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martes, 5 de abril de 2016

Resucitar. José Arregui. Teólogo

José Arregui1No frecuento las salas de cine, y solo por la prensa y algún tráiler conozco la película recién estrenada ‘Resucitado’. El director –no tiene poco mérito solo por haberse atrevido– vuelve a la historia de Jesús de Nazaret narrada por los Evangelios y a centrarse en la cuestión más espinosa: ¿Qué pasó con Jesús después de su terrible muerte en la cruz?
Su cadáver ha desaparecido y en Jerusalén circulan rumores de que ha vuelto a la vida. Si fuera así, sería el Mesías. Pilato, el procurador romano que lo había condenado a la terrible pena de la cruz, empieza a temer y encarga al centurión Clavius que busque el cadáver como sea, para acabar con los rumores y evitar un posible levantamiento “cristiano” o “mesiánico” (que significan lo mismo) por parte de los seguidores del profeta nazareno. Pero el cadáver no aparece, y el mismo Clavius empieza a dudar: ¿será el Mesías?
Parece que la película acierta a construir una historia que capta y sostiene el interés del espectador. No creo, sin embargo, que acierte a tratar el asunto de fondo, la resurrección, como nuestro tiempo lo demanda. A pesar de ello, la película, según cuenta Religión Digital, ha contado con el visto bueno del Vaticano y del propio Papa Francisco, y también con el del arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro, que incluso ha posado con los actores.
Como cristiano que quiero ser y busco decir mi fe de manera creíble, me da pena, no por la película –que será buena si la historia, la ambientación y los actores son buenos, y parece que lo son–, sino porque constato de nuevo que la institución eclesial sigue anclada en parámetros del pasado. En parámetros que se han vuelto totalmente ajenos para nuestra sociedad en masa desde los 65 años para abajo. ¿Quieren hablar de Dios, de Jesús, de la Pascua, solo a los jubilados, y aun solo a una pequeña parte de ellos? ¿Creen realmente que el Evangelio puede ser todavía levadura y aliento para nuestra sociedad moderna del conocimiento? ¿O han desistido del todo? ¿O piensan que pueden seguir hablándonos hoy con el lenguaje de ayer? Nadie les entiende.
La institución eclesial y la teología oficial –y esta película de ahora– siguen encerrando el anuncio pascual, el mensaje de la resurrección, la buena noticia de la Vida en imágenes, conceptos, cosmovisiones del pasado: la resurrección como un hecho físico ocurrido al tercer día, la desaparición milagrosa del cadáver, la aparición igualmente milagrosa y selectiva de Jesús resucitado solo a algunos… Es como seguir diciendo que este mundo maravilloso fue creado en seis días, que el ser humano apareció en nuestro planeta por una intervención divina “especial” o que el sol gira en torno a la luna.
Es verdad que la Biblia y los evangelios lo cuentan así, pero seguir leyendo la Biblia y los evangelios de esa manera, a la letra, y empeñarnos en que la fe pascual conlleva la creencia literal en todo ese aparato imaginario y conceptual equivale a ser profundamente infieles al mensaje de la Biblia y del Evangelio.
La resurrección no sucede en nuestros parámetros de tiempo y lugar. No es temporal ni intemporal, sino transtemporal. No es espacial ni a-espacial, sino transespacial. No es histórica ni a-histórica, sino transhistórica. No la podemos imaginar, porque nuestras neuronas solo pueden imaginar 3 dimensiones. Pero la Resurrección o Dios o el Espíritu Vital no se pueden encerrar en nuestras 3 dimensiones ni en todas las otras que pudiéramos conocer o manejar.
Así pues, Jesús no resucitó “al tercer día” en Jerusalén, sino cada día de su vida, cuando respiraba el Espíritu de la Vida lleno de confianza, cuando era prójimo bueno y feliz, alentaba a los pobres a liberarse de su miseria, se enfrentaba al poder político y religioso, anunciaba y realizaba un mundo libre y fraterno, contaba parábolas consoladoras y provocadoras, curaba enfermos y les decía: “Levántate”, compartía la mesa con los excluidos de la sociedad y de la religión… Jesús resucitó en su vida, cuando vivía y hacía vivir. Por eso resucitó también en la cruz, cuando entregó del todo su aliento vital.
Lo mismo nosotros. No resucitaremos “al fin del mundo”, ni en el “valle de Josafat” o en “el otro mundo”. Como Jesús, resucitamos en cada instante de bondad creativa –por incipiente y fragmentaria que sea– de nuestra vida cotidiana. Resucitamos a la Vida cuando acogemos a los refugiados –el Viviente se nos hace presente en ellos–, y si no los acogemos nos morimos. Resucitamos a la Vida cuando resucitamos a los que mueren: está en nuestras manos. Está en nuestras manos, por ejemplo, resucitar a esos niños –2 cada día– que se ahogan en el Egeo y el Mediterráneo, y van más de 340 niños y niñas ahogadas en los últimos 6 meses en el Mediterráneo, convertido en “la fosa común más grande del mundo” (Nuria Díaz, portavoz de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado). ¿Cómo los resucitaremos? Recibiendo en nosotros, respirando hondamente su tierno, poderoso, aliento vital, y haciéndolo revivir en todos los niños y niñas amenazadas de muerte. Resucítalos y estarás resucitando.
Si tus entrañas se compadecen, si tus manos se abren, si en tu desaliento te levantas, si vuelves a confiar en el otro, si tu mirada se amplía, entonces resucitas como Jesús, como toda vida buena, como la semilla y la hoja en primavera.
Escucha en lo más hondo de ti las palabras del resucitado a María de Magdala: “¿Por qué lloras, María? ¿Por qué buscas el cadáver? ¿Por qué te aferras al pasado? No te apegues a la forma perdida. Descubre la vida, la presencia nueva. Vive”. Escucha lo que dice el misterioso caminante pascual a la pareja de Emaús: “¿Por qué volvéis atrás y camináis cabizbajos? ¿Por qué creéis en el poder de Pilato, en las mentiras europeas, en la dictadura financiera más que en el poder del Espíritu? ¿Por qué creéis en la muerte más que en la vida? Abrid vuestra mente, vuestro corazón, vuestras manos. Creed en la vida nueva. Construid un futuro nuevo. Resucitad cada día al ‘más allá’ divino que es el corazón del ‘más acá’”.
José Arregi
(Publicado en DEIA y en los Diarios del Grupo NOTICIAS el 3 de Abril de 2016)

martes, 29 de marzo de 2016

Encuentro CCP-13-03-2016: El cuidado de la tierra.

Breve resumen del Encuentro Por Pepe Gilabert.:

Celebramos el pasado Domingo 13 de Marzo de 2016 en la residencia de Los Combonianos el Encuentro de cuaresma de las CCP de Granada. El tema elegido para reflexionar ese día fué La enciclica del Papa Francisco "Laudato Sii". Sobre las 11 y cuarto, tras unos minutos de saludos y achuchones afectuosos, comenzamos con un ratito de oración y meditación a partir del relato bíblico del Génesis. A continuación Ines, de la comunidad de Atarazana, nos expuso de una manera magistal un resumen introductorio con las ideas fundamentales de cada uno de los seis cápítulos de la enciclica. Despues pasamos a una puesta en común de las opiniones de l@s participantes entre las que cabe destacar la oportunidad, importancia y alcance de esta enciclica del Papa sobre el cuidado de La Tierra ( nuestra casa común). Se puso también de manifiesto la valentia de Francisco en el capítulo donde expone las causas que estan provocando el alarmente deterioro ecológico de nuestro planeta, señalando a los mercados, a la tecnologia, al desarrollo sin control y al sistema capitalista como los principales causantes.
Luego, como todo el encuentro fué una Eucaristía, pasamos al ofertorio, la plegaria eucaristica y la fracción del pan; y de ahí pasamos a la mesa compartida en el jardín dando buena cuenta de las viandas que cada una había traído. Despues de un rato de animada sobremesa volvimos al trabajo con la proyección de dos videos animados sobre ecología: uno ambientado en Sudamerica y otro en Africa. Las niñas y niños hicieron un teatrillo de títeres y una fiesta en homenaje a Israel por la recuperación de su operación. Carlos nos explicó sobre los distintos proyectos de cooperación en los que colabora comunidades en Bolivia, El Salvador y Togo.El padrenuesto y la Paz  dío paso a la merienda solidaria para los proyectos,  con bollos y chocolate. Sobre las seis de la tarde terminamos el encuentro, despidiendonos hasta la Pascua.

ENCICLICA “LAUDATO SI”. Por Inés López Gomez.

Venimos de una tradición judeo-cristiana, en la cual hemos querido interpretar las lecturas acomodándolas a nuestros intereses, erigiéndonos como dominadores de la tierra y sus recursos, en beneficio de nuestro concepto de desarrollo, y digo el nuestro porque desarrollo no significa lo mismo para todos, el concepto de desarrollo como crecimiento ilimitado, basado en la producción y consumo, es propio del sistema capitalista y de una visión etnocentrista del mundo.

En una charla de Sergie La Touche (Teórico del decrecimiento), sobre el decrecimiento, al hablar sobre desarrollo, transmitió su experiencia en África y como allí no tenían una palabra que explicara ese concepto y desarrollo lo definían como “el sueño del hombre blanco”.

Vivimos dentro de la lógica de un sistema que se basa en el consumo ilimitado y que no mira las consecuencias de ese consumo basado en la rentabilidad económica, extractivismo, expolio…., y que se protege negando las consecuencias del cambio climático o confiando en la ciencia para frenar la locomotora que ha perdido ya el control, pero sin tener que cambiar nuestro sistema y nuestros hábitos, y así respiramos aliviados cuando saltan noticias como la de la bacteria que se alimenta de pet, y nos permitirá seguir consumiendo este producto sin cuestionarnos su procedencia y su impacto desde el origen de la extracción del petróleo, etc.

Según el informe de la Asociación Estadounidense Para el Avance de la Ciencia, la mayor sociedad científica general del mundo, 2014, citado por Naomi Klein en su libro “esto lo cambia todo”, dice textualmente, “la mayoría de las proyecciones  sobre el cambio climático presuponen que los cambios futuros –las emisiones de gases de efecto invernadero, los incrementos de las temperaturas y otros efectos como el aumento del nivel del mar- se producirán de forma gradual. Una determinada cantidad de emisiones se traducirá en una cantidad dada de subida de la temperatura que conducirá a su vez a una cierta cantidad de suave aumento gradual del nivel del mar. Sin embargo, el registro geológico referido al clima muestra momentos en los que una modificación relativamente pequeña de un elemento climático provocó alteraciones bruscas en el sistema en su conjunto. Dicho de otro modo, impulsar las temperaturas mundiales hacia más allá de determinados umbrales podría desencadenar cambios abruptos, impredecibles y potencialmente irreversibles que tendrían consecuencias enormemente perturbadoras y a gran escala. Llegados a este punto, incluso aunque no vertiéramos CO2 adicional alguno a la atmosfera, se pondrían en marcha procesos imparables. Para hacernos una idea de ello, imaginemos una avería repentina de los frenos y la dirección del vehículo climático a raíz de la cual ya no pudiéramos controlar el problema y sus consecuencias.”
A su vez la Agencia Internacional de la Energía, citada en el mismo libro, advierte que si no logramos controlar nuestras emisiones antes del 2017, convertiremos en inevitable un nivel de calentamiento sumamente peligroso, según las palabras del economista en jefe de la AIE, Fatih Birol “la puerta para evitar el calentamiento a solo 2ºC está a punto de cerrarse. En 2017 se habrá cerrado para siempre”.

Este es el contexto en el que nos situamos actualmente, de ahí la importancia de que seamos conscientes de que la lucha contra el cambio climático no es una lucha aislada dentro del resto de luchas y que el cambio climático es otra evidencia de que nuestro sistema no es válido para el desarrollo de la vida.
Por eso es importante que todas las instituciones sean conscientes y empiecen a señalar las causas y los causantes de ello, y es importante que la iglesia como institución venga a recordarnos nuestras raíces y empiece a señalar a los causantes identificándolos como el sistema económico, la política que se somete a la economía, el mercado, en resumen el sistema capitalista.
La encíclica se divide en seis capítulos que van analizando las causas, las soluciones o vías de solución.
Si  analizamos la encíclica desde la introducción, encontramos aspectos que nos rompen nuestra idea de libre disponibilidad de los recursos y nos habla de la tierra como casa común, hermana, madre, y nos recuerda como hemos olvidado que nosotros mismos somos tierra. Uno de los problemas de nuestra sociedad es que hemos olvidado que somos parte de un todo y nuestro arraigo a la tierra, y que formamos parte de un delicado ecosistema, el cual es alterado por nuestra forma de organizarnos socialmente.

Otro aspecto que me parece importante es que incluye  a la “oprimida y devastada tierra entre los pobres más abandonados y mal tratados de la tierra”. Cuando además son estos los que más sufren las consecuencias del cambio climático, y también me parece que es una forma de incluirlo todo dentro de los males de un mismo sistema.
Dentro de la referencia que hace a sus antecesores me parece importante la que se refiere al Patriarca Bartolomé “llamó la atención sobre las raíces éticas y espirituales de los problemas ambientales que nos invitan a encontrar soluciones no solo en la técnica si no en un cambio en el ser humano”, y por su puesto a Francisco de Asís que inspira esta encíclica, donde afirma que en él se advierte hasta qué punto son inseparables la preocupación por la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la paz interior.

Esto se une con el llamado que hace el papa, donde indica que necesitamos una conversación que nos una a todos, y por todos entiendo todos los agentes sociales y todos los movimientos sociales que debemos ser conscientes de que las luchas aisladas pueden conseguir cambios y mejoras, pero no generaran el cambio de sistema necesario si no tomamos conciencia de que tenemos una lucha común que abarca todos los aspectos. Esto me recuerda a la reflexión que hace Naomi Klein en las conclusiones de “esto lo cambia todo”, que dice textualmente “Así pues, el cambio climático no pide a gritos un movimiento nuevo y reluciente que triunfe  por arte de magia allí donde otros fracasaron. Todo lo contrario. Por el mero hecho de ser la crisis de más amplias implicaciones generada por la cosmovisión extractivista, una crisis que sitúa a la humanidad ante un plazo límite firme en inflexible, el cambio climático puede constituir la fuerza –el gran empujón, por así decirlo- que reúna a todos esos movimientos que se mantienen actualmente con vida. Un rio de aguas vigorosas alimentado por incontables afluentes de los que recoge la fuerza colectiva necesaria para alcanzar finalmente el mar. –la confrontación fundamental, que parecía ser la del colonialismo y anticolonialismo, es decir, el capitalismo y el socialismo, pierde importancia, escribió Frantz FAnon en su clásico de 1961, los condenados de la tierra, -. Lo que cuenta ahora, el problema que cierra el horizonte, es la necesidad de una redistribución de las riquezas. La humanidad so pena de verse sacudida, debe responder a este problema-. El cambio climático es nuestra oportunidad de corregir por fin esos enconados males, de terminar el proceso inacabado de la liberación-.

Realmente la encíclica no nos dice nada nuevo sobre el cambio climático pero si es importante la forma en la que lo hace, que es desde un punto de vista muy crítico, por un lado con los grandes responsables (poder económico) y por otro lado con los participante (nosotros).

A continuación hago un esquema de los aspectos que me han llamado la atención de los distintos capítulos.
Ya hice mención a algún aspecto de su llamado pero también quiero señalar en el desglose que hace sobre las actitudes que obstruyen los cambios, señalando como tales:
·         La negación
·         La indiferencia
·         La resignación
·         La confianza técnica.
También resalto de su llamado el  punto 16.
Capitulo 1. “Lo que está pasando a nuestra casa”.
Destaco el concepto de “RAPIDACIÓN”.
1.1.          Contaminación y cambio climático
1.2.          Contaminación, basura y cultura del descarte, habla de la idea del descarte no solo de los objetos sino también de las personas excluidas
1.3.          Cuestión del agua
1.4.          Deterioro de la calidad de vida humana y degradación social, nos habla de la estructura de las ciudades, la privatización de los espacios públicos…….
1.5.          Inequidad planetaria, “un verdadero planteamiento ecológico se convierte siempre en un planteamiento social”. Aquí nos habla de la ética en las relaciones internacionales “deuda ecológica”, nos habla como “la deuda externa se ha convertido en un instrumento de control, pero no ocurre lo mismo con la deuda ecológica”
1.6.          Debilidad de las reacciones, la política internacional no se implica, no es capaz de llegar a acuerdos  ni siquiera de mínimos.  Habla del futuro de los hijos, aquí tendríamos que hablar no solo de los hijos sino también de todas las formas de vida de la tierra, sería necesario la existencia del defensor de las generaciones futuras, ya planteado en la cumbre de Rio. Y me parece muy importante que señala el sometimiento de la política ante las finanzas. Igualmente hace una crítica al sistema actual basado, en la especulación y renta financiera
1.7.          En este punto al referirse a la diversidad de opiniones, señala la insostenibilidad del sistema actual desde distintos puntos de vista

Capitulo 2. “el evangelio de la creación”
En este capítulo nos desmonta la idea de dominio del ser humano sobre la tierra, y así expresa como todos somos creados por el mismo padre a imagen y semejanza.
Todo está conectado, en el punto 2.6 nos habla del destino común de los bienes, todo planteamiento ecológico debe incorporar una perspectiva social que tenga en cuenta los derechos fundamentales de los más postergados.
El Medio Ambiente es un bien colectivo, patrimonio de toda la humanidad y responsabilidad de todos. “Quien se apropia de algo es solo para administrarlo en bien de todos”.

Capitulo 3. “raíz humana de la crisis ecológica”
3.1 La tecnología: creatividad y poder
3.2 Globalización del paradigma tecnocrático. La humanidad ha sucumbido a la tecnología. Idea de los recursos ilimitados.
El mercado no garantiza por sí mismo el desarrollo humano integral y la inclusión social, de este apartado destaco también el punto 111 y 114
3.3 Crisis y consecuencias del antropocentrismo. Las autoridades tienen el derecho y la responsabilidad de tomar medidas de claro y firme apoyo a los pequeños productores y a la variedad productiva, este aspecto es muy importante ya que nos enlaza de manera muy directa con el ttip y demás acuerdos transnacionales.

Capitulo 4. “una ecología integral”
Ecología ambiental, económica y social, no hay dos crisis social y ambiental, solo una que a la que pertenecen las dos. Nos habla de la ecología de la vida cotidiana, el principio del bien común, la justicia entre generaciones  y solidaridad intergeneracional.

Capitulo 5. “algunas líneas de orientación y acción”.
.- Dialogo sobre el medio ambiente en la política internacional
.- Re emplazamiento de los combustibles fósiles
.- Cooperativas de autoabastecimiento local a nivel energético.
.- Ser requiere decisión política presionada por la población
.- Dialogo y transparencia en los procesos decisionales.-
.- La política no debe someterse a la economía, en este punto dice en concreto “la salvación de los bancos, haciendo pagar el precio a la población, sin la firme decisión de revisar y reformar entero el sistema, reafirma un dominio absoluto de las finanzas que no tienen futuro y que solo podrá generar nuevas crisis”.
.-Conviene evitar una concepción mágica del mercado.
.- ha llegado la hora de aceptar cierto decrecimiento
.- las religiones en el dialogo con las ciencias.

Capitulo 6. “educación y espiritualidad ecológica”
 - Apostar por otro estilo de vida
.- Responsabilidad de los consumidores “comprar es siempre un acto moral, y no solo económico”
.-Referencia a la carta de la tierra “como nunca antes en la historia, el destino común nos hace un llamado a buscar un nuevo comienzo”
.- Educación para la alianza entre la humanidad y el ambiente.
.- conversión ecológica.

Espero que estos apuntes sobre lo que a mi llama la atención de la encíclica sean útiles para la reflexión, y nos ayuden a no olvidar que somos afluentes de ese gran rio, de aguas caudalosas que arrastran lo viejo e inservible, para traer nueva vida.



jueves, 24 de marzo de 2016

La verdad y la mentira de la Semana Santa. J. A. Estrada. Teólogo.



Diario de Sevilla,  24 03 16

La verdad y mentira de la Semana Santa


JUAN ANTONIO ESTRADA | ACTUALIZADO 24.03.2016 - 01:00

SI hay algo que define a la Semana Santa andaluza es la cruz, incluso más que la última cena, aunque Jueves y Viernes Santo forman una unidad temática, teológica e histórica. Lo que comenzó el Jueves culmina en el Viernes Santo, y la cruz arroja su perspectiva sobre todo lo que ocurrió antes. Se puede hablar del cristianismo como una religión trágica, ya que hace de un crucificado el centro de la revelación de Dios. Es el final de una época, la de la religión del poder, que busca en el omnipotente milagros y mercedes. Los representantes de la religión se lo recuerdan a Jesús: si eres el mesías, mucho más si pretendes ser hijo de Dios, baja de la cruz y creeremos en ti. Si no lo haces eres un blasfemo, castigado por Dios, porque Él bendice a los que le obedecen y aplasta a los que le ofenden. Su muerte sólo puede entenderse desde dos posturas teológicas: o bien es un pecador, al que Dios castiga; o hay que cambiar la imagen de Dios. Porque la cruz, si Jesús le fue fiel, muestra la debilidad de Dios, que no se impone a la libertad del hombre, que permite impotente el mal en la historia, y que no puede ser el Señor providente que la controla. Por eso, Jesús era inaceptable para la religión y la sociedad judías. 

domingo, 20 de marzo de 2016

LA SEMANA SANTA ¿CRISTIANA?


 Turismo, desfiles militares, procesiones, boato, exorno, himnos patrios, autoridades civiles, militares, eclesiásticas...
¿Dónde quedaron los pasos perdidos? Refugiad@s, inmigrantes, desemplead@s, excluíd@s, barrios ignorados,...
"La cruz contiene el relato de un hombre bueno, que es aplastado por un poder político y religioso inhumano, un grito contra toda injusticia y de solidaridad con tod@s l@s crucificad@s"




ESTÁ AMANECIENDO

Escrito por  
Está amaneciendo, intento estar en silencio, pero estoy inquieta, diferentes imágenes y rostros se agolpan en mi mente. Sé que en el Evangelio, cuando se habla de amanecer quiere decir que “empieza a clarear, a hacerse la luz”. Intento hacer luz dando nombre a las cosas que emergen de muy dentro: Escuchaba anoche el sonido de los tambores redoblando, preparando la Semana Santa a la vez que en las noticias, de nuevo, numerosas imágenes de hombres, mujeres y niños llegando a Europa, bastante rotos, con unas miradas… indescriptibles.
Se me hace extraño que llenemos las calles de procesiones para saciar nuestra sed de religiosidad y de pertenencia, cuando la procesión de miles de hombres y mujeres llegando a nuestras vallas y fronteras es sumamente más real y actual y no está resuelto el tema y ni siquiera nos dejan colaborar. ¿Qué nos pasa a los europeos?...
Por ahí veo yo uno de los trabajos que tenemos por delante: trabajar la espiritualidad para que nos lleve a una religiosidad más comprometida....

No digo que las procesiones no lo sean, solo que para algunos parece más importante enternecerse ante un paso recordando una escena de la pasión de Jesús que ver el rostro de Jesús en ese niño sirio que se le parecía, seguro, mucho más que los rubitos con que llenamos los pesebres…
Estamos en pleno cambio de paradigma. Es como una adolescencia o menopausia o andropausia, en que todo está revuelto, como de noche, pero algo nuevo se está gestando, y sí, lo notamos....
Jesús encuentra en la naturaleza y el silencio el eco a los textos de la biblia hebrea que él conocía y trataba de vivir. Ecos de los profetas que desmontan una religiosidad que ha ido vaciándose de contenido, y él la va llenando de una experiencia interior que le mueve a hablar y actuar a su estilo, enderezando torceduras ideológicas y religiosas.
LA SEMANA SANTA: LA PARADOJA HUMANA
Escrito por  
La celebración de la Semana Santa –más allá de las formas de expresión que ha ido adoptando a lo largo de siglos– pivota en torno al misterio central de la existencia humana, tal como aparece en el mundo manifiesto: el movimiento de muerte-resurrección: todo lo que ha nacido, morirá; y solo la muerte permite un nuevo nacimiento, porque –como decía Jesús- “si el grano de trigo no muere, no puede dar fruto” (Jn 12,24).
De ese acontecimiento –como de cualquier otro–, caben varias lecturas.
En un plano mítico, se hacía fundamentalmente en clave expiatoria: la muerte de Jesús en la cruz es el medio querido por Dios para expiar nuestros pecados –fundamentalmente, el “pecado original”- y, de ese modo, recuperar la amistad divina. En esta perspectiva, Jesús es el “enviado celeste” que entrega su vida para salvar a toda la humanidad.
En el plano histórico, la cruz es consecuencia del poder despótico, religioso y político, capaz de eliminar a una persona inocente porque, sencillamente, les molestaba. Jesús asume la cruz como consecuencia de la fidelidad a su propio mensaje y la vive en actitud de entrega amorosa.
En un plano ético, La cruz proclama el compromiso de luchar por la justicia, poniéndonos, amorosa y eficazmente, del lado de los crucificados. Es lo que vimos en la persona de Jesús, cuya existencia estuvo marcada por la compasión y la predilección por los últimos.
En el plano simbólico o profundo, pueden apreciarse diversos significados. Por un lado, habla de aquel misterio central al que me refería más arriba, y que nos atraviesa constantemente: muerte y resurrección son las dos caras de la misma realidad aparente. En todo momento, de una manera consciente o no, estamos muriendo y resucitando: desde las células de nuestro organismo hasta nuestras ideas, todo se halla en proceso de constante cambio. El cambio constituye, de hecho, la ley que rige el mundo de las formas....

NO ES FÁCIL ENTENDER LA PASIÓN.                                      José M. Castillo
No resulta fácil entender lo que vemos y vivimos cada Semana Santa. Porque no es fácil entender por qué, cada año y cuando llegan estos días, paseamos por nuestras calles imágenes de dolor, agonía y muerte, en procesiones de respeto y devoción. Y, lo que es más llamativo, exhibimos las imágenes del fracaso en tronos de exaltación triunfal, con música gregoriana, incienso de dioses y bandas de música, tambores y trompetas. Todo eso, que es la expresión más elocuente del empeño incomprensible por hacer, del fracaso más humillante de la vida, el triunfo soñado de nuestras más sublimes ilusiones. 

¿Por qué sucede, en el ámbito de la religión, lo que a nadie se le ocurre imaginar en los demás sectores de la vida? ...

EL SÁBADO 26 de Marzo, a las nueve de la noche en el local de CCP de Granada: Atarazana del Santísimo 6-bajo (Espaldas Instituto Padre Suárez, Gran Vía) CELEBRAMOS LA FIESTA DE LA VIDA Y LA LIBERTAD: La Pascua. Estáis invitad@s.

martes, 15 de marzo de 2016

Por una Iglesia sin curas...En el día del Seminario.

En el día del Seminario: 

Por una Iglesia sin curas

Redes
Juan Luis Herrero del Pozo inició su etapa de reflexión teológica madura –que continúa hoy en soledad, por las limitaciones impuestas por la enfermedad– con un artículo provocativo: ¿Por qué son aburridas las eucaristías?. Pareció un artículo escandaloso, que ocasionó entre los salesianos la destitución del equipo de la revista que lo publicó. Pero sus posteriores libros y artículos fueron desarrollando y fundamentando lo que que allí se decía. Parecido es el artículo de José Ramón Pérez Perea, más historiador y sociólogo que teólogo técnico, que tomamos de Redes Cristianas y que mañana comentará otro artículo de José Mª Urío Ruiz que publicó también hace unos días dicho portal. AD.

Por una Iglesia sin curas

José Ramón Pérez Perea
¿Es posible una Iglesia sin clérigos (curas obispos papas)?. Jesús no fue sacerdote, ni consta que instituyera el sacramento del Orden. Más bien criticó a la “casta sacerdotal”, que fueron los que le condenaron. Jesús crea la Comunidad de iguales, en la que se encuentran personas con distintas cualidades (karismas).

Históricamente los cristianos multiplican su número. Aparecen distintos modos de actuar, de pensar, se producen disensiones y van a sentir la necesidad de proteger su unidad, de gobernar la diferente y dispersa Comunidad. Se comienza a establecer poderes de gobierno: unos van a mandar y otros a obedecer, unos a enseñar y otros a aprender.
Los elegidos para el Gobierno tienen que justificar su autoridad recibiendo un “Plus”, que los legitime y diferencie de los demás. Se crea la sacramentalidad: el poder viene de Dios, a través de un Ritual y se traspasa de generación en generación, y se instituye un orden de menos a más (diáconos, sacerdotes, obispos, papas). Con ello, se obliga a la Comunidad a obedecer y bajo la amenaza de la excomunión al disidente: no hay salvación fuera de la Iglesia (de los curas). “Nula salus extra eclesiam” . Se llega a construir, pasados los primeros años, lo que Jesús nunca quiso, la casta Sacerdotal, que tanto había criticado en su tiempo, y en la que se desecha a las mujeres.
Si analizamos de dónde proceden lo poderes sobrenaturales de los clérigos, descubriremos que el Bautismo no es privativo suyo. Cualquier persona – si realiza diversas formalidades – tendrá capacidad de bautizar.
El perdón de los pecados, mediante la confesión individual, tampoco consta en ningún texto de la Escritura. Las recientes investigaciones determinan que el texto de S. Mateo (16,21) no fue pronunciado por Jesús, sino creado posteriormente, para poder justificar el “atar y desatar” de los clérigos. Es la Comunidad la que se reúne, oye y perdona a quien lo pide. La confesión individual se establecerá muchos siglos después.
La Unción de los enfermos, si bien aparece en la Carta de Santiago, no consta que lo fuera por mandato de Jesús. Más bien va en la línea del uso de ungüentos caseros contra las enfermedades y heridas, en un tiempo carente de procedimientos clínicos; a modo de lo que aparece en la parábola del samaritano (Lc. 10,34), no seguidor de Jesús, que cura con aceite y vino (desinfectante) al herido por salteadores.
El Sacramento del matrimonio ni fue instituido por Jesús ni es privilegio de los clérigos. Según la propia doctrina eclesiástica, son los mismos esposos, cuando se aceptan mutuamente, como marido y mujer, los que se constituyen como tales. La tarea del cura se reduce a ser mero testigo, de un contrato creado, en siglos posteriores, para asegurar la propiedad y su transmisión de padres a hijos.
La Eucaristía, como presencia física, de Jesús en las hostias consagradas por los sacerdotes por el mero hecho de la pronunciación de unas palabras míticas, que transforman “milagrosamente” el pan y vino en la persona de Jesús, tantas veces como se quiera y que se guardan por centenares en miles de sagrarios por todo el mundo, no resiste – hoy día – a un mínimo análisis racional.
La presencia eucarística de Jesús ha de entenderse como su presencia cuando sus discípulos se reúnen en Asamblea de iguales, movidos por el amor, en actitud de servicio a los otros (lavatorio de pies). Festejando el acontecimiento del amor sin límites, con un banquete, en el que se ofrece Pan y Vino, como señal de total entrega a los demás. Sólo el Amor hace presente a Jesús.
Desvanecido el carácter sobrenatural, de las acciones clericales, su poder exclusivo de Gobernar cae por su propio peso. La gobernabilidad de las Comunidades ha de recaer en personas, democráticamente elegidas por la propia comunidad, sin Plus alguno de sobrenaturalidad. Basta que sean buenos gestores, honrados, transparentes y sometidos a las decisiones de las Asambleas.
En conclusión:
Es el Pueblo de Dios (Concilio Vaticano II) el que recoge el testigo que Jesús nos pasó. Ya no hay clérigos-laicos, hombres-mujeres, libres-esclavos, que decía s. Pablo (Gal. 3,28). Es el Pueblo de Dios el que es sacerdotal, sin diferencias entre un@s y otr@s.

miércoles, 9 de marzo de 2016

Construir Puentes. Miguel Santiago Losada. Diario de Córdoba 09/03/2016

Mostrando

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Vivimos en un mundo alarmantemente inhumano, injusto e insolidario, visibilizado por la ONG Oxfam en su informe anual, al afirmar que las 62 personas más ricas acumulan la misma riqueza que los 3.600 millones más pobres. De estas terribles diferencias tampoco se libra España que, según el informe de la OCDE, sigue estando a la cabeza de la UE en el crecimiento de la desigualdad desde el inicio de la crisis, tan solo por detrás de Chipre. La distancia entre ricos y pobres ha crecido, llegando en 2015 a concentrar el 1% de la población tanta riqueza como el 80% de los más desfavorecidos. Mientras tanto, la vieja y cada vez más fortificada Europa muestra su cara más hostil con los refugiados, alcanzado su máxima expresión en los 330 niños ahogados en las aguas del Mediterráneo y en los más de 10.000 niños que viajaban solos, esperando ser acogidos, desaparecidos nada más llegar a Europa, según estimaciones de la Europol (Oficina Europea de Policía), encontrándose muchos de ellos en manos de organizaciones de tráfico de personas.
Cómo puede estar pasando esto en pleno siglo XXI cuando el mismo papa Francisco afirma que la única certeza reside en que "todos somos hijos de Dios", lo que podría traducirse para los no creyentes en: todos y todas somos iguales. Ante la falta de dirigentes políticos europeos que alcen la voz y desarrollen políticas solidarias y humanas, ha tenido que ser el papa Francisco el que denuncie tanta barbaridad y acuse a los que construyen muros. Al candidato a las primarias del Partido Republicano (EEUU) Donald Trump le ha dicho: "Una persona que solo piensa en construir muros, sea donde sea, y no en construir puentes, no es un cristiano. Esto no está en los evangelios". Este es el mensaje que quiere dar en el año de la misericordia, el de construir puentes y no muros. El Evangelio es la misericordia y si la Iglesia no cumple con ese mandato está traicionando la esencia de su mensaje. La iglesia tiene que "pasar de aduana a hospital de campaña", dice el Papa.
Los andaluces tuvimos la suerte de tener un profeta misericordioso, que nos dejó hace 21 años, Diamantino García Acosta, al que cantaba Carlos Cano: "andaba con la verdiblanca por la causa de los pobres". Afirmaba que él no se podía quedar encendiendo velas en la iglesia cuando había tantas personas sufriendo por las violaciones de los derechos humanos. Con su característica ironía decía que: "a Jesús no lo crucificaron por hacer procesiones sino por ponerse al lado de los explotados". Desde su experiencia con los más empobrecidos pensaba que: "la iglesia no debiera ser un recinto de muros, ni una empresa de servicios religiosos, en la que sobran funcionarios y faltan profetas". Estaba convencido de que: "el evangelio hay que vivirlo con la gente humilde y creer en la vida y la justicia, no es compatible con la vida cómoda en la que sólo se cree en la barriga".
Qué lejos quedan del papa Francisco y del cura Diamantino las palabras de una jerarquía católica trasnochada que nos habla de que la violencia machista se debe a que la mujer pide la separación (arzobispo de Toledo), de cuestionar el acogimiento a los refugiados al considerarlos como el caballo de Troya de Europa al no ser trigo limpio (arzobispo de Valencia), de considerar a la homosexualidad como una deficiencia sexual (cardenal Fernando Sebastián). El obispo de Córdoba bate el récord de tanto despropósito cuando afirma que "todo hijo tiene derecho a nacer de un abrazo amoroso, que no puede sustituirse nunca por la pipeta de laboratorio, fruto de un aquelarre químico" o de afirmaciones tan fuera de lugar como que "el varón cuanto más varón sea mejor para todos en la casa, ya que aporta particularmente la cobertura, la protección y la seguridad". Este jerarca de la iglesia, amante del boato, se cree dueño y señor de uno de los monumentos más importantes del mundo, la Mezquita-Catedral, al que por sus pretensiones ideológicas, que nada tienen que ver con el Evangelio y el Concilio Vaticano II, ha negado el nombre al monumento y ha tergiversado su verdadera historia. Mientras, la Administración responsable ha preferido mirar hacia otro lado, haciendo manifestaciones propias de un lenguaje ambiguo, ineficaz, oportunista y alejado de los intereses de lo público.
A Diamantino lo acusaron de activista, revolucionario y mal sacerdote, de conducta inapropiada, según constaba en los informes policiales. Hoy, al igual que ayer, defender los derechos humanos o defender lo público, sigue incomodando. A pesar de todo, este mundo tiene solución y aunque parezca que el esfuerzo por conseguir un mundo más justo es una causa perdida, como es tan razonable, algún día la ganaremos.

Miguel Santiago Losada
* Profesor y miembro de Comunidades Cristianas Populares 

AVISOS ACTIVIDADES CCP-GRANADA:
SÁBADO 12 de Marzo: Taller de Meditación. Abierto a tod@s. A las 11 de la mañana, en el local de Comunidades: Atarazana del Santísimo 6-bajo. Granada.
DOMINGO 13 de Marzo: Encuentro de CCP: Laudato si: El cuidado de la tierra.Abierto a tod@s. A las11 de la mañana, compartimos la comida, hasta las 6 de la tarde. En los Combonianos, frente al observatorio de Cartuja.

miércoles, 10 de febrero de 2016

21 Años sin Diamantino: "Convertirse es Vivir una Vida de Calidad".

CCP de Andalucía: 21 años sin Diamantino (9 de Febrero del 95).  Cura obrero. Párroco de los Corrales (Sevilla) Fundador del SOC (Sindicato de Obrer@s del Campo) y la APDH (Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía). Amigo, compañero, profeta, uno de los nuestros...Siempre en nuestra memoria. 

Iniciando hoy "La Cuaresma" reproducimos un escrito de Diamantino: "Convertirse es Vivir una Vida de Calidad". Cuaresma 1990.

CONVERTIRSE ES VIVIR UNA VIDA DE CALIDAD. Diamantino García.

CUARESMA DE LA ALEGRIA

La Pascua es el triunfo de la vida sobre la muerte. La Cuaresma no es solo preparación sino que es anticipo de la celebración de la vida. El primer anuncio de la Cuaresma es de ALEGRÍA. Cuaresma no tiene que ser sinónimo de mortificaciones y complejo de culpa.
Vivir en la negatividad es hasta blasfemia.
En lugar de mortificaciones,  VIVIFICACIONES.
En lugar de privarme de comer algo, INVITAR a alguien a comer.
En lugar de ahorrar para no gastar, poner a disposición de otro que lo necesite para así COMPARTIR.
En lugar de penitencias, CONVERSION.
En vez de imponerme la penitencia de no criticar a nadie,  proponerme el descubrir las cosas positivas de los demás.
En vez de proponerme el sacrificio de aguantar en silencio cuando hacen crítica de alguna actitud mía, hacer el propósito de escuchar las razones del otr@ poniéndome en su caso.
En vez de imponerme el sacrificio de no perder el tiempo viendo un programa de televisión, sacar tiempo para compartir en la casa de algún vecin@ un rato agradable.
En lugar de complejo de culpa, sentimiento de poseer la gracia de DIOS, que es la CREATIVIDAD.. Cambiar la actitud negativa de que tengo tantos defectos, tantas limitaciones y de que valgo tan poco..., por la actitud positiva de que soy una persona de suerte porque DIOS se ha empeñado en mí, porque conozco la esperanza evangélica, porque cuento con amigos-as realmente excelentes, porque cuento con un grupo, familia, que difícilmente se encuentra, etc… En cierto modo soy una privilegiad@ y por ello tengo que dar gracias a DIOS, a los otros. Estar content@, optimista. Sintiendo mucho más la gracia que la culpa.
En esta Cuaresma tenemos que hacer la traducción en positivo de la mortificación, del ayuno, del sufrimiento. Porque, el DIOS de la Vida que sacó a su  Hijo de la muerte, nos llama a todos a VIVIR. Cada victoria sobre nuestro egoísmo es ya una parte de Pascua.
En lugar de obsesionarme por la manía de mortificar mi hablar, mi pensar, mi actuar,... procurar trabajar por ser más libre, más espontánea. La libertad es más positiva que la mortificación. 
En lugar de .proponer ayunos, limosnas..., incitar a la solidaridad. Ya lo dice el Señor: …”el ayuno que yo quiero, que a mí me gusta, es visitar al huérfano y a la viuda y abrir tu carne al necesitado”. La solidaridad es la forma concreta hoy día de practicar la caridad. No busquemos sufrimientos artificiales para ser virtuosos, sino que compartamos solidariamente el sufrir de !os demás, para así ir superando todo sufrimiento.

CUARESMA DE VIDA

Si la Pascua es el triunfa de la Vida sobre la muerte, la Cuaresma es un anticipo de ese triunfo.Y la mejor manera de mostrar ese anticipo del triunfo de la Vida plena, es ya, ir llevando aquí una vida de calidad. La Conversión no es otra cosa que esforzarme por vivir una vida de calidad en un mundo de vidas tan superficiales, rutinarias, consumistas. Vivir una vida de calidad en esta saciedad, no es cosa fácil: es conflictivo. Incluso tenemos que pagar el precio de ser bichos raros, marginados. Nosotr@s, como creyentes,  podemos asumir la cruz de la conflictividad, de la marginación, siguiendo sin temor el camino que ya recorrió Jesús. En el sentido de vivir la cruz de la cuaresma, pero no una cruz que mata sino que vivifica.
En este sentido hemos de tener las cosas muy claras: No dejaremos de ser fieles por temor a “quemarnos”. En la conflictividad que asumimos, hemos de ser sencill@s pero no ingenu@s; prudentes pero no escurridiz@s. Hemos de discernir, como Jesús, los signos de los tiempos y del lugar, para actuar consecuentemente. Y en los momentos precisos, no guardaremos la vida, sino que podemos dar la cara.

CONVERTIRNOS AL AMOR Y A LA SOLIDARIDAD, ESA TIENE QUE SER NUESTRA CUARESMA.
La vida y la felicidad y la realización de toda persona honesta están en el amar, en el compartir, en el vivir con y para los demás. Con esto, no solo imitamos a Dios que se solidarizó con nosotros y se hizo pobre, marginado, perseguido, ejecutado; sino que hacemos presente a Dios en nuestra vida porque ÉL ES AMOR.
Vivir en solidaridad es calidad de vida, porque el otro es para ti, no un rival sino complemento, estímulo, fuente en tu propia personalidad.
El que no ama está muerto. Y es el egoísmo el que va matando en ti el amor, que es la auténtica vida. Es lo que llamamos crucificar el egoísmo y el individualismo, en sentido positivo, cultivando la solidaridad.
EN LA CUARESMA PODEMOS RENACER COMO MUJERES Y HOMBRES NUEV@S.
Nuestra fe, nuestra religiosidad, ha de estar avalada por el testimonio de una vida austera y desprendida. Buscando siempre la coherencia y la transparencia entre lo que pensamos y lo que vivimos. Es muy conveniente en este sentido que nos ayudemos de los demás, que busquemos la
corrección fraterna para huir de las desviaciones individuales, personalistas, obsesivas... Hemos de conjugar generosamente la ACCIÓN Y LA CONTEMPLACIÓN; la oración y la lucha por la justicia; la militancia y la acogida; el coraje y la ternura.
Orar es abrirse al SER; dejarse invadir por la presencia del SER. De este modo orar es:
CONTEMPLAR El Ser bueno, bello, verdadero.
AGRADECER: Todo lo creado. AMAR: porque ahí radica la FELICIDAD. Orar es dejarse interpelar por la PALABRA DE DIOS, que se ha hecho vida en cristo Jesús,

Orar es entrar en la profundidad de todo, porque ahí, en lo profundo encontramos a Dios. Lo mismo da que cantemos los salmos, que contemplemos el árbol, que meditemos un libro o que estemos cocinando…Dios está ahí, cuando sabemos llegar al fondo de las cosas. La Cuaresma es un tiempo muy propicio para ser profundos en la vida. Podemos evitar la dispersión, la superficialidad, las prisas, el activismo de tan escasos resultados…Porque con frecuencia, siempre nos falta tiempo. Sólo tenemos prisa. El orar nos parece con frecuencia una complicación más y una solemne pérdida de tiempo. Es cuestión de PACIFICARSE. Podemos DISFRUTAR DEL TIEMPO, de los trabajos, de las cosas. Es cuestión de relativizar y buscar prioridades ACEPTANDO LIMITACIONES. Es cuestión de organizarse. La Cuaresma, así tomada, nos puede ayudar a comprender que solo una cosa es necesaria: DIOS.

Diamantino García Acosta. Cura obrero. Párroco de los Corrales (Sevilla) Fundador del SOC (Sindicato de Obrer@s del Campo) y la APDH (Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía).  .
Cuaresma de 1990.
Carlos Cano: Diamantino y Verde, blanca y verde.
Lucía Sócam, JJ Téllez: A Diamantino García Acosta.

domingo, 7 de febrero de 2016

Bienaventurad@s l@s ate@s porque encontrarán a Dios. María López Vigil.

Bienaventurad@s los ate@s porque encontrarán a Dios


Traemos aquí este artículo de María López Vigil (acordaos de sus casetes "Un tal Jesús") en la revista Horizonte. Nos lo recomienda un buen amigo de Palma, buscador como nosotros de nuevos lenguajes comprensiones.

Paper-Comunicación recibido el 21 Agosto de 2014 y aprobado el 17 de marzo de 2015.  Periodista y escritora. Redactora Jefa de la Revista Envío, de la Universidad Centroamericana (UCA). País de origen: Nicaragua. E-mail: maria@untaljesus.net Maria López Vigil Horizonte, Belo Horizonte, vol. 13, no. 37, p. 584-591, Enero/Marzo 2015 – ISSN 2175-5841 585 

Los dogmas del Catolicismo, la religión en la que nací, ya no me dicen nada. Las tradiciones y creencias del Cristianismo, tal como las aprendí, me parecen cada vez más ajenas. Son respuestas. Y ante el misterio del mundo yo tengo cada vez más preguntas. 

Sentimientos parecidos a los míos los descubro en mucha otra gente, sobre todo jóvenes, sobre todo mujeres, que no niegan a Dios, pero que buscan una espiritualidad que alimente de verdad el sentido de sus vidas. Y en busca de ese tesoro, donde poner su corazón, toman distancia, se apartan, revisan, hasta rechazan, la religión aprendida. 

¿Qué nos pasa? ¿Qué me ha pasado? Que he crecido, que he leído, que he buscado, que vivimos en un mundo radicalmente diferente al mundo tribal, rural, pre-moderno, en el que se fraguaron los ritos, dogmas, creencias, jerarquías y tradiciones de mi religión. El sistema religioso que nos han enseñado habla de un concepto anticuado del mundo. Ya no podemos caminar con esos “zapatos”, ya no me sirven.

Sabiendo, como sé, que el Cristianismo en todas sus versiones (católicos, protestantes, evangélicos, ortodoxos…) es una religión poderosa, pero una más entre tantas que existen y han existido en el planeta y en la historia, ya no puedo creer que la mía es la religión verdadera. Sería una insensatez tan mayúscula como creer que mi lengua materna, el español, es entre todas las lenguas, la mejor sólo porque nací en ella, es la que conozco y la que sé hablar. 

Encuentro arrogantes los postulados religiosos que aprendí. Porque se presentan absolutos, rígidos, infalibles, incuestionables, inmutables e impenetrables al paso del tiempo. Y la humildad –que tiene la misma raíz, que humanidad, humus – me parece un caminito esencial ante el misterio del mundo, que ni la ciencia ni ninguna religión logra desentrañar cabalmente. 

Sabiendo, como sé, las riquezas que encierran las variadísimas culturas humanas, los tantos mundos que hay en este mundo, no puedo creer que en mi religión y en la Biblia esté “la” revelación de esa Realidad Última que es Dios. Si así lo creyera, no podría evitar ser soberbia. Y no podría dialogar de igual a igual con los miles y miles y miles de hombres y mujeres que no lo creen así, que tienen otros libros sagrados, que van a Dios por otros caminos en donde no hay escrituras santas que venerar y seguir. 

¿Cómo creer en ese galimatías dogmático, amalgamado con una filosofía superada, que afirma que en Dios hay tres personas distintas con una única naturaleza y que Jesús es la segunda persona de esas tres, pero con dos naturalezas? ¿Cómo creer lo que es absurdo y no entiendo si mi cerebro es la obra maestra de la Vida? ¿Cómo creer que María de Nazaret es Madre de Dios si Dios es Madre? ¿Cómo creer en la virginidad de María sin asumir lo que ese dogma expresa de rechazo a la sexualidad y a la sexualidad de las mujeres? ¿Cómo aceptar una religión tan masculinizada y, por tanto, tan separada de aquella primera intuición que presentía a Dios en femenino al ver el poder del cuerpo de la mujer que daba vida? ¿Cómo olvidarnos de que, por esa experiencia vital, Dios “nació mujer” en la mente de la humanidad?

¿Cómo creer en el infierno sin convertir a Dios en un tirano torturador como los Pinochet o los Somoza? ¿Cómo creer en el pecado original, que nunca nadie cometió en ningún lugar, que es solamente el mito con que el pueblo hebreo explicó el origen del mal en el mundo? ¿Cómo creer que Jesús nos salvó de ese pecado si esa doctrina no es de Jesús de Nazaret sino de Pablo de Tarso? ¿Cómo creer que Dios necesitaba de la muerte de Jesús para lavar ese pecado? Jesús el profeta, ¿un cordero propiciatorio que aplaca con sangre la cólera divina? ¿Cómo creer que Jesús nos salvó muriendo, cuando lo que nos puede “salvar” del sinsentido es que nos enseñó a vivir? ¿Cómo creer que como el cuerpo de Jesús y bebo su sangre, reduciendo así la Eucaristía a un rito materialista, mágico y evocador de sacrificios arcaicos y sangrientos que Jesús rechazó? 

Sin embargo, dejando ya en mi camino tantas creencias de la religión aprendida, no dejo a Jesús de Nazaret. Porque, así como mi padre, mi madre y mis hermanos son mis referentes afectivos, y así como pienso, hablo y escribo en español y esa lengua es mi referente cultural, Jesús de Nazaret es mi referente religioso y espiritual, mi referente ético, el que me es más familiar para tantear el camino que me abre al misterio del mundo. 

Hoy, sabiendo, como sé, de la majestad inabarcable del Universo en el que vivimos, con sus miles de millones de galaxias, no puedo creer que Jesús de Nazaret sea la única y definitiva encarnación de esa Energía Primera que es Dios. Eso no lo creyó Jesús. Esa elaboración dogmática, hecha posteriormente y en contextos de luchas de poder, escandalizaría a Jesús. Hoy, en vez de afirmar “creo que Jesús es Dios”, prefiero decirme y decir: “Quiero creer en Dios como creyó Jesús”. 

¿Y en qué Dios creía Jesús, el Moreno de Nazaret? Nos enseñó que Dios es un padre, también una madre, que se preocupa por buscarnos, -el pastor que busca a su oveja, la mujer que busca su dracma-, que nos espera con ansia, que siempre acoge, que se indigna ante las injusticias y ante el poder que explota y oprime, que toma partido por los de abajo, que no quiere pobres ni ricos, que quiere que a nadie le sobre y a nadie le falte, que apuesta por la equidad y la dignidad de todos, que nos quiere hermanos, que nos quiere en comunidad, que no quiere señores ni siervos, tampoco siervas, que nos da siempre oportunidades, que se ríe y festeja, que celebra banquetes a los que invita a todos, que es alegre y es bueno, que es un abbá, una immá. 

Todas las religiones del mundo, toditas, se parecen en algo: todas afirman que son las verdaderas y se ufanan de que sus divinidades son las más poderosas. Todas se sostienen en creencias, en ritos, en mandamientos y en mediadores. La mayoría de los mandamientos que imponen son prohibiciones: lo que no se puede hacer, lo que no se puede pensar, lo que no se puede decir... Y los mediadores que dominan las religiones son variadísimos: son libros, lugares, tiempos y objetos sagrados y, sobre todo, son personas sagradas a las que hay que creer, obedecer y reverenciar. 
Cuando uno lee la buena noticia de los Evangelios, cuando capta su esencia, descubre que Jesús no fue un hombre religioso. Jesús fue un laico en contradicción permanente con los hombres piadosos y sagrados de su tiempo, fariseos y sacerdotes. Jesús no propuso creencias sino actitudes. No lo vemos nunca practicando ningún rito sino acercándose a la gente. Le dio la vuelta a varios mandamientos, tal como eran interpretados por los piadosos de su tiempo. Y no respetó ni los lugares sagrados (oraba en el monte) ni los tiempos sagrados (“El sábado es para la gente, no la gente para el sábado”). 

Jesús fue un hombre espiritual y un maestro ético. Jesús no quiso fundar ninguna religión y, por eso, no es responsable de ninguno de los dogmas construidos desde el poder sobre la memoria apasionada de quienes lo conocieron. Jesús propuso una ética de relaciones humanas. Inspiró un movimiento espiritual y social de hombres y mujeres que buscando a Dios buscaran la justicia y construyeran su sueño, el Reino de Dios, que él concibió como una utopía contrapuesta a la realidad de opresión, injusticia, que le tocó vivir en su país y en su tiempo. 

Cuando ninguna persona es sagrada todas las personas se vuelven sagradas. Cuando ningún objeto es sagrado todos los objetos merecen ser cuidados. Cuando ningún tiempo es sagrado todos los días que me es dado vivir se convierten en sagrados. Cuando ningún lugar es sagrado veo en la Naturaleza entera el sagrado templo de Dios. Esto también nos lo enseñó Jesús. 

La irreverencia, la provocación, la gracia, el humor, la audacia y la novedad de la espiritualidad de Jesús de Nazaret han sido aprisionadas desde hace siglos en la dogmática cristológica. Esa dogmática nos hace prisioneros de un pensamiento único, nos encierra en una jaula. No nos deja volar porque no nos deja preguntar, sospechar, dudar… Los barrotes de esa cárcel provocan miedo. Miedo a desobedecer la palabra autorizada de quienes “saben de Dios”, las jerarquías de la religión. Miedo a ser castigados por pensar y por decir lo que pensamos. 

Hoy, sabiendo que vivo “en torno a una estrella del montón, en una zona corriente de una galaxia vulgar, agrupada con otras igualmente anodinas en un cúmulo ordinario”, como describe este “barrio cósmico” que es la Tierra un prestigioso físico, no puedo dejar de sentir petulantes y esclerotizadas, irrelevantes para mi vida, las certezas y las normas de la religión organizada por una burocracia jerárquica que, además, en tantas cosas ha traicionado el mensaje de Jesús. 

Me encuentro más cercana a la Vida que Jesús defendió y dignificó en esa religiosidad, en esa espiritualidad que es reverencia y asombro ante el misterio del mundo. Hallo más sentido espiritual en la “religiosidad cósmica” de la que habló el judío Einstein cuando dijo: “El misterio es lo más hermoso que nos es dado sentir”. Einstein reconoce que esa experiencia de lo misterioso “cuna del arte y de la ciencia ha generado también la religión”. Pero añade: “La verdadera religiosidad es saber de esa Existencia impenetrable para nosotros, saber que hay manifestaciones de la Razón más profunda y de la Belleza más resplandeciente” que nunca nos son del todo asequibles. Y concluye: “A mí me basta con el misterio de la eternidad de la Vida, con el presentimiento y la conciencia de la construcción prodigiosa de lo existente”. 

No sé si a mí me basta esa formulación, pero sí sé que me resulta significativa porque me abre a nuevas preguntas. Y la religión, el sistema religioso en el que me educaron, no me abrió. Me cerró llenándome de respuestas fijas, preestablecidas, muchas de ellas amenazantes, angustiantes, generadoras de miedo, de culpa y de infelicidad. Es tiempo de humanizarnos. Y el sistema religioso, obligándonos a pensar a Dios de una única manera, imponiéndonos normas morales severas y faltas de compasión y obligándonos a cultos y ritos rutinarios y rígidos, nos deshumaniza.

¿Creo en Dios? ¿Qué es la fe? “Es un amor”, me respondió hace ya muchos años un campesino analfabeto en la República Dominicana cuando yo se lo pregunté. Nunca lo olvido. Sentí una explicación tan sencilla como profunda. 

Si Dios es, es quien me mueve siempre hacia el amor, hacia los demás, sean personas, animales, árboles… Ese movimiento, ese impulso es a compartir, a simpatizar, a cuidar, a hacerme responsable, a meterme en el agua que guarda en su fondo ese pozo de todo lo que está vivo. La amistad es la felicidad de no poder tocar nunca el fondo de ese pozo. Eso es amor: un pozo sin fondo en el que poder beber. Eso debe ser Dios. En el amor que tengo a quienes quiero yo siento a Dios. 

Si Dios es, es belleza. El derroche de belleza de la Naturaleza -las estrellas del cielo, los ojos de los perros, la forma de las hojas, el vuelo de los pájaros, los colores y sus matices, el mar-, todo ese inconmensurable y siempre sorprendente listado de hermosuras, todas parecidas, todas diferentes, todas relacionadas, esa belleza que yo no puedo ni abarcar ni entender, que deslumbra mis ojos y mi mente, que la ciencia nos descubre y nos explica, siento que tiene “la firma” de Dios. En el fondo de toda la belleza que veo en todo lo que existe yo siento a Dios. 

Si Dios es, es alegría. En la fiesta, en la música y el baile, en las formas indefinibles que adopta la alegría cuando es profunda, en la palabra, en la compañía, en la celebración, en los logros, en el esfuerzo de creatividad, y muy especialmente en las risas y en las sonrisas de la gente, yo siento que Dios es más cercano que nunca. 

Si Dios es, es también justicia. Es la justicia que la historia que conozco y en la que vivo no le ha garantizado nunca a la gente buena. Que no le garantizó a aquel campesino pobre y analfabeto que me definió la fe como “un amor”.

Pero Dios siempre está más allá de todo amor, de toda belleza, de toda alegría, siempre inalcanzable, innombrable, indescifrable, siempre más allá de la idea que de Dios me hago, más allá de mi propio deseo y nostalgia. Maimónides, el gran pensador judío de la Edad Media, escribió un tratado teológico-filosófico con este fascinante título: "Guía para perplejos". Dice él: "Describir a Dios mediante negaciones es la única manera de describirlo en un lenguaje apropiado".

Ni una pizca de esa perplejidad la encuentro ya en el sistema religioso en el que nací. Y es con estos “ladrillos” de pensamiento y de sentimiento, con este pensar y este sentir, con los que he ido construyendo a tientas una espiritualidad, convencida, como decía el poeta León Felipe, que nadie va a Dios por el mismo camino por el que voy yo. La espiritualidad es un camino personal, la religión es un corsé colectivo. Un “yugo pesado”, en palabras de Jesús. 

En su libro La ola es el mar, el monje benedictino Willigis Jäger comenta: “Una persona sagaz dijo: La religión es un truco de los genes”. Jäger se toma muy en serio esa afirmación. Y explica: “Cuando la especie humana alcanzó el nivel evolutivo adecuado para plantearse preguntas sobre su origen, su futuro y el sentido de su existencia, desarrolló la capacidad para dar respuesta a esas preguntas. El resultado de este proceso es la religión, que durante milenios ha desempeñado magníficamente su tarea y aún sigue haciéndolo hoy. La religión forma parte de la evolución humana. Y si hoy llegamos a un punto en que sus respuestas ya no satisfacen, es un indicio de que la evolución ha dado un paso hacia adelante y está surgiendo en la humanidad una nueva capacidad para comprendernos como seres humanos”. 

A pesar de los caminos errados y de los tiempos perdidos, cuánto me alegro de que, antes de morirme, desarrollé esa capacidad y pude vivir en el tiempo de ese paso hacia adelante.

http://periodicos.pucminas.br/index.php/horizonte/article/view/P.2175-5841.2015v13n37p584/7725