría cuántica y las orientaciones paralelas de la teología cuántica. Lo presentaré en dos niveles, primero una SÍNTESIS que sirva como “Informe de gestión” para formarse una idea general sobre el tema; después, para un mejor conocimiento, el  DESARROLLO  de la Teología cuántica de O’Murchu.
1. SÍNTESIS
1.1 Principios científicos
· El modelo clásico: Se basa enel principio de causa y efecto; es determinista; reduccionista (el todo es igual a la suma de sus partes, y éstas funcionan independientes); racional (exclusivamente método lógico y científico); y pretende una objetividad total (independiente del sujeto que lo analiza). Puede plasmarse en el exacto funcionamiento de una máquina, de un reloj.
· La teoría cuántica: toma las aportaciones de Einstein: relatividad, interdependencia de las partes, continuum espacio-tiempo, conceptos de energía-masa, y de la fuerza de gravedad como atracción mutua de todas las masas. Posteriormente la teoría cuántica ha desarrollado algunas propiedades que han servido como orientación a esta nueva teología: las radiaciones de luz o calor se emiten mediante paquetes de energía (“cuantos”); pueden estar en más de un lugar al mismo tiempo (propiedad de onda); son haces de ondas que, al observarlos, se manifiestan en corpúsculos (colapso de la onda); se producen saltos cuánticos (el objeto deja de estar aquí y se manifiesta en otra parte), y ejercen una acción a distancia sobre su par gemelo.
En la segunda parte de esta presentación -Desarrollo de la Teología cuántica- se hace referencia a otros progresos científicos que le sirven de orientación: fractales, holograma, campos de influencia, quarks, los agujeros negros, la teoría del caos, el proceso epigenético,  y los difíciles equilibrios del oxígeno, de las partículas y anti-partículas, de la masa del protón y del neutrón, de las fuerzas de gravedad y electromagnética, y de la formación del carbono, todos ellos interdependientes.
· Consecuencias
Estas conclusiones científicas llevan a un nuevo planteamiento epistemológico que podemos resumir con las siguientes características.
· Trascender la objetividad externa; el flujo de energía constituye la esencia de la realidad;coexistencia simultánea de varias posibilidades; nada tiene sentido de forma aislada; la realidad supera nuestra capacidad de comprensión en esta fase evolutiva; el observador influye sobre lo observado. Todo está afectado por todo lo demás.
· La relación causa-efecto ha sido sustituida por la de relación, interdependencia y conectividad. El determinismo ha sido sustituido por la probabilidad. Contra el reduccionismo se afirma que el todo es indivisible y es mayor que la suma de sus partes.  La materia es energía, y tiende a la auto-organización y a la auto-regeneración; el caos es la forma propia de ser, de evolucionar; no estamos en un cosmos, sino en una cosmogénesis.
1.2 Principios de la teología cuántica (simplificados para mayor claridad)
Anticipamos aquí los principios que el autor deduce de su análisis de los principales temas que preocupan a una teología acorde con la cultura actual.
· La teología debe ser una reflexión sobre la espiritualidad
El pensamiento teológico no debe reducirse a una religión; es una búsqueda humana de sentido, teniendo muy en cuenta la sabiduría de todas las culturas y religiones.
· El todo es una energía creativa (ver 2.1)
Dios no es superior ni externo al orden creado; el potencial creativo emerge desde dentro del cosmos; Dios –la realidad última, la energía creadora- co-crea con el proceso evolutivo. (Espinoza ya había propuesto Deus sive natura).
· El todo es más que la suma de las partes, y éstas están interrelacionadas (ver 2.2-4)
El todo es más que la suma de las partes y está contenido en cada parte. Éstas no pueden entenderse independientemente. Dios es relación y el ser humano no puede entenderse individualmente sino en relación y en su integración en el todo mayor del universo.
· La narración es la expresión verbal del proceso evolutivo (ver 2.5)
El sentido último está imbuido en el relato más que en una explicación conceptual o en cada hecho concreto, porque la creación evolutiva en sí misma es el relato en que Dios se revela. Las tradiciones religiosas son expresiones simbólicas de un relato mayor, que necesitan ser reinterpretadas en consonancia con el conocimiento de ese relato evolutivo.
· El proceso evolutivo integra necesariamente el lado oscuro de la realidad (ver 2,6-7)
El espacio vacío está cargado de energía; la destrucción y la absorción son la precondición para la expansión del universo; la ruptura del equilibrio forma parte del proceso de renovación. La redención es cósmica y personal; integra la oscuridad, la nada y el caos de nuestro mundo, como prerrequisitos para la creatividad y la transformación. La sombra es una fuente de creatividad cuando nos comprometemos con ella y la integramos en el flujo de la vida. Necesitamos superar el pecado estructural, que resulta destructivo en el proceso evolutivo.
· Nuestro destino es la búsqueda de la iluminación y el triunfo del bien (ver 2,8-9)
Nuestro destino final, tanto acá como en la eternidad, es la iluminación, y el triunfo último del bien. Somos innatamente espirituales pero necesitamos una maduración adecuada.
Los conceptos de principio y final, y de resurrección, son mitos para dar sentido a nuestro destino infinito en un universo infinito. La muerte no es un final sino una manera de existir más holística. Las grandes religiones describen un proceso de nacimiento-muerte-resurrección. Es improbable que los humanos podamos superar la extinción que se avecina, pero la vida humana puede resurgir capacitada para compartir la nueva etapa evolutiva.
· El amor es una fuerza de vida interdependiente (ver 2.10)
El amor es el origen y la meta de nuestra búsqueda de sentido, engendra siempre formas de vidas superiores y esta cualidad es superior a la de la supervivencia del más apto.
Dios es una presencia relacional dentro del mismo proceso creativo de la evolución; su encarnación exige una nueva relación con los cuerpos a través de la ternura sexual, la justicia compasiva y la amistad altruista.
2. DESARROLLO DE LA TEOLOGÍA CUÁNTICA  
2.1 El todo es una energía creativa
· La energía es movimiento y expansión. La vida está sustentada por una energía creativa, benigna, que se expresa con movimiento, ritmo y pautas. Nuestro punto de partida no es Dios, sino nuestra experiencia del mundo percibido por la imaginación cuántica.
· Inicialmente la teología se expresó mediante mitos, que pretendían transmitir ideas y valores fundamentales, plasmándolos en narraciones fabuladas. La religión formal es tardía en la evolución espiritual y adoptó un sistema oficial de creencias, expresadas de forma racional.
la danza es una metáfora adecuada del proceso energético; es movimiento y energía, frecuentemente caótico, pero con ritmo, patrón e interconexión. En las religiones primitivas la danza era el medio de comunicarse con la fuente última. La músicaes como el pulso de la creación, y ha sido una experiencia humana desde la más remota antigüedad. La ciencia actual, con la teoría de las supercuerdas, se hace eco de  la energía original de la música.
· La teología cristiana debe ocuparse especialmente de la interpretación de las Sagradas Escrituras. La teología cuántica tiene en cuenta la teoría cuántica y los aportes de las nuevas orientaciones de la teología feminista, teología de la liberación, de la creación, y del pluralismo religioso.
2.2 El todo es más que la suma de sus partes.
· El holón es un todo que forma parte de otro todo superior, y que muestra dos tendencias: interioridad para preservar su autonomía, y comunión, que lo integra al todo superior. Toda criatura viva es un holón que no se entiende sin el holón superior.
· La teología tradicional separa al todo de sus partes y analizan al mundo como un objeto dividido en partes. Las religiones antiguas consideraban el universo como un sujeto vivo en el que los hombres se sentían integrados. Ningún sistema científico o religioso puede comprender la totalidad. La energía creativa está dentro, no fuera del cosmos. El cosmos fluye en un despliegue evolutivo. Nosotros somos un elemento dentro de esta evolución, recibimos nuestra existencia del todo al que pertenecemos, no podemos competir con otras partes de ese todo sino cooperar con ellas.
· La teología cuántica desea trascender las corrientes dualistas. La teología tradicional engendra ideología. El todo es dinámico, es mayor que la suma de sus partes, pero está contenido en cada una de sus partes y por eso se supera el panteísmo. (La ola es el mar, según la metáfora de Willigis Jäger). El todo rebasa nuestra capacidad de comprensión, y no puede ser encerrado en dogmas o credos. 
2.3 Las partes están necesariamente interrelacionadas
· Tenemos un horizonte de pertenencia. Una de las ilusiones más dañinas es nuestra tendencia a mirar (y entender) las cosas aisladamente. Por el contrario, la vida se experimenta en paquetes de experiencia (quantas). No podemos considerar el universo como objetos aislados, sino como nuestra esfera de pertenencia en la que tenemos que integrarnos.
Los campos de influencia son los sistemas dentro de los cuales las relaciones emergen y crecen, son horizontes de permanencia, dotados de creatividad y auto-organizaciónque crean un sentido de uniformidad; no están limitados al espacio o el tiempo, tienen una cualidad holística y permiten la acción a distancia. Los campos presentan continuidad (memoria colectiva de las especies) pero también cambios, debidos a la cooperación interactiva de varios campos (resonancia de campos), que crean nuevos patrones de conducta (experimento de los monos de Koshima). El ejemplo más conocido es el inconsciente colectivo de Jung.
· El hombre no puede entenderse sin su integración en la evolución del universo,como ya lo consideraban las religiones primitivas. La creación es un proceso evolutivo, con una interacción incesante divino-cósmica, básicamente positivo, que integra los dualismos de orden y desorden, de azar y creatividad, de luz y de sombra. En el proceso evolutivo co-participan todas las criaturas; la revelación es continua y no se puede encerrar en ninguna religión o sistema cultural. Para responder a nuestra entidad de personas en relación, necesitamos auténticas experiencias eclesiales y sacramentales, sin caer en rituales que demandan una estricta observancia legal.
La revelaciónno debe entenderse como una manifestación clara y definitiva de Dios, sino como un patrón innato que ha ido evolucionando en sus manifestaciones concretas, adaptadas a la influencia de otros campos biológicos y culturales. La creación es el libro principal de la revelación de Dios. El Espíritu Santo puede ser entendido como una influencia de campo.
2.4 No somos seres aislados
· Los elementos más pequeños de la realidadlos últimos ladrillos de la construcción del mundo- no son los átomos aislados e indivisibles. Los descubrimientos han llegado hasta los quarks,pero éstos no han podido ser aislados,sólo se manifiestan en relaciones (en díadas o tríadas) y se mueven en la dualidad partícula-onda. La naturaleza está compuesta de patrones de energía interrelacionados, y no de bloques aislados.
· La más antigua sabiduría ya había observado que todas las cosas están en relación e interdependencia. El cristianismo ha elaborado el misterio de la Trinidad, la naturaleza esencial de Dios es una relación de interdependencia. Dios es amor, el concepto de Iglesia se centra en la comunidad, el bautismo es un rito de entrada en esa comunidad, la eucaristía es –en su origen- una comida en común. Una trinidad se encuentra también en el hinduismo, budismo, zoroastrismo, y otras religiones. El monoteísmo surgió con la revolución agraria como un modo de dominar sobre otros pueblos. Nuestra cultura ha sobredimensionado el individualismo; la Declaración Universal e los derechos humanos se centra en el individuo más que en la sociedad. Somos demasiado racionales, hemos perdido la capacidad de relacionarnos holísticamente. Buscamos seguridad personal en vez de fraternal comunión.

2.5 La narración es la mejor expresión verbal del proceso evolutivo
· El origen del universo. La hipótesis Gaia, hace un análisis detallado de la inmensa complejidad de combinaciones, y de la exacta precisión que éstas requieren, para el equilibrio del universo y la producción de la vida, y pone de manifiesto la capacidad de auto-organización del universo. Para su existencia es imprescindible mantener los equilibrios del oxígeno, de la sal, de las partículas y anti-partículas, de la masa del protón y del neutrón, de las fuerzas de gravedad y electromagnética, y de la formación del carbono, y todos estos equilibrios son interdependientes. Esta capacidad de resiliencia no parece posible por mero azar, y ha llevado a destacados científicos a pensar en un organismo vivo, que sabe lo que sucede y lo que tiene que hacer para mantener su metabolismo. Ya la sabiduría ancestral había reconocido a nuestro planeta como la Madre Tierra.
El autor rechaza el principio antrópico. Algunos científicos creen que el universo no existe hasta que lo observamos, otros en cambio defienden que existe un mundo objetivo. El universo ha existido millones de años sin nosotros, y quizás llegue a superarnos en su proceso evolutivo.
· Implicaciones teológicas. La teología ha tardado en admitir la evolución y ha tenido que aceptar la cosmología como el centro de su reflexión. El contexto lleva a buscar el sentido, y a Dios desde dentro del universo, no desde fuera. Dios co-crea juntamente con el proceso evolutivo. Somos parte de un todo y no podemos entenderlo, sólo podemos observarlo (contemplarlo); somos el sistema nervioso del planeta, la dimensión consciente del universo, narradores de la historia sagrada cosmológica. No somos los dueños ni los administradores del planeta, más bien nos hemos convertido en una anomalía cósmica que amenaza al planeta, pero Gaia continuará con nosotros o sin nosotros.
· La narración es la herramienta más dinámica y versátil para explorar el sentido del misterio. Tanto la ciencia como la teología son producto de la historia. Las narraciones despliegan la imaginación. La metáfora expresa mejor que las leyes científicas lo que la ciencia encuentra hoy en la naturaleza, porque nos invita a imaginar más allá de nuestros dualismos. Hemos dado un significado literal a un relato que no había sido pensado literalmente  (la creación, nacimiento virginal, las parábolas). La Biblia, y los grandes textos sagrados, son un relato, no un registro cerrado de acontecimientos. La pedagogía de Jesús consistía en contar historias (parábolas). En nuestra interpretación le hemos restado importancia al contexto narrativo y su llamada al cambio. Las parábolas son historias de transición con la intención de perturbar y desafiar a los que las escuchan, y motivarlos a adoptar una forma radicalmente nueva de comprometerse con el mundo y con el llamado de los tiempos.
· El mito central del relato cristiano es el Reino de Dios. Se trata de una historia, no de un dogma, con un significado universal y práctico, el de establecer unas relaciones sociales en este mundo. Las Iglesias han perdido contacto con la agenda del Reino y alienan a su público potencial. Toda sabiduría religiosa o científica tiene su repertorio de historias que remiten a un ethos más global y universal que los hechos narrados.
· Interpretando los textos sagrados. Nuestra interpretación requiere símbolos y rituales que nos comprometan con su sentido mítico y arquetípico. Las personas frecuentemente recurren  al modo no verbal (arte, danza, música) para expresar lo que les está sucediendo por dentro, como hicieron en las primeras culturas. Ante los textos sagrados necesitamos una actitud de escucha, abierta no a uno sino a varios significados. Usar los textos sagrados para conservar un sentido monolítico del pasado puede socavar el compromiso humano con el mensaje y el poder de la narración. Lo que realmente nos salva de la idolatría de la letra es la libertad y el desafío de la interpretación.
2.6 El proceso evolutivo integra necesariamente el lado oscuro de la realidad
· Los agujeros negros. Son el resultado del colapso de estrellas sobre ellas mismas, son calientes y blancos, pueden ser la fuerza mayor que determina la formación y la velocidad de rotación de nuestra galaxia. El espacio vacío está cargado de energía; según Hawking en su interior electrones y positrones se destruyen mutuamente, pero antes es posible que una partícula sea atrapada por la gravedad y la otra escape hacia el espacio universal, de este modo el agujero “se evapora”; la destrucción y la absorción son la precondición para la “evaporación” de otras partículas. También en la mística la abnegación es la precondición para la iluminación. Con el tiempo el orden del universo absorberá el desorden del agujero negro.
· La teoría del caos. En la ciencia clásica se asociaba el caos a la casualidad; ahora, en los sistemas caóticos observamos patrones ocultos. En los sistemas caóticos se ha observado una creciente bifurcación de su comportamiento hasta llegar a una infinidad de posibilidades. Parece que el caos tiene características universales, constantes en valores numéricos, que pasan por etapas de alteridad previas a la emergencia final del orden. La complejidad (no la complicación) es una dimensión esencial de los sistemas vivos.
· La sociedad o la Iglesia debe integrar las dimensiones caóticas. Tenemos miedo al caos porque desestabiliza nuestro status quo de poder jerárquico. Nuestra mentalidad lineal era clara porque rechazábamos integrar a las sombras (el mal y el sufrimiento). Nuestro universo no va hacia el deterioro progresivo (segunda ley termodinámica) sino que es capaz de regenerarse.
En gran parte el mal es resultado de la acción del hombre. La creación es esencialmente buena, es un todo que comprende lo positivo y lo negativo (pecado original). El cristianismo ha explicado la superación del mal como la redención mediante el sacrificio expiatorio de Cristo (explicados en términos más o menos duros). Al atribuir el mal a la influencia del demonio hemos “divinizado el mal”; al exteriorizar el mal, hemos fomentado las guerras de religión.
Para llevarnos bien con la oscuridad hemos de integrarla en el sistema, tomar como modelo no la muerte sino la vida de Jesús. Las principales religiones resaltan la naturaleza; la teología cuántica integra y se hace responsable del bien y del mal, no proyecta el mal sobre el chivo expiatorio de la crucifixión; la redención es planetaria tanto como personal.
No puede haber salvación personal sin fortalecimiento de la vida planetaria y universal.
El pecado estructural y sistemático abunda en nuestro mundo, y frecuentemente provoca que las personas se comporten inmoralmente. Necesitamos nuevas directrices éticas tanto desde la política como desde la moral.
2.7 El problema del mal
· Freud trató de recuperar el control del subconsciente por parte del consciente. Jung resaltó nuestra interdependencia y el inconsciente colectivo, energía que contiene el pasado y el futuro, la luz y las sombras del universo. Los dualismos niegan el 50% de la realidad. Ante un alcohólico no basta suprimir el alcohol, hay que analizar los factores sistémicos que le han llevado al alcohol, hay que pasar del sistema atomizado mecanicista al sistema cuántico. El patriarcado encuentra en el dualismo la cabeza de turco a la que atribuir los males. El enfoque estructural nos invita a integrar y comprometernos con nuestras sombras.
· La integración del mal no es meramente personal sino social y cultural. El pecado y la salvación no son asuntos meramente personales sino sociales; la moralidad cuántica se centra en el compromiso con los valores fundamentales en las estructuras humanas, sociales y políticas; atiende primero al conjunto, y luego a las partes que lo componen; tiene un carácter sistémico.
· Los pecados estructurales de nuestro tiempo son: Biocidio y geocidio. Especismo, creencia de que nuestra especie tiene derechos sobre toda la creación; sin embargo solamente somos una parte en su estadio evolutivo. Antropomorfismo, el hombre como medida de todas las cosas, imagen antropomórfica de Dios. Dualismos, cielo-tierra, cuerpo-espíritu, sagrado-profano, hombres-animales. Aislacionismo, individualismo, exclusividad, nacionalismo, sexismo, compartimentación temporal. La idolatría del dinero y de nuestras ideas humanas sobre Dios. Militarismo y Poder (del varón). Injusticia social. Blasfemia, uso del nombre de Dios para bendecir el armamento destructivo. Las religiones no mencionan el pecado estructural; son poco exigentes con actitudes como la ambición, el hedonismo, la manipulación, que son letales para la humanidad actual y futura. Es urgente establecer un código internacional y planetario al servicio del cosmos.
2.8 Nuestro destino es la búsqueda de la iluminación y el triunfo del bien
· La luz es una fuente de energía. La luz ha sido el factor determinante para la formación de las algas y del desarrollo de la vida en la tierra; la fotosíntesis es una parábola cósmica más que un hecho bioquímico, y llegará un momento en que posibilite un cambio evolutivo en la humanidad.
Los sistemas vivos tienen la capacidad de autoorganizarse, de adaptarse, de autorregenerarse. La ciencia ha hablado de “proceso epigenético”, de “autocatálisis” –la ruptura del equilibrio como proceso de renovación-, del “principio cosmogenético” (diferenciación, autopoiesis, y comunión). La memoria cuántica y el campo morfogenético son una reserva de información más allá de las formas concretas en las que se materializa. En el nivel cuántico nada se pierde, sólo se transforma.
El universo autopoiético puede desplegarse para siempre. La ciencia aborrece la idea de infinitud y ha tratado de sustituirla –con poco éxito-  por  la “renormalización”. En nuestro estado actual no podemos entender la noción de infinito.
· La luz ha sido símbolo de una fuerza espiritual y un símbolo de la vida desde toda la antigüedad, conocido como “el camino de la iluminación”. Los místicos han buscado siempre la iluminación, y actualmente se extiende la práctica de la meditación, el arte del centramiento, la interioridad, la unión entre mi ser y el ser, el sentido de estar conectado con la totalidad de la vida, con el universo entero. Para las religiones, la luz es un sacramento, aunque con el tiempo se ha ritualizado excesivamente y se llega a perder su sentido; el teólogo cuántico se esfuerza por el redescubrimiento de las auténticas experiencias sacramentales que tienen dimensiones planetarias y cósmicas.
La desmitologización teológica desarrollada en el siglo XIX y XX, conforme a la conciencia racional y científica, consideraba el mito como algo infantil; sin embargo los antropólogos y psicólogos han descubierto en el mito la expresión de una verdad más profunda.
La resurrección de la muerte es un mito que se repite en diversas formas, como la reencarnación, en las principales religiones. La verdad profunda es que la vida no acaba con la muerte de una persona; los relatos de la resurrección de Jesús divergen entre sí, pero lo importante fue su poder de transformar a los discípulos. El fondo del mito –la autopoiesis, la capacidad de renovación- puede extenderse a todo el universo, pero el dogma puede acabar en idolatría. La muerte no es un final sino una manera de existir más holística. Gaia –el universo vivo- descubre la sacralidad dentro de nosotros y del universo, no el concepto mecanicista de un Dios fuera del universo. El mito del fin del mundoha sido utilizado por las religiones como amenaza para obtener la obediencia a sus leyes, pero actualmente ha caído en el descrédito    
La vida eternano es algo que sucede más allá del cosmos sino la entrada en una nueva relación con el cosmos. El autor considera que la calidad de esta relación cósmica puede estar relacionada con la relación enajenada o integrada durante nuestra vida (equivalentes al infierno o al cielo). En el nivel cuántico nada se pierde, sólo se transforma. Se trata de aprender a vivir en infinitud
2.9 El futuro que nos espera
· La promesa y el peligro. Las grandes religiones describen un proceso de nacimiento-muerte-resurrección. La experiencia del calvario (el sufrimiento y la muerte) es un requisito para el nuevo umbral evolutivo. Nuestro mundo occidental está pasando por una experiencia de destrucción y muerte; la teología cuántica considera que la resurrección ya ha ocurrido simbólicamente en Cristo. Es improbable que los humanos podamos superar la extinción que se avecina en los próximos cincuenta o cien años. En la historia planetaria ya han ocurrido otras extinciones que han sido superadas en nuevas etapas evolutivas. Después de la extinción de nuestra especie, la vida humana resurgiría capacitada para compartir la nueva etapa evolutiva. Tenemos que aceptar este calvario como requisito de una nueva realidad. Ya existen algunos signos de esta resurrección universal; la desconfianza en las religiones y en las instituciones civiles está llevando a búsqueda de la interioridad y la exploración científica del universo,
· La teología del proceso considera que el universo no tiene principio ni fin; Dios ofrece las posibilidades que luego el universo es libre de realizar. Un Dios bipolar, teóricamente eterno e inmutable, pero en la práctica (en la encarnación) dependiente de la realidad física; la mística reconcilia ambos extremos. Este modelo bipolar es adecuado para la teología cuántica (bipolaridad partícula-onda).
2.10 El amor es el origen y la meta de nuestra búsqueda de sentido
· El amor es un concepto fundamental en todas las religiones; incluso en la física, los quarks son discernibles sólo en relaciones de díadas o tríadas. El amor engendra siempre formas de vidas superiores y esta cualidad es superior a la de la supervivencia del más apto; sin embargo en nuestra cultura mecanicista actúa más la competencia que la colaboración, destaca más el poder y la obediencia que su invitación al amor. En las culturas primitivas y en religiones como el hinduismo la unión sexual era usada como expresión simbólica de la relación humana-divina.
· La encarnación del amor. Macfaguepresenta al mundo como el cuerpo de Dios, y las necesidades de la vida corporal como una parte de la realización divina. Describe la Trinidad como Madre – Amante - Amigo
Metáfora
Amor
Acción
Ética
Metáfora raíz
Madre
Ágape
Parir
Crear / justicia, juzgar
Organismo completo en sí
Amante
Eros
Salvar
Sanar
Relaciones interpersonales
Amigo
Philia
Sostener
Compañía
Fidelidad a la alianza
· El amor es una fuerza de vida, sin límites, el origen y la meta de nuestra búsqueda de sentido. El teólogo cuántico no se pregunta acerca de nuestro amor a Dios sino del amor de Dios a nosotros. Lo opuesto al amor no es el odio sino la indiferencia. No es nuestra individualidad lo que importa sino  nuestro ser persona, que no tiene sentido fuera de las relaciones con los otros y con el universo.