Nosotras y nosotros participantes en el VIII ENCUENTRO DE REDES
CRISTIANAS que coordina a más de 100 grupos y asociaciones, sobre
“DESIGUALDADES: DESAFÍOS Y PROPUESTAS” nos hemos reunido en Madrid los
días 17, 18 y 19 de mayo para analizar y discernir sobre las diferentes
manifestaciones de desigualdad que sufren nuestra sociedad y nuestra iglesia e
impiden la construcción comunitaria.
Desigualdades socio-económicas: En 2023 el 1% de la población española
acumulaba el 23% de la riqueza nacional- La causa principal de las diferencias
económicas en España se encuentra en condiciones laborales, por las todavía
elevadas tasas de paro y precariedad. La salida de la última crisis ha consolidado
el triunfo práctico del capitalismo neoliberal. La exclusión social y la
desigualdad, características estructurales en el capitalismo, están siendo
naturalizadas ante la opinión pública.
Las provocadas por las crecientes migraciones: los trabajadores migrantes
sufren una desigualdad más sangrante. Se conculcan sus derechos humanos y
laborales y se criminaliza a las personas y organizaciones que les brindan
asistencia. El Pacto Europeo sobre Migración y Asilo supone la manifestación
más clara de la deriva anti derechos de la U.E. Los procedimientos de la Ley de
Extranjería, particularmente los CIEs,se convierten en instrumentos de
sufrimiento inútil. Nuestra sociedad ha normalizado que no todas las vidas
humanas valen lo mismo.
Desigualdades que provocan el cambio climático: el sistema vigente se basa en
un modelo económico que promociona la captura de beneficios por parte de las élites
y acelera la destrucción del medio ambiente, repercutiendo más en los que menos
contaminan. La crisis climática ha aumentado las desigualdades entre países e
individuos ricos y pobres ya que el poder económico prevalece sobre el poder político
lo que limita las actuaciones por parte de los gobiernos.
Desigualdades de identidad personal y género: Reconocemos los avances
legislativos que se han producido en nuestro país, también sus límites. La
institucionalización del feminismo va avanzando entre luces y sombras. Perviven
aún elementos de la sociedad patriarcal, el no reconocimiento de la igualdad de
derechos sociales y laborales de la mujer con la violencia como síntoma más
claro. Los medios de comunicación son factores decisivos en estos avances y
limitaciones. Persisten desigualdades aún mayores en otras sociedades
Estas desigualdades también están presentes en nuestra realidad eclesial: en
las estructuras de gobierno a nivel de iglesia universal y en nuestras
comunidades locales. Y, como consecuencia, en el modo clerical de ejercer la
autoridad a todos los niveles: participación-comunión -misión. A pesar de las
orientaciones del Concilio Vaticano II, persisten al interior de la iglesia
desigualdades de clase (clérigos, laicos, vida consagrada) y de género.
Nos solidarizamos con quienes sufren las consecuencias de estas
desigualdades y hacemos una llamada a tomar medidas concretas para construir
un futuro más inclusivo e igualitario. Son propuestas que refuerzan la esperanza
de que «un mundo mejor es posible».
Ante las desigualdades socio-económicas: no podemos seguir avanzando
como si la propagación de la pobreza no tuviera ninguna causa. Es una
responsabilidad que involucra a todos, crear las condiciones adecuadas para permitir que cada persona viva de manera digna, garantizando unas condiciones de trabajo y unos salarios decentes y cumpliendo el mandato constitucional de una fiscalidad justa y progresiva que haga posible la implementación de los derechos sociales básicos para todos los ciudadanos.
Ante las provocadas por las migraciones: recordamos una vez más, algunos
principios fundamentales: que la migración es un derecho humano, que sigue
vigente el derecho de asilo para todos, que hay un derecho a la vida también
para los que van en patera. Necesitamos una justicia valiente que encauce y
busque responsables de que estos derechos no se respeten. Apoyamos a las
personas y grupos que analizan lo que está pasando y construyen comunidad y
la defensa que los mismos migrantes hacen de sus derechos.
Ante las desigualdades provocadas por el cambio climático: Cuidar del planeta,
nuestra casa común. Cuidarlo comunitariamente; nadie se salva sólo. – Educar en
pautas de consumo responsable. – Colaborar con los movimientos ecologistas. – Votar
programas que planteen medidas políticas para una transición justa. – Considerar el
acceso a las energías limpias como un derecho social básico para todos .
Las asambleas ciudadanas, como herramienta para concienciar, participar, presionar a
los poderes fácticos.
Ante las de identidad personal y género: Recorrer los caminos para el
encuentro y la igualdad. Ante todo, conocer las situaciones de desigualdad, no
ocultarlas y reconocer que somos corresponsables de sus causas. Tomar
conciencia de que el ecofeminismo está siendo ya en muchos países un
movimiento transformador del modelo de sociedad. No hay economía ,ni
tecnología ni política ni sociedad sin naturaleza y sin cuidados. La educación, en
el sistema educativo y los medios de comunicación, de las jóvenes generaciones
supone un factor clave para un proceso emancipador.
Ante las que están presentes en nuestra realidad eclesial: El Concilio Vaticano
II presenta la iglesia como pueblo. La dignidad bautismal nos constituye en sus
miembros vivos y activos . Nuestra pertenencia no se realiza con la mera
adhesión a lo que viene de arriba sino con la participación de quien se siente
corresponsable de su tarea en nuestras sociedades. La recuperación de la
espiritualidad y el método sinodal, propuesta por Francisco, ha de superar la
clericalización tradicional de la iglesia, dando lugar a comunidades de base cuyos
miembros “caminan juntos” con lucidez crítica y valentía, respetando sus
distintos carismas y responsabilidades.
Francisco en “Fratelli Tutti” invita a “Constituirnos en un “nosotros” que
habita la casa común. Se necesita una comunidad que nos sostenga, que nos
ayude a mirar hacia delante.”. Por nuestra parte, nos comprometemos a seguir
aportando nuestro esfuerzo para «ser levadura en la masa «, sumando
sensibilidades por la justicia y la paz. Reconocemos la diversidad como un valor y
buscaremos el trabajo conjunto en la construcción de un mundo, dónde todos
puedan vivir en dignidad y plenitud.
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