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miércoles, 25 de enero de 2017

Unidad de l@s cristian@s ¿Qué unidad?. José Arregui. Teólogo.

 Como cada año desde 1966, las diferentes iglesias cristianas del mundo celebramos estos días –del 18 al 25 de enero– la semana de oración por la unidad de los cristianos. Este año bajo el lema: “El amor de Cristo nos apremia”. El amor de Cristo, es decir: el amor de Jesús de Nazaret, de su profecía libre, de su sueño de un mundo justo y fraterno, el amor de la Vida bondadosa y feliz, más allá de toda confesión y religión.

Quien oiga o lea “semana de oración por la unidad de los cristianos” seguramente entenderá que pedimos a un Dios omnipotente que nos una a los separados, que haga lo que nosotros no podemos o quizás no queremos lo suficiente para poder. Si orar fuera eso, sería alienante, no deberíamos orar. Ni deberíamos creer en una divinidad que escucha y atiende o deja de atender nuestras oraciones.

Pero orar no es eso. No es rezar ni pedir ni rogar, sino dejar que nuestro ser, hecho de tierra humilde y de espíritu creador, se abra y se exprese desde lo más profundo. Orar es ser, y ser es abrirse a ser más, pues el poder ser más constituye nuestra finitud. Orar es realizar posibilidades latentes en nosotros, pues el barro o la materia que somos es matriz inagotable, capaz de desear, ser y hacer más. Orar es obrar. Orar es abrirse al fondo de sí y del otro, al Fondo de todo o a Dios. Orar por la unidad de los cristianos sería, pues, obrarla, hacerla real, efectiva y siempre más profunda.

Pero no creo en cualquier unidad. Casi diría que no creo en la unidad por la que se nos invita a orar en esta semana. En efecto, quien oye o lee “semana de oración por la unidad de los cristianos” entiende que los cristianos aspiramos a que no haya tantas iglesias diferentes: católicos, ortodoxos, protestantes y anglicanos; ni tantas iglesias diversas en el interior de cada una de ellas: iglesias ortodoxas independientes, anglicanos y episcopalianos, protestantes luteranos, calvinistas o presbiterianos, metodistas, menonitas y bautistas… Que todos debiéramos confesar los mismos dogmas e interpretarlos de la misma manera, y practicar los mismos sacramentos y entenderlos igual, hasta formar entre todos un solo rebaño bajo un solo pastor, un solo papa, como si la Iglesia debiera ser un partido político amarrado y fuerte bajo un secretario general. 

No creo en una sola Iglesia bajo un solo papa. Hoy no solo sería imposible sino además indeseable que dejen de existir diversas iglesias, con teologías, ritos y organizaciones diversas. Hace unos meses, en su alocución de la catedral luterana de Lund (Suecia) con ocasión de la apertura del año de Lutero, el papa Francisco pidió perdón porque “nos hemos encerrado en nosotros mismos por temor o prejuicios a la fe que los demás profesan con un acento y un lenguaje diferente”. Eso es. Nos une, sí, la misma fe, pero la profesamos –vivimos– en distintos lenguajes. Todos los dogmas e interpretaciones, no son sino eso: fórmulas y expresiones lingüísticas. La fe es otra cosa. 

Y los lenguajes o las teologías no nos dividen sino cuando olvidamos que son constructos humanos, y cuando creemos que el nuestro es el único o el mejor, cuando nos negamos a entender o a aprender o al menos a respetar el lenguaje del otro. No nos dividen las diferencias, por grandes que sean, sino los temores y los prejuicios, por pequeños que sean. Las diferencias solo nos confunden y dividen cuando nos empeñamos en construir una gran torre de poder para conquistar el cielo: Babel. Los católicos no estamos separados de los luteranos porque éstos no entiendan la eucaristía como transustanciación o sacrificio, sino porque los excluimos de nuestra misa y ellos nos excluyen de su cena de Jesús. El día que abramos la mesa, nos sentiremos unidos. 

Y como se ha visto en los diálogos inter-eclesiales de los últimos 50 años, hay un escollo último que impide la comunión de todos los cristianos: es la doctrina que afirma al obispo de Roma como autoridad absoluta sobre todas las iglesias. El papa es, como dijo Pablo VI, el gran obstáculo de la comunión. No el papa, sino el papado. 

¿Y en qué consiste la fe que nos une? Consiste en el “amor de Cristo”, que es como los cristianos, en la memoria y el seguimiento de Jesús, designamos el amor y el cuidado de la vida. El día que unas iglesias reconozcamos a las otras como son se habrán acabado las divisiones. Entonces, de verdad, oraremos y obraremos la unidad. 

(Publicado en DEIA y en los diarios del GRUPO NOTICIAS el 22-01-2017)

lunes, 16 de enero de 2017

Más allá del teísmo y más allá de la mente...Enrique Martínez Lozano. Teólogo y Psicoterapeuta.



 
Desde hace unos años, son cada vez más las voces, desde dentro del campo cristiano (también católico), que ponen en cuestión la lectura literal de las creencias, propugnando incluso un cristianismo post-religioso y pos-teísta. En semanas pasadas, ofrecí aquí textos de María López Vigil[1] y de Santiago Villamayor[2]. Son solo dos muestras que se inscriben en un movimiento más amplio, en el que es obligado citar al jesuita Roger Lenaers[3] y al obispo anglicano John Shelby Spong[4].
Se trata, a mi modo de ver, de las repercusiones inevitables del llamado “cambio de paradigma” que se produce en el paso de la Pre-modernidad a la Modernidad y Post-modernidad.
Desde un nivel mítico de consciencia, las creencias –con las que se ha crecido y que han estado vigentes durante siglos- se aceptan en su literalidad; los cuestionamientos, si los hay, son parciales y minoritarios.
Sin embargo, una vez superada la consciencia mítica, desde el nuevo nivel racional, aquellas mismas creencias que antes habíamos aceptado sin dificultad, empiezan a resultar literalmente inasumibles.
Eso explica que, antes o después, de manera inevitable, se haga presente la crisis: una mente “moderna” no puede aceptar, en su literalidad, los dogmas del catecismo. Ahí es donde juegan su papel los escritos citados.
Sin embargo, me parece que el cuestionamiento no termina en ese punto. Las discusiones acerca del llamado “cambio de paradigma” –teísmo o posteísmo- se mueven todavía en el ámbito mental. Y ese ámbito pertenece al nivel de lo “aparente”, no de lo realmente real. Por ello, me parece que la crisis está llamando a ir un poco más lejos: a trascender la mente, o dicho con más precisión, a pasar del modelo mental de conocer al modelo no-dual.
Y eso no nace de ninguna moda, sino de una constatación decisiva: la mente es incapaz de ver la realidad. No percibe sino el mundo que ella misma construye. Lo que ella elabora –en cualquiera de los campos del saber, incluido el religioso- es “verdadero” en ese nivel mental, pero no real. Lo real trasciende la mente. Más aún: se requiere aprender a silenciarla si queremos ver más allá de sus propias construcciones.
Ninguna idea ni creencia puede ayudarnos a vivir lo que somos, porque todas ellas nos mantienen en el nivel de lo aparente, es decir, en aquello que no somos. De ahí que sea necesario soltar todas si queremos llegar a nuestra verdad más profunda. Las creencias nos alienan porque nos hacen esclavos de una “idea” determinada, que es únicamente una construcción mental. Pero además nos confunden, porque nos mantienen prisioneros de un concepto que pretende definirnos. Sin embargo, lo que realmente somos se halla más allá de las creencias, ya que no somos nada que pueda ser pensado o nombrado: todo ello no serían más que “objetos” dentro de la espaciosidad que somos. Somos Eso que queda cuando soltamos todos los pensamientos y todas las creencias.
Para la mente, la realidad es un conjunto o una suma de objetos separados. Trascendida la mente, se percibe que lo real es no-separado. La realidad es no-dual. Y es esta comprensión la que nos permite acceder a lo realmente real, a la vez que nos hace captar la irrelevancia de las anteriores discusiones mentales.
Es innegable que, desde la comprensión de la no-dualidad, seguiremos cuidando –ocupándonos de- este mundo, pero cesará la identificación con las construcciones mentales de cualquier tipo. Respetaremos todas ellas, pero las miraremos como quien contempla los sueños que tuvo la noche anterior. Lo que realmente somos no se ventila en el nivel mental; es uno con todo lo que es y se halla siempre a salvo, más allá de la “forma” que tenemos y de las circunstancias que nos “toquen” vivir. 
A partir de esta comprensión, todo lo que percibíamos desde la mente queda radicalmente modificado: tanto cualquier idea sobre Dios o el mundo como la percepción de nuestra identidad. Al “despertar” del “sueño mental” abrimos los ojos a la realidad. Discusiones que nos parecían decisivas se muestran ahora como completamente irrelevantes. Hemos comprendido que somos uno con la Vida –con Lo que es- y no queda otra cosa que “dejarse vivir” o fluir con ella, en la certeza de que ahí brotará en todo momento la acción adecuada. Por decirlo brevemente: cae toda elucubración mental, queda simplemente ser.
En el nivel mental era inevitable el cambio al que me refería en el inicio. Y está bien que así sea: forma parte del “juego” de la representación o –si se prefiere- del despliegue de la consciencia una. No se niega nada de ello. Pero se trata de no reducirnos a ese “sueño”, sino de ser conscientes de nuestra verdadera identidad.
En las discusiones en torno a los diferentes paradigmas no se sale de la mente. Podrán elaborarse ideas más o menos “acertadas”, filosofías o teologías más o menos “avanzadas”, pero se permanecerá encerrado en la “jaula” mental.
Salir de ella requiere, tal como lo veo, un “salto cualitativo”. No se rechaza el lugar de la mente ni mucho menos la razón crítica –irrenunciable si queremos evitar la caída en la irracionalidad-, pero se la ve sencillamente como lo que es: una herramienta adecuada para la función que puede desarrollar en el mundo de los objetos. El “salto” al que me refiero nos saca del sueño, liberándonos de la confusión y del sufrimiento: hemos caído en la cuenta de que estamos –y siempre hemos estado- en “casa”. Más aún: somos esa misma “casa” que siempre –también a través de la mente y en medio de nuestros “sueños”, elucubraciones y discusiones- habíamos buscado[5].

[1] M. LÓPEZ VIGIL, Bienaventurados los ateos porque encontrarán a Dios:http://www.enriquemartinezlozano.com/semana-28-de-agosto-bienaventurados-los-ateos/
[2] S. VILLAMAYOR, ¿Qué puede aportar hoy el mensaje del evangelio en nuestra cultura y sociedad?:http://www.enriquemartinezlozano.com/semana-8-de-enero-evangelio-y-cultura/
[3] R. LENAERS, Otro cristianismo es posible. Fe en lenguaje de modernidad, Abya Yala, Quito 2008; ID.,Aunque no haya un Dios ahí arriba. Vivir en Dios, sin dios, Abya Yala, Quito 2013.
[4] J.S. SPONG, La resurrección, ¿mito o realidad?, Mr Ediciones, Barcelona 1996; ID., Un cristianismo nuevo para un mundo nuevo, Abya Yala, Quito 2011; ID., ¿Vivir en pecado?, Águeda Domingo, Madrid 2013.
[5] A quien se sienta interesado en esta cuestión, puedo sugerirle una doble lectura: un texto que he puesto, tanto en la web como en facebook, en 11 entregas, con el título: “Cuando caen las creencias: ¿vacío o liberación?”; puede verse la primera de esas entregas en: http://www.enriquemartinezlozano.com/semana-19-de-junio-la-encrucijada-religiosa/; y un libro recientemente publicado (“La dicha de ser. Vida cotidiana y no-dualidad”, Desclée De Brouwer, Bilbao 2016), en el que me refiero a las “resistencias ilustradas a la no-dualidad”, proponiendo claves para poder transcenderlas.
Pincha para ver los vídeos:
¿Qué es la No Dualidad?

Entrevista a la doctora Teresa Guardans con ocasión del curso y seminario que impartió en setiembre de 2013 en el Centro Dominico de Investigación (Heredia, Costa Rica).

miércoles, 11 de enero de 2017

Lo que hay detrás del relato mítico de los Reyes Magos o Reinas Magas ¿Porqué no?. Por Fray Marcos

Mt 2, 1-12
Epifanía (epifaneia) significa manifestaciones. En el origen significó la primera luz que aparece en el horizonte antes de salir el sol. Esa luz se tomó como símbolo de la iluminación espiritual en todas las religiones; por eso la luz viene siempre de oriente. Toda manifestación de Dios tiene que ser universal. Dios no puede tener ni privilegios ni exclusivismos. No estamos celebrando la fecha de un acontecimiento. Sino la realidad de lo que es Dios y la inmensa alegría de poder descubrirle. La inmensa mayoría de los fieles siguen pensando en una historia real. Es una narración fantástica que ni siquiera es original del cristianismo. En otras muchas culturas se habla de estrella que anuncia el nacimiento de un gran hombre; de tiranos que persiguen a un niño que va a ser un salvador para su pueblo; de inocentes que mueren para salvar al escogido; etc., etc.
La Natividad de Jesús se celebró el 6 de Enero en toda la Iglesia durante varios siglos. Más tarde en Occidente se comenzó a celebrar el 25 de Diciembre, para suplantar la fiesta pagana del sol. En Oriente se sigue celebrando la Navidad el día 6 de Enero. Al celebrarse en occidente la Natividad de Jesús el 25 de Diciembre, se reservó la fecha del 6 de Enero para celebrar las Epifanías, que incluían el Bautismo del Señor y las Bodas de Caná.
Dejemos bien claro, desde el principio, que cuando nació Jesús no pasó absolutamente nada fuera de lo normal. Todo el relato se desarrolla en un lenguaje específicamente mateano. Se trata de dejar claro que los de cerca rechazan de plano a Jesús por lo que significa, y los de lejos lo buscan y lo aceptan como lo que es.
A través de los siglos se ha ido adornando el relato con afirmaciones que no están en el texto, pero que hoy todo el mundo cree a pies juntillas. El relato ni dice que eran tres. Mucho menos sus nombres. Ni dice que eran reyes. Ni “Mago” tiene, para nada, el significado que hoy damos a la palabra mago. En su origen el termino magoi significaba un miembro de la casta sacerdotal persa. Más tarde designó a otros representantes de la teología, de la filosofía y de la astronomía. Según el texto, los “magos” son unos paganos que orientados por signos extraordinarios que solo ellos saben interpretar, llegan a descubrir a Jesús. Mt nos está advierte de la llamada a todos los hombres a descubrirle.
Los intentos que se han hecho a través de la historia de explicar la posibilidad de un fenómeno celeste que explicara la estrella, no merecen mayor comentario. Ni cometa ni estrella ni conjunción de astros, porque se trata de un relato simbólico. Una estrella no puede pararse “encima de donde estaba el niño”. Pero desde el punto de vista teológico, sí es relevante que el signo de la presencia de Dios se detenga en el lugar donde se encuentra Jesús: nos está recordando que al que busca de verdad, Dios lo guía y terminará encontrando lo que busca con ahínco.
...Si analizamos en profundidad nuestra actitud ante el Niño, resulta que el miedo de Herodes y de los jefes judíos, es también nuestro miedo. El reinado de Dios es una amenaza para nuestro egoísmo. Cuántas veces en nuestra vida hemos dicho: esto no lo creo, cuando queríamos decir: esto no me gusta. Estaríamos dispuestos a adorar a un Dios que potenciara nuestras seguridades y nuestro poder. Un Dios que reine sin hacernos reinar a nosotros, no nos interesa. Como los magos salen de su tierra para buscar, nosotros tenemos que salir de nuestro “ego”, de nuestras seguridades terrenas para buscarle. Sin esa actitud, aunque haya nacido el Niño, aunque aparezca la estrella, el encuentro no se producirá.
Los letrados lo saben todo sobre el Mesías, pero, instalados en sus privilegios religiosos y sociales, no mueven un dedo para comprobar. Están muy a gusto con lo que tienen. Se quedan con su conocimiento y sus libros. El mensaje de este relato puede advertirnos a nosotros que el amor a la verdad crea nómadas, no instalados satisfechos.... 
Cada persona tiene que dejarse iluminar por su estrella, pero también debe ser guía para los demás. No se trata de “convertir” a nadie....Hacemos presente lo que es Dios, siempre que salimos de nosotros mismos y vamos en ayuda de los demás. No debemos presentarnos como poseedores de al verdad, sino como compañeros en la búsqueda....
.... Todos tenemos la obligación de encender una luz, en lugar de maldecir de las tinieblas. No podemos seguir mirándonos al ombligo con autocomplacencia sin límites.
El Reino de Dios no se limita a los contornos de una Iglesia. El amor, la entrega, la capacidad de salir de sí e ir al otro, son posibilidades que abarcan a todos las personas. Lo que celebramos hoy es la apertura de Dios a todas las personas, no el sometimiento de todos a la disciplina de una Iglesia. Allí donde haya un hombre que crece en humanidad, amando a los demás, allí se está manifestando Dios. No podemos entender la apertura a los gentiles como propuesta para que se conviertan a nuestra religión. Lo importante es potenciar lo que hay de cristiano en cada hombre, aunque no conozca a Jesús.
Fray Marcos ( Publicado en Feadulta)
Los Magos del petróleo (Luis Pastor). Pincha para escuchar la canción:
TABLÓN DE ANUNCIOS CCP-GRANADA:
Sábado 14 de Enero:
- de 12 a 13 horas
Tendremos un espacio para la práctica de la meditación en grupo
en el Local de Comunidades Cristianas Populares
Calle Atarazana del Santísimo Nº 6, patio.
(Detrás del Instituto Padre Suárez) 
-  A las 19.00h: Celebración de la Mesa Común.
Estáis tod@s invitad@s.

viernes, 30 de diciembre de 2016

La estrella. José Arregui.Teólogo.

La estrella

25.12.16 | 
Amiga, amigo: ¡Feliz Navidad! O, si prefieres, feliz solsticio de invierno: la noche empieza a acortarse en nuestro hemisferio Norte, aunque sucede justo lo contrario en el hemisferio Sur. El Sol que muere nace y muere y renace. Cuando unos lo vemos ascender en el cielo, otros lo ven descender, pero a todos los vivientes nos regala su energía, aliento vital, de día y de noche, de solsticio en solsticio y de equinoccio en equinoccio. Loado seas, hermano padre Sol con nuestra hermana madre Tierra.
Es imagen de la Vida que no nace ni muere, que ES “en el principio”, mucho antes que el Sol y todas las estrellas, “antes” de todo antes y después, en lo más profundo del presente. Lo llamamos “Dios” y no sabemos decir qué es, sino que ES, y solo lo podemos decir con imágenes torpes. Es Espíritu o Aliento, Impulso, Eros o Amor infinito, Presente o Presencia absoluta. No es nadie ni nada que tenga forma, pero es Todo en todas las formas. Es Yo/Tú, Él/Ella, Nosotros/Nosotras. Es Palabra, Relación, Comunión universal. Es creatividad infinita. Es infinita bondad creadora, que se manifiesta en todo lo que es bueno o para bien, en todos los seres, en todos los vivientes, en todos los humanos. Es el Sol que renace cada día en el fondo de tus sombras, como en el solsticio de invierno.
Míralo, agradécelo, déjate alumbrar. Y, en tu pobreza, encárnalo, sé lo que eres: compadece, acompaña, consuela, subvierte. Así lo encarnó Jesús de Nazaret, hijo de María y de José, o hijo del Espíritu de la Vida, como todo viviente. Fue un profeta bueno y subversivo de una aldea oscura en un rincón de Palestina hace 2000 años. Llegó a ser lo que era. Creyó en la bondad, activó la esperanza, anunció la liberación a todos los oprimidos, curó enfermos de alma y de cuerpo, hizo frente a la autoridad religiosa y al poder imperial. Fue libre y bueno. Fue feliz, porque tuvo entrañas. No fue perfecto (¿qué es eso?), sino humano, hecho de arcilla frágil e inacabada, como tú y como yo. En la bondad de su humanidad inacabada, encarnó a Dios, el Misterio de la Vida, en forma a la vez parcial y plena, pues en la parte se halla el Todo. Algunos hombres y mujeres, al verlo, como los magos de Oriente perdidos en el camino, se dijeron: “Hemos encontrado la estrella que nos guía”. Y lo siguieron.
Nos lo cuentan los evangelios, sean canónicos o apócrifos. Pero todo eso no es historia, dirán muchos, sino leyendas de fe. Tienen razón en buena parte. El Jesús de los evangelios es una figura profundamente recreada por la fe de sus discípulas y discípulos. No sabemos, por supuesto, en qué día nació. Solo en el siglo IV se estableció en la mayoría de las iglesias la celebración de su natividad el 25 de diciembre, al final de las fiestas del solsticio.
Y es lógico, pues ese día celebraban los romanos el nacimiento del sol y de Apolo, los mitraicos el nacimiento de Mitra, los germanos el de Frey (y luego los aztecas el de Huitzilopochtli, los incas el de Inti…). Los nombres son distintos, pero la luz es la misma. La luz que brota del fondo de todo, que nos infunde el calor de la vida, y que nosotros hemos de encender. No hay nada más verdadero.
No importa el día en que nació Jesús, sino la figura luminosa que los evangelios presentan, la del hombre libre y hermano. Diré más: ni siquiera importaría que nada de lo que nos cuentan dichos evangelios, de manera por cierto tan distinta y a veces contradictoria, sea propiamente histórico. Lo que importa, al final, es que se abran los ojos para verlo todo de manera nueva, para ser lo que fue Jesús, lo que somos de verdad.
Lo más real de Jesús no son los dichos y hechos que pudieran probarse como históricos, sino la hondura de la Vida que le hizo y nos hace más libres y humanos. Solo puede decirse en parábolas, poemas y evangelios. El anuncio de un ángel a María y a José y a los pastores de Belén, el nacimiento virginal, el viaje de los magos guiados por la estrella que aparece y desaparece… nunca sucedieron como hechos históricos, como no sucedieron la multiplicación de los panes o la resurrección física con la tumba vacía y tantas cosas más. Pero ¿hay algo más real que “eso indecible” que nos quieren narrar?
¿Qué es eso? Es lo que narra el mito, sugiere el poema, sueña el niño, anuncia el profeta, emprende el rebelde. La bondad creadora: he ahí la estrella.

viernes, 23 de diciembre de 2016

El buen Dios del Amor/Vida de la buena Navidad. Feliz.

Mt 1, 18-24:..." Esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el profeta: 23 Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán de nombre Emanuel (Is 7,14) (que significa «Dios con nosotros»)...

Ella contenía la Vida y la vida era la luz del Ser: Esa luz brilla en la tiniebla y la tiniebla no la ha apagado. Jn 1, 1-18.

Los relatos “de la infancia” de Mt y Lc, no son crónicas de sucesos, no son “historia” en el sentido que hoy damos a la palabra. Son teología narrativa. Mc no sabe nada de la infancia de Jesús. Jn tampoco quiere saber nada de esas historias. La fuente Q tampoco hace alusión alguna a ellas. Por otra parte, los relatos de Mt y Lc, solo coinciden en lo esencial. En los detalles, no se parecen el uno al otro en nada. Su intención no fue hacer una crónica de sucesos. El interés por la figura de Jesús, empezó con su vida pública, y sobre todo, con la muerte-resurrección. Antes de eso, nada extraordinario sucedió en él que se pudiera descubrir desde el exterior. Nadie reparó en aquel niño ni en su madre....

...Solo después de la experiencia pascual, se intentó explicar quién era Jesús, más allá de lo que se podía percibir. El modo en que lo hicieron era lo lógico para ellos. Ni se engañaban ni quisieron engañar. Nos engañamos nosotros al entender literalmente el texto, dando al relato un sentido distinto al que ellos le dieron. En todas las culturas se ha intentado explicar la grandeza de unos personajes, contando historias sobre su nacimiento portentoso. De más de cuarenta personajes anteriores a Cristo, se dice, que han nacido de madre virgen. Esos datos no pretenden afirmar nada sobre su madre sino sobre ellos...

Fray Marcos

...Los relatos de "concepciones milagrosas" se ecuentran prácticamente en todas las mitologías. Tras ellos, late el arquetipo del "Niño.dios", que expresa, a través del mito, una intuición profundamente sabia: La unidad inseparable de lo humano y lo divino en un mismo ser...."Tod@s participamos de esa doble naturaleza": somos formas diferentes, particulares, y, en cuanto tales, experimentamos las vicisitudes de nuestra historia concreta, pero al mismo tiempo, somos también el único Ser, atemporal e ilimitado, que se expresa en cada forma, aunque sin reducirse a ellas. en este sentido profundo tod@s somos Emmanuel....Y por eso, al verlo a él, nos estamos viendo a nosotr@s.
Enrique Martinez Lozano.
EL DIOS DE LA NAVIDAD. 
Miguel ángel Mesa Bouzas.
Felices a quienes la Navidad les impulsa a vivir cada día con más sencillez, reduciendo el consumo para que a la humanidad le brille la estrella del futuro con más intensidad.
Felices quienes se acercan al portal de Belén con un espíritu de humildad y generosidad creciente,compartiendo lo que son y poseen, porque eso es lo que les reporta el máximo esplendor personal.
Felices quienes en estas fiestas y en su vida diaria consuelan, acompañan y enjugan las lágrimas de quienes están afligidos y desesperanzados.
Felices quienes, en la noche del Nacimiento, se muestran sedientos de paz y justicia, y alientan dentro de sí un hambre creciente por hacer presente la igualdad y la dignidad.
Felices quienes, al contemplar la encarnación de Jesús, se revisten para siempre con el traje de la misericordia, la compasión y la solidaridad.
Felices a quienes al contemplar los ojos del Niño, se les ilumina la mirada y sienten cómo les nace la transparencia, la limpieza en el corazón, el deseo de claridad y verdad.
Felices quienes, ante la violencia sobre tantas familias empobrecidas, o de las armas que producen guerras y millones de muertos y desplazados, se comprometen con la verdad, la paz y la no-violencia.
Felices quienes son insultados, perseguidos, despreciados por acompañar y reclamar los derechos pisoteados de los desahuciados, los inmigrantes, las mujeres violentadas, los trabajadores explotados…
Felices quienes se sienten habitados por el amor de Dios, la ternura del Niño que nace y la fuerza del Espíritu, y llenos de luz interior salen a los caminos a anunciar y vivir la buena noticia de la liberación: “Felices las mujeres y los hombres de buena voluntad, que se sienten hermanos y hermanas de esta humanidad dolorida, sufriente, esperanzada y resistente. Porque ya están construyendo desde su pasión, su esfuerzo y su ilusión, desde su propia cotidianidad, el mundo fraterno, justo y solidario que tanto necesitamos de la mano del buen Dios de la Navidad”.


miércoles, 14 de diciembre de 2016

Jose María Castillo: "La humanidad de Jesús"

El teólogo y colaborador de RD defiende "La Humanidad de Jesús" ante una repleta Aula de Cultura ABC

Castillo: "La gran preocupación de Jesús no era si la gente pecaba más o menos, sino si tenía hambre o estaba enferma"

"¿Por qué el Vaticano no ha suscrito todavía los acuerdos internacionales para la aplicación de los Derechos Humanos?"

Jesús Bastante, 13 de diciembre de 2016 a las 08:31
 Una persona que maltrata lo humano no puede creer en Dios. Quien hace sufrir a los otros, no cree en Dios, cree en una representación que ha hecho y a la que se aferra, llegando a matar si es preciso
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Un momento de la conferencia de Castillo

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Un momento de la conferencia de Castillo

  • Un momento de la conferencia de Castillo
  • Preguntas y respuestas en la conferencia de Castillo
  • Un momento de la conferencia de Castillo
  • José María Castillo, en el Aula Cultura ABC
  • José María Castillo
  • El Aula ABC, abarrotada para escuchar a Castillo
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(Jesús Bastante).- La gran preocupación de Jesús no era si la gente pecaba más o menos, sino si la gente tenía hambre o estaba enferma". El prestigioso teólogo granadino José María Castillo se dio anoche un auténtico baño de masas durante su intervención en el Aula Cultura ABC de Madrid.
El acto, que sirvió para presentar "La Humanidad de Jesús" (Trotta), desbordó las previsiones: todos los asientos del Aula (más de trescientas personas), repletos para escuchar a Castillo, uno de los padres de la Teología Popular y cuyos escritos son esenciales para entender el "modelo Francisco". Y, por primera vez en mucho tiempo, el librero puso el cartel de "todo vendido".
Tras la apertura de Fernando García de Cortázar, sj., y después de una extensísima presentación de Reyes Mate, Castillo entró directo al trapo, separando "dos formas de hacer teología: la de los Evangelios y la de Pablo". En su opinión, "la de los Evangelios es una teología narrativa, mientras que la de Pablo es una teología especulativa, porque parte de ideas sobre la religión, el pecado, la salvación o el ser humano".
Esta dicotomía ha marcado la evolución del Cristianismo en Occidente desde prácticamente la aparición de la Iglesia. Para Castillo, "es un hecho que las relaciones entre lo divino y lo humano en la historia de la Humanidad han sido difíciles, complicadas, tensas, y a veces conflictivas e incluso violentas. Lo han sido y lo siguen siendo".
Se aprecia, así, un "conflicto entre el deseo y la prohibición que viene de lo divino", y que penetra en la intimidad de las conciencias, donde se dan los sentimientos de culpa. "Si no existiera, todos los psiquiatras y terapeutas deberían apuntarse al paro", dijo entre las risas del personal.
En el caso del Cristianismo, "esta tensión se acentúa, porque el centro es Jesucristo, de quien afirma nuestra fe que es perfectamente divino y perfectamente humano". "Si nuestra fe en Jesús fuera como tiene que ser -explicó Castillo, la fe en Jesús tendría que ser la presencia en nosotros de lo divino, que nos tendría que llevar a pensar y vivir de la forma más plena y coherente lo que es humano. Así habría armonía, gozo, disfrute, felicidad". Pero, si al contrario, "nuestra fe en Jesús se vive como presencia en nosotros de lo humano, eso nos tendría que llevar a pensar de forma plena y coherente en lo divino". ¿Una de dos? "Pero las cosas no funcionan así", dijo Castillo.
 El gran problema, entonces, es la forma en que hablamos de Dios, en cómo definimos a Dios, incluso si esto último es posible. "Cuando hablamos de Dios estamos hablando del trascendente, y el trascendente, por definición, es aquel que no podemos conocer. Si tratamos de conocerlo, no podemos hacerlo de otro modo que objetivando, y cosificando. Algo mentalmente elaborado, ¿y eso es Dios?"
Pero, incluso concediendo esta posibilidad, "¿cómo armonizamos que Dios esa infinitamente bueno y poderoso y tengamos este hombre y este mundo que tenemos? Eso no tiene solución. No la tiene". Y si no tiene solución, entonces viene mi pregunta. "Dios quiere..." "¿Dónde te has enterado de eso? ¿Quién te lo ha dicho? Si empiezas a explicarme a Dios, es que no te has enterado de lo que es Dios, o no admites lo trascendente. Desde ese momento lo que haces es una representación, y esto es lo que hacen las distintas religiones", explicó el profesor.
¿Qué solución ha dado el cristianismo a este problema? "La solución ha sido Jesús, que es la explicación de lo que nosotros podemos saber y conocer. Esto es justamente lo que dice el Evangelio de Juan: a Dios nunca lo ha visto nadie, jamás. Es un acto de fe. Y entonces la clave pasa a ser cómo vivimos esta fe", señaló Castillo.
¿Y dónde está Dios? Castillo echó mano del Evangelio de Juan para explicar que Dios está en Jesús, en sus actos y sus palabras. "Viendo cómo actuó y se comportó Jesús, así sabremos lo que le gusta a Dios, lo que quiere Dios, lo que rechaza Dios. Y eso lo vemos en la humanidad de Jesús, porque la divinidad no está a nuestro alcance. Precisamente porque la misión de Jesús es darnos a conocer lo que no podemos conocer de otra manera o por otro camino".
Para Castillo, "Jesús es una representación, un ser personal, que se identifica con Dios, y con el que Dios se ha identificado. Dios supo que lo primero que tenía que hacer para comunicarse con nosotros era humanizarse". Una profunda humanidad de Jesús que se manifiesta en la lectura de los Evangelios, donde se reflejan las "tres grandes preocupaciones de Jesús: la salud, la alimentación y las relaciones humanas". Por eso, explicó, en el Evangelio Jesús aparece curando enfermos, compartiendo la comida o acogiendo a todo el mundo, hablando con todos.
Y es que "la gran preocupación de Jesús no era si la gente pecaba más o menos, sino si la gente tenía hambre o estaba enferma", explicó Castillo. El problema era el delito, que era previo al pecado. Y eso hizo que "Jesús entrara en conflicto con los representantes de la religión".
Más aún: "Jesús se dio cuenta de que la religión, tal y como funciona, entra en conflicto con la felicidad del ser humano, y las religiones prohiben amar a ciertas personas, y son exigentes con las cosas más íntimas de las personas, mientras que se muestran tolerantes con el dinero. No toleran la igualdad: las religiones se llevan mal con la igualdad, y tienen que establecer diferencias: yo puedo más que tú, y te prohibo que pienses o digas eso", destacó el teólogo.
 Y, sin embargo, "según el Evangelio, la plenitud de lo divino se alcanza en la medida en que nos vamos acercando a la plenitud de lo humano. Y una persona que maltrata lo humano no puede creer en Dios. Quien hace sufrir a los otros, no cree en Dios, cree en una representación que ha hecho y a la que se aferra, llegando a matar si es preciso".
Para Castillo, "el problema de la Iglesia es que las mayores resistencias que ha tenido desde sus orígenes, no han sido contra lo divino, sino sorprendentemente contra lo humano", recalcó Castillo, recordando los principales conflictos de los primeros siglos del Cristianismo, y los grandes temas que, aún hoy, sacuden el debate intraeclesial: desde lahomosexualidad, a la desigualdad entre hombres y mujeres, y también la esclavitud. "¿Saben cuándo la Iglesia condenó la esclavitud? Con Gregorio XVI, a mitad del siglo XIX".
"Es curioso que los países más practicantes en Europa sean los del sur, los de más religiosidad, observancia y tradición... que son los países más corruptos. Y por el contrario, los países donde hay menos religiosidad, ritualismo y clericalismo son países donde esta lacra que sufrimos y nos avergüenza, ni se lo imaginan".
"¿Por qué el Vaticano, a estas alturas, no ha suscrito todavía los acuerdos internacionales para la aplicación de los Derechos Humanos?", denunció Castillo, quien agradeció la enseñanza desde Juan XXIII sobre los derechos humanos... en la teoría. "Busquen la palabra 'mujer' en el Código de Derecho Canónico. No la encontrarán. Mi convicción es que el CDC es un libro de una violencia.... No es que quienes lo han hecho o lo mantienen sean personas violentas. Son personas fieles a su religión. Y como quieren ser fieles y se dejarán sacar el pellejo antes de perder su religión, tenemos lo que tenemos", concluyó.
En el breve turno de preguntas, Castillo mostró su impresión de que el Papa Francisco "coincidiría en muchas cosas conmigo, aunque no en todo". En su opinión, Bergoglio "es un hombre que ha cambiado la figura del Papado, hasta el punto de que aquella imagen hierática del Papa no será fácil de recuperar".
"En este hombre predomina su humanidad. Es un hombre profundamente humano",señaló el teólogo, quien recordó que "todo lo que yo he dicho resaltando la humanidad y la misericordia también lo ha planteado Francisco". Pese a todo, reconoció que "una persona que tiene cargos de gobierno difícilmente puede poner en cuestión determinados principios que entrarían en conflicto con e mismo cargo que desempeña".
¿Veremos a Dios?, fue la última pregunta. "Yo creo en la Resurrección, porque tengo esperanza en que la última palabra no la tiene la muerte. Y en ese sentido, puedo afirmar mi fe en la resurrección. Pero seguridad... ninguna. En mis creencias está en que lo hay", finalizó.
 

martes, 29 de noviembre de 2016

XVIII Semana Andaluza de Teología: Gemido de la tierra, gemido de las personas empobrecidas. Comunicado Final. Málaga del 25 al 27 de Noviembre de 2016.

 A modo de Comunicado Final de de la XVIII SEMANA ANDALUZA DE TEOLOGÍA, bajo el Lema: “GEMIDO DE LA TIERRA, GEMIDO DE LAS PERSONAS EMPOBRECIDAS”, celebrada en Málaga del 25 al 27 de noviembre de 2016, nos ha parecido oportuno expresarlo por medio de un poema.
 Yayo Herrero miembro de Ecologistas en Acción, nos hizo ver que “hemos superado los límites de la biocapacidad del planeta”, por lo que tenemos que abordar un plan de rescate de la Tierra.
De la mano de Jeromo Aguado pastor y activista de Vía Campesina, constatamos la necesidad de volver a una mentalidad campesina en cuanto al cuidado de la tierra.
Juan José Tamayo, Secretario de la asociación de Teológica Juan XXIII, nos plantea la necesidad de un diálogo intercultural, interétnico e interreligioso, hacia una nueva síntesis: Dios, Tierra, Humanidad.
Finalmente, el teólogo José Arregui, nos invitó a hacer las paces con la Tierra, y no solo una tregua, porque “la Tierra es de Dios”.
“CONSERVEMOS LAS OBRAS DE DIOS”.
Desde nuestra fe en Dios Bueno y Creador consideramos y cuidamos  a la Naturaleza como Hermana y Madre a la vez.
Nos sentimos hermanados/as a todos los seres vivos o inertes que la pueblan y con los que compartimos una misma condición: Somos creaturas-criaturas salidas del Amor del Único Hacedor, Fuente de todo Bien y Don.
Quien dijo y predicó que el ser humano
es “el rey de la creación” nos equivocó;
no hay más Rey y Señor que el Único y Buen Dios.
Estar dotados de conciencia y racionalidad
no ha de ser para dominar, sino para usar y cuidar
lo que no es nuestro, sino préstamo no más.
Dominar no es aniquilar, ni depredar; es crear, mejorar y conservar
Así nos hacemos imagen difusa al menos de Quien a todos/as creó a impulsos de su Amor, nos cuida y protege como a su obra el Autor. 
Desde nuestra opción de seguir a Jesús de Nazaret queremos vivir en la sencillez y acentuar ser sobre tenerno acumular ni acaparar la parte que toca a los demás.
Si “no sólo de pan vive el hombre”…hemos de superar la prueba permanente del consumo irrefrenable, insaciable, pues si sólo vivimos de pan quitamos a otros su pan y la palabra humana será estúpida publicidad.
Aprender la lección de lirios y pájaros invita a vivir con simplicidad, sin agobios, sin seguros a todo riesgoporque la vida no se puede enjaular entre los barrotes de la seguridad; lo poco que necesitamos será resultado y añadidura de poner la vida en la justicia que hermana.

Como ciudadanos/as sabemos que el desastre ecológico hunde sus raíces en el abismo Norte-Sur
que hace del Planeta festín para unos pocos,
donde los hambrientos debieran ser la primera especie a proteger pues por millones los hacemos perecer.
Un falso e injusto modelo de producción, comercio y mentalidad nos hace creer que los recursos de la Madre Tierra los podemos malgastar con insaciable voracidad en una alocada fiesta permanente y sin necesidad.
A la Madre Tierra la hacemos abortar,
sus dolores causan nuestros actuales temores,
ella nos devuelve el maltrato que le damos
y cosechamos el mal que en ella sembramos.
Si no respetamos sus derechos nos quedaremos hasta sin Derechos Humanos pues ¿cómo podremos vivir si la obligamos a mal parir?
No queremos escudarnos en el mal general,
lo que esté en nuestras manos lo vamos a realizar,
cambiando para ello nuestra mentalidad:
no dueños/as, sino servidores/as y cuidadores/as.
Lo sencillo y lo cotidiano, lo doméstico y lo público,
la austeridad y el saber usar y radicalmente trabajar por el advenimiento del Reino que es la Ecología de la Fraternidad entre todos los seres -los humanos y los demás- como adelanto de “los nuevos Cielos y nueva Tierra” que el Buen Creador nos brindará.

POEMA DE UN CAMPESINO PALESTINO.
Quemad nuestra Tierra. Quemad nuestros sueños. Verted ácido en nuestras canciones. Cubrid con serrín la sangre de los nuestros, asesinados. Ahogad con vuestra tecnología el clamor de todo lo que es libre, salvaje e indígena. Destruid. Destruid, nuestra hierba y nuestro suelo. Asolad alquerías y aldeas, que nuestros mayores construyeron. Los árboles, las casas los libros, y las leyes y toda la equidad y la armonía. Arrasad con vuestras bombas los valles; borrad con vuestros editores nuestra literatura; nuestra metáfora. Desnudad los bosques y la Tierra Hasta que ni el insecto ni el ave ni la palabra encuentren rincón alguno donde refugiarse. Haced eso y aún más. No tengo miedo a vuestra tiranía. No desespero nunca. Y ES QUE GUARDO UNA SEMILLA. Una semilla pequeña pero viva que voy a guardar con cuidado y a plantar de nuevo. (A Jeromo Aguado, pastor de vacas y activista de la Vía Campesina)