Por influencia del Cristianismo, el mito de la Redención está vivo aún en Occidente, por el que Jesús, el Hijo de Dios, murió en la cruz para redimirnos o salvarnos de nuestros pecados. Jesucristo fue la victima expiatoria que unicamente pudo aplacar al Dios airado con los humanos, por haberle desobedecido sus primeros padres Adán y Eva en el Paraiso. ¿Cuáles son los fundamentos de este mito judeo-cristiano? El obispo episcopaliano John Shelby SPONG nos lo expone ampliamente en un artículo, que trato ahora de sintetizar.
El mito se basa en que la creación hecha por Dios, de los astros y la tierra, junto con el hombre a imagen suya, varón y hembra, fue perfecta, por ello termina la narración del Génesis1,31: "vio Dios todas las cosas que había hecho y eran en gran manera buenas". Pero Adán y Eva, los padres del genero humano, desobedecieron a este Dios creador, el cual los arrojó del Paraiso. Desde entonces proceden todos nuestros males: la tierra es maldita, Adán deberá trabajarla para arrancarle el sustento diario y Eva parirá con dolor a sus hijos. No obstante, Dios al mismo tiempo, hace la promesa de que del linaje de Adán y Eva nacerá uno que "aplastará la cabeza de la serpiente, símbolo del mal" (Gen 3,15)