DESPEDIDA DE NUESTRO COMPAÑERO Y AMIGO ÁNGEL AGUADO FAJARDO. Por José Gilabert Ramos, en nombre de CCP.
Otra vez las comunidades cristianas populares de Granada nos enfrentamos a una nueva pérdida. Se nos ha ido nuestro amigo y compañero Ángel Aguado, después de un largo tiempo luchando contra la enfermedad.
En su perfil de Facebook, Ángel se define a sí mismo con estas escuetas palabras: Soy un jubilado. Últimamente trabajé en la biblioteca de la Universidad de Granada, y antes de librero y de peón de la construcción....
Ángel Aguado perteneció a las comunidades desde sus inicios en Granada a principios de los años 70. Formó parte de la comunidad del Polígono, junto con su mujer, Encarna y con Pedro Gómez, Pilar Ocaña, Pepe Castillo, Margot…
Ángel fue una persona muy íntegra y coherente a lo largo de toda su vida. Nació en el seno de una familia humilde del pueblo de Pinos del Valle. Estudió en el Seminario Diocesano de Granada y se ordenó sacerdote. Su primer destino fue en La Alpujarra, atendiendo las parroquias de varios pueblos. Su juventud y sus ganas de servir pronto se dejaron notar entre sus feligreses. Además de sus labores pastorales, Ángel se integró en la vida de los alpujarreños ayudándoles siempre que era necesario en las labores de recolección de la almendra y otros cultivos.
En 1974 es nombrado Arzobispo de Granada Emilio Benavent Escuín, un prelado con una especial sensibilidad y cercanía al mundo del trabajo y de solidaridad y apoyo a los curas y a los grupos cristianos con un compromiso de carácter social y de oposición al régimen franquista. En este ambiente de apertura y de cambio en la diócesis, Ángel solicita venir a Granada como cura obrero e integrarse con los colectivos más favorecidos de la ciudad. Junto con otros sacerdotes como Antonio Quitián, José y Manuel Ganivet y Miguel Heredia se incardinaron en los barrios más humildes de Granada y se colocaron de peones de albañilería. Los curas obreros vivían en comunidad y un día a la semana el obispo Benavent iba a comer con ellos.
Esta experiencia de cura obrero de nuestro amigo Ángel está recogida en el libro “Curas obreros en Granada.” escrito por Antonio Quitián González, Ángel Aguado Fajardo, José Ganivet Zarcos y Manuel Ganivet Zarcos, Zumaque Editorial SL, 30 jun 2010.
Un hito importante en la vida de Ángel fueron los encierros en la Curia eclesiástica, Catedral e Iglesia de San Isidro. Los barrios obreros de Granada en 1974 sufrían una sangrante situación de paro que provocó que las asambleas de parados decidieran protestar encerrándose en distintos templos de la ciudad. Estas acciones provocaron una ola de solidaridad ciudadana, a la que también se sumaron algunos sacerdotes. El encierro más multitudinario se realizó en La Curia y estuvo protagonizado por trabajadores del Polígono de Cartuja. Se encerraron 35 obreros, entre ellos estaban Ángel Aguado, Antonio Quitián y Miguel Heredia.
La prensa local se hizo eco de los acontecimientos resaltando la fuerte implicación de los movimientos cristianos de base y los curas obreros con la clase trabajadora. El Arzobispo Emilio Benavent expresó su solidaridad con los encerrados y advirtió de que la policía no podía entrar a desalojarlos.
Al finalizar el encierro los trabajadores fueron detenidos. Ángel y sus dos compañeros curas pasaron una temporada en la cárcel de Carabanchel y después recluidos en el convento de Mercedarias de Cájar. Cuando terminó la reclusión y ante la comodidad y confort del lugar Ángel respondió a los periodistas que: "El Ministerio de Justicia nos costeó tres meses de vacaciones que me sirvieron para reflexionar, tranquilizarme y madurar mi decisión de secularizarme".
Una vez secularizado y casado con Encarnación Olmedo, a la que había conocido de monja en la barriada de la Virgencica, se tuvo que poner a trabajar en una librería. Después, pasó a trabajar en la Universidad de Granada como técnico de biblioteca en la Facultad de Letras. Su labor como bibliotecario se centró más tarde en la Biblioteca del Hospital Real donde se encargó del servicio de reprografía y digitalización del fondo antiguo de la UGR.
Su compromiso con los trabajadores le llevaron a desempeñar en la universidad una constante labor sindical y de representación del personal laboral en los órganos de gobierno de la UGR.
Como miembro de las Comunidades, Ángel ha mantenido a lo largo del tiempo una actitud coherente con su itinerario personal como cura de pueblo, cura obrero, cristiano de base y, últimamente, como seguidor de Jesús al margen de la iglesia y de la religión.
Los que lo hemos conocido y tratado sabemos de su carácter socarrón, de su inmensa cultura, de su amable camaradería y, sobre todo, de lo apasionadamente enamorado que ha estado siempre de su Encarna.
Por José Gilabert Ramos,
En nombre de las Comunidades Cristianas Populares de Granada. Ángel VIVE en nosotr@s..
CON DIOS, AMIGO, CON DIOS HERMANO. Por Pío Tudela Garrmendia, en nombre de CCP.
¡Con
Dios, querido Ángel! ¡Con Dios, amigo! ¡Con Dios, hermano! Prefiero esta
hermosa expresión andaluza que el habitual ¡Adiós! que parece alejarte para
siempre de nosotros. En Comunidades Cristianas Populares te sentimos cerca, estás con nosotros, sigues con nosotros
porque nos has dado ejemplo de honradez, nos has ayudado a pensar qué somos
cuando pretendemos llamarnos cristianos y a no perdernos en disquisiciones
estériles cuando pensamos en Dios.
Cuando ya hace unos años nos hiciste
partícipes de tu vida en ese libro sobre “Curas obreros en Granada”, nos quedó
muy claro que nada dejabas en el tintero que pudiera falsear la imagen que
querías transmitir: la que procedía de la más absoluta sinceridad, sin adornos
ni paliativos. Honestidad y sinceridad siempre
te han caracterizado. Eso sí, diciendo
las cosas con asertividad y convicción, como tu amplia experiencia exigía. Recuerdo que, hace ya muchos años, mi hijo
Pablo, entonces muy niño, nos preguntaba después de alguna de tus
intervenciones en la eucaristía: ¿Por qué Ángel se enfada tanto cuando habla? Y le explicábamos que no te enfadabas, sino
que te expresabas sintiendo muy dentro de ti lo que decías.
Últimamente solías definirte - aunque,
si definir es poner límites, tu siempre has sido difícil de definir - como agnóstico cristiano. Déjame que comience por lo segundo, cristiano. Esto lo tenías claro y sabías hablarnos de
Jesús de Nazaret con el sentimiento y la lucidez que te caracterizaban. “El
hombre para los demás”, esto era Jesús para ti y esa la esencia del ser
cristiano. Esa ha sido también toda tu
trayectoria y el ejemplo que tu vida entera nos transmite. Tu época de sacerdote, tu compromiso como
cura obrero, tu militancia obrera y sindical, tu inserción permanente en el
barrio en que has vivido con Encarna, todo ha nacido de ese ser para los demás y nos ha enseñado lo
que significa. ¡Siempre te estaremos
agradecidos!
También te decías agnóstico. Tu experiencia
con una formación teológica clásica, preocupada por los dogmas, por una moral
desfasada en unos aspectos y laxa cuando entran en juego las propiedades
eclesiásticas, por unos ritos y por su derecho canónico, mientras la esencia
del evangelio, del ser para los demás,
ha sido olvidada, te hizo agnóstico respecto a tanta pretensión de verdad. Buscar la verdad y no pretender poseerla de
oficio es lo que querías para la Iglesia a la que diste lo mejor de tu
vida. ¿Cómo podremos olvidar nuestras
charlas, reuniones y mutuo interés por las investigaciones sobre Jesús
Histórico? ¿Y las que tuvimos sobre San Pablo, sus escritos y la primera
generación de cristianos? Aún teníamos pendiente reflexionar juntos sobre la
segunda y posteriores generaciones de cristianos, cuando se forja la identidad
del cristianismo que hoy conocemos. ¡Nos vamos a acordar tanto de ti si tenemos
ocasión de volver sobre estos apasionantes temas! Necesitamos tu capacidad
crítica y tu interés para sazonar nuestras lecturas y nuestras charlas.
¡Con Dios, querido Ángel! En Comunidades tenemos ya nuestro corto pero
querido y selecto grupo de santos: Pilar Traver, Diamantino, Miguel López, etc… y
ahora tu. Sois nuestros santos porque
sois nuestros modelos a seguir, sois nuestra referencia.
Esta
mañana, al abrir mi libro de los Salmos me he topado con el salmo 14, que dice:
"Señor, ¿Quién puede morar en tu tienda y habitar en tu santo monte? El que vive con honradez y practica la justicia, El que dice la verdad sinceramente Y no calumnia con su lengua".
He pensado: “Ahora sé dónde nos esperas, Ángel”.
¡Con
Dios amigo! ¡Con Dios hermano!
Por Pío Tudela Garmendia
En nombre de las Comunidades Cristianas Populares de Granada. Ángel VIVE en nosotr@s.
https://angelaguadofajardo.blogspot.com/
De la Cruz al martillo. Documental sobre los "curas rojos" en Granada y Sevilla.
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