Mt 1, 18-24:..." Esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el profeta: 23 Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán de nombre Emanuel (Is 7,14) (que significa «Dios con nosotros»)...
Ella contenía la Vida y la vida era la luz del Ser: Esa luz brilla en la tiniebla y la tiniebla no la ha apagado. Jn 1, 1-18.
Los relatos “de la infancia” de Mt y Lc, no son crónicas de sucesos, no son “historia” en el sentido que hoy damos a la palabra. Son teología narrativa. Mc no sabe nada de la infancia de Jesús. Jn tampoco quiere saber nada de esas historias. La fuente Q tampoco hace alusión alguna a ellas. Por otra parte, los relatos de Mt y Lc, solo coinciden en lo esencial. En los detalles, no se parecen el uno al otro en nada. Su intención no fue hacer una crónica de sucesos. El interés por la figura de Jesús, empezó con su vida pública, y sobre todo, con la muerte-resurrección. Antes de eso, nada extraordinario sucedió en él que se pudiera descubrir desde el exterior. Nadie reparó en aquel niño ni en su madre....
...Solo después de la experiencia pascual, se intentó explicar quién era Jesús, más allá de lo que se podía percibir. El modo en que lo hicieron era lo lógico para ellos. Ni se engañaban ni quisieron engañar. Nos engañamos nosotros al entender literalmente el texto, dando al relato un sentido distinto al que ellos le dieron. En todas las culturas se ha intentado explicar la grandeza de unos personajes, contando historias sobre su nacimiento portentoso. De más de cuarenta personajes anteriores a Cristo, se dice, que han nacido de madre virgen. Esos datos no pretenden afirmar nada sobre su madre sino sobre ellos...
Fray Marcos
...Los relatos de "concepciones milagrosas" se ecuentran prácticamente en todas las mitologías. Tras ellos, late el arquetipo del "Niño.dios", que expresa, a través del mito, una intuición profundamente sabia: La unidad inseparable de lo humano y lo divino en un mismo ser...."Tod@s participamos de esa doble naturaleza": somos formas diferentes, particulares, y, en cuanto tales, experimentamos las vicisitudes de nuestra historia concreta, pero al mismo tiempo, somos también el único Ser, atemporal e ilimitado, que se expresa en cada forma, aunque sin reducirse a ellas. en este sentido profundo tod@s somos Emmanuel....Y por eso, al verlo a él, nos estamos viendo a nosotr@s.
Enrique Martinez Lozano.
EL DIOS DE LA NAVIDAD.
Miguel ángel Mesa Bouzas.
Felices a quienes la Navidad les impulsa a vivir cada día con más sencillez, reduciendo el consumo para que a la humanidad le brille la estrella del futuro con más intensidad.
Felices quienes se acercan al portal de Belén con un espíritu de humildad y generosidad creciente,compartiendo lo que son y poseen, porque eso es lo que les reporta el máximo esplendor personal.
Felices quienes en estas fiestas y en su vida diaria consuelan, acompañan y enjugan las lágrimas de quienes están afligidos y desesperanzados.
Felices quienes, en la noche del Nacimiento, se muestran sedientos de paz y justicia, y alientan dentro de sí un hambre creciente por hacer presente la igualdad y la dignidad.
Felices quienes, al contemplar la encarnación de Jesús, se revisten para siempre con el traje de la misericordia, la compasión y la solidaridad.
Felices a quienes al contemplar los ojos del Niño, se les ilumina la mirada y sienten cómo les nace la transparencia, la limpieza en el corazón, el deseo de claridad y verdad.
Felices quienes, ante la violencia sobre tantas familias empobrecidas, o de las armas que producen guerras y millones de muertos y desplazados, se comprometen con la verdad, la paz y la no-violencia.
Felices quienes son insultados, perseguidos, despreciados por acompañar y reclamar los derechos pisoteados de los desahuciados, los inmigrantes, las mujeres violentadas, los trabajadores explotados…
Felices quienes se sienten habitados por el amor de Dios, la ternura del Niño que nace y la fuerza del Espíritu, y llenos de luz interior salen a los caminos a anunciar y vivir la buena noticia de la liberación: “Felices las mujeres y los hombres de buena voluntad, que se sienten hermanos y hermanas de esta humanidad dolorida, sufriente, esperanzada y resistente. Porque ya están construyendo desde su pasión, su esfuerzo y su ilusión, desde su propia cotidianidad, el mundo fraterno, justo y solidario que tanto necesitamos de la mano del buen Dios de la Navidad”.
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