Monasterio de La Vid (Burgos), 21-23 de octubre de
2016
“CREYENTES EN UN MUNDO LAICO, PLURAL Y ¿DEMOCRÁTICO?
Ponencia-síntesis de las respuestas al
Cuestionario
Introducción
Un
mundo en cambio constante obliga a estudiar los nuevos parámetros de la
existencia y a responder a ellos. Desde el punto de vista de lo que representa
ese cambio para un creyente, se plantean cuatro temas esenciales:
1)
Estamos en una cultura científica,
crítica y secular, que pide comprobaciones y demostraciones y no acepta
lenguajes que hablen de absolutos, de dogmas y de respuestas definitivas. Es
una cultura de la provisionalidad y del análisis crítico de todos los valores y
símbolos, y no admite privilegios en el peso social de lo religioso.
2) Nuestra sociedad es pluricultural y
plurirreligiosa, y no se tolera que nadie se atribuya la posesión de la verdad
y mucho menos el derecho a imponerla, pero donde el ámbito de lo religioso se
halla más presente de lo que se hubiera predicho hace pocos años.
3) Disminuye en ella la fuerza de lo
comunitario y se extiende el papel de las opciones individuales o
individualistas. Toda la sociedad –y no sólo los colectivos religiosos- está
reduciéndose a mínimos exigibles en el ámbito de los valores y de las
referencias sobre el sentido de la vida, debilitándose las redes axiológicas
que cohesionan esa misma sociedad.
4)
Se da una desmitificación funcional de
las instituciones, a pesar de que se reconoce que sin instituciones y sin
estructuras no es posible la organización social y religiosa ni las referencias
de identidad. Se rechaza, sin embargo, todo control de la conciencia y del
pensamiento por parte de instituciones instaladas en normas inmutables.
En
el marco de todo lo anterior, el trabajo previo realizado por varias
comunidades sobre el tema propuesto para estas Jornadas ha ofrecido los
resultados reflejados en esta “Síntesis de las respuestas al cuestionario”.
Síntesis de las respuestas al cuestionario
1.-
Laicidad
a)En nuestra
Comunidad ¿sentimos emocionalmente –o sólo en teoría- la laicidad como el
espacio necesario de encuentro con personas que tienen diferentes modos de
situarse ante el hecho religioso y ante otros hechos humanos o que no tienen
ninguno? ¿Qué es “ser mental y emocionalmente laico/a”?
Respuestas:
- La laicidad implica libertad para
practicar una religión, una ideología o ninguna, sin juzgar a nadie; son
injustificables las imposiciones religiosas. Los derechos humanos han de ser el
referente básico de la laicidad.
- La democracia es el caldo de cultivo de la
laicidad, pero el actual concepto de laicidad también ha de estar sometido a
revisión. Lo menos laico es el dinero, que separa a las personas y a los
pueblos.
- Ser laic@ no es lo más importante; lo
importante es la ética del laic@.
- A diferencia de la jerarquía católica, nos
sentimos emocionalmente laicos; no queremos ser un ghetto religioso; nuestra referencia es Jesús, no la jerarquía.
- La espiritualidad laica que procuramos
vivir está enraizada en una ética humanista basada en los derechos humanos y la
Carta de la Tierra. Jesús de Nazaret fue laico y entró en conflicto con la
espiritualidad religiosa de su tiempo; lo que le importó fue humanizar el
mundo, la convivencia y la vida.
- Hay comunidades que se sienten laicas, muy
laicas, pero otras reconocen que es más difícil sentirse emocionalmente laico
que serlo teóricamente, sobre todo ante hechos violentos o de falta de respeto
a los derechos humanos.
b) En nuestra vida
social ¿practicamos y fomentamos la actitud laica para facilitar que todos
tengamos cabida en un trabajo común por la dignidad y el sentido de la vida,
que no sea excluyente y que exija más compromiso laico a quienes tienen
autoridad política y religiosa? ¿Qué elementos de la sociedad donde estamos no
son laicos?
Respuestas:
- En los grupos donde estamos trabajamos por
el ser humano, independientemente de si es religioso o no. La Teología de la
Liberación, la del Pluralismo Religioso, las aportaciones de la ciencia, la
filosofía del lenguaje, la sensibilidad por el cuidado de la “casa común” y los
nuevos paradigmas postreligionales y posteístas nos han ayudado a recuperar la
autonomía de todo lo humano.
- Es necesario que aprendamos a hablar con
lenguajes menos religiosos y a conocer otras formas de espiritualidad,
seculares o no; otros paradigmas son posibles. La espiritualidad no puede ser
únicamente religiosa y la hermenéutica de la vida tampoco; la espiritualidad
laica puede hacernos descubrir valores y mensajes que quedaron intencionalmente
ocultos.
- La construcción de “otro mundo posible” la
identificamos con la construcción del Reino que anunciaba Jesús, pero
reconocemos que estamos en proceso.
- Colaboramos en suprimir la presencia
religiosa derivada de los acuerdos Iglesia-Estado en forma de capillas
universitarias, clases de religión, capellanes castrenses y hospitalarios,
funerales de estado, programas religiosos de televisión, etc.; trabajar por
ello y vivir intensamente la fe no es una contradicción.
- Fomentamos la actitud laica tanto en el
terreno religioso como en el político, pero sin confundirla con el laicismo.
- Necesitamos aceptar que la mayor parte de
la sociedad no es realmente laica (hay mucha religión y religiosidad), aunque
no sea creyente, y no está dispuesta a aceptar la desaparición de algunos
elementos religiosos (calendario, fiestas, nombres, tradiciones…).
Tendremos que trabajar poco a poco y con
respeto.
- Exigimos a las autoridades políticas y
religiosas un compromiso por la laicidad, en un estado que,
constitucionalmente, se define como aconfesional, para que respete la
conciencia de cada uno.
- Pensamos que los Acuerdos Santa
Sede-Gobierno Español conceden privilegios a la Iglesia Católica y no respetan
la igualdad de los ciudadanos. El estado debe ser garante de la laicidad;
tenemos que trabajar por la separación de la Iglesia y el Estado porque es
esencial para la auténtica laicidad.
- Creemos que en nuestros compromisos
sociales y políticos actuamos como mental y emocionalmente laicos, con actitud
de respeto, tolerancia y aceptación de las diferencias, porque lo importante es
que entre todos trabajemos por el bien común. De hecho, trabajamos o
colaboramos con grupos y asociaciones sin vinculación con credos religiosos.
- Hay comunidades que opinan que no debería
ser necesario que en nuestros manifiestos o intervenciones figurásemos como
“voz Iglesia” o como “colectivos cristianos”; otras, por el contrario, creen
que es preciso que se visibilicen como cristianas nuestras posturas progresistas
o de izquierda.
2.- Pluralidad
a) En la Comunidad ¿admitimos realmente y sin
prejuicios que lo diferente no es un enemigo a eliminar, que la diversidad es
un signo de madurez de la vida, que las personas que tienen otra cultura, otra
lengua y otra visión de la existencia no son un peligro para nuestra identidad?
¿Qué es “ser mental y emocionalmente plural”?
Respuestas:
- Vemos que es preciso ponerse
emocionalmente en el puesto del otro (aceptar, respetar y estimar), aunque eso
no signifique asumir sus posiciones: hay situaciones concretas en que es
preciso enfrentarse para defender al débil en contra de ideologías opresivas.
- En la diversidad sin violencia está el
éxito de todos; la diversidad constructiva es vida, porque evita los extremos
del dogmatismo, la indiferencia o el respeto superficial.
- La diversidad nos permite el diálogo con
ideas, culturas y religiones diferentes que facilita el encuentro entre todos
los seres humanos de buena voluntad.
- En el fondo de todas las religiones está
el precepto básico: “Tratad a las demás personas como queréis que os traten a vosotr@s”.
- Reconocemos que, aun viendo la necesidad
de fomentar el respeto a la diversidad, no
nos resulta fácil vivir con lo diferente y los diferentes; pero
constatamos que cada vez se amplía más el umbral de la aceptación de la
pluralidad.
- En momentos en que ha aumentado la
inmigración de personas procedentes de varias tradiciones culturales y
religiosas, percibimos esa inmigración como una riqueza y no como una amenaza.
La pluralidad es un reto difícil, pero no un peligro para la identidad personal
y cultural; los prejuicios y generalizaciones basadas en razonamientos
emocionales son el verdadero peligro. Los dilemas morales sí que ponen a prueba
nuestros criterios y prejuicios: no hay que confundir éstos con la discrepancia
en valores fundamentales, como la libertad, la igualdad, la no-violencia, el
respeto, la justicia, …
b) ¿Estamos socialmente comprometidos en algo de lo
anterior? ¿Qué dificultades encontramos en el ambiente?
Respuestas:
- Apoyamos y defendemos
-mediante manifestaciones, peticiones, escritos en prensa, manifiestos y
activismo político y sindical (según donde estamos situadas las personas de las
diferentes comunidades)- las causas que creemos justas, haciendo lo posible por
liberarnos de prejuicios que también reconocemos tener.
- Aun siendo conscientes de
la dificultad de entendernos con personas y grupos religiosa o políticamente
encasillados, también encontramos, cada vez más, la posibilidad de conectar con
personas abiertas a la convivencia en pluralidad, luchando con ellas en el
ámbito político, cultural, social y de construcción de la paz.
- En algunas comunidades hay experiencias de
celebración de encuentros con personas de otras confesiones religiosas,
siguiendo sus ritos y costumbres.
3.-
¿Democracia?
a) ¿Nos vale la pena luchar por la democracia dentro de
la Iglesia, aprovechando el tirón del papa Francisco, o pasamos ya de la
Iglesia dejándola por imposible? ¿Estamos nuevamente ilusionados en la
Comunidad por una nueva democracia en el ámbito político? ¿Qué es “ser mental y
emocionalmente demócrata”?
Respuestas:
- No queremos pasar de la Iglesia, pero sí
pasamos de una buena parte de la jerarquía. Nos alegran las iniciativas del
papa Francisco, aunque a veces los hechos no correspondan a las palabras a
causa de la presión de la curia. En cualquier caso, no hay que dejar solo a
Francisco; pero, al mismo tiempo, hemos de trabajar en ámbitos exteriores a la
Iglesia, con más atrevimiento del que tenemos y con un espíritu similar al que
tuvimos en los años 70.
- Confiamos en superar los límites de la
esperanza en una “primavera” de la Iglesia y llegar a una “Internacional de la
esperanza” que aglutine los esfuerzos de los seres humanos que quieran trabajar
por la dignidad y la igualdad de todas las personass.
- Creemos que la jerarquía eclesiástica es
contraria a la democracia y es difícil que esto cambie; la curia vaticana y el
derecho canónico pesan demasiado. Pero se puede trabajar desde abajo por la
democratización de la Iglesia, comenzando por hacer efectivos el diálogo y la
igualdad de género. Un cristiano no puede dejar de trabajar por la democracia,
y esto nos ilusiona, aunque reconozcamos que no siempre podemos actuar de modo
directo en política sino sólo apoyando las opciones que creemos más justas.
Algunas comunidades están ya participando, como fuerza dinamizadora, en foros
organizados por la Iglesia oficial.
- La desobediencia o la insumisión ante
normas de la Iglesia que no nos parecen evangélicas también es un modo de hacer
que la Iglesia sea más democrática.
- Estamos convencidos de que una Iglesia más
igualitaria y participativa es posible, y eso comenzamos a trabajarlo en
nuestra misma vida comunitaria. Temas como el de la mujer en la Iglesia, la
homosexualidad, el machismo, el clericalismo, etc. no pueden obviarse por más
tiempo.
- Hay quienes defienden la colaboración en
parroquias que consideran más fieles al mensaje de Jesús; otros prefieren
seguir “caminando en el exilio”, sin perder energía en luchas inútiles y en
descalificaciones, pero abiertos siempre al encuentro.
- Ser mental y emocionalmente demócrata
implica una actitud crítica y participativa en defensa de los valores
democráticos: libertad ética y política, igualdad, solidaridad, soberanía del pueblo, laicidad,
cuidado de la vida en todas sus fases.
- Ante el pesimismo y la desolación
producida por la política y la economía neoliberal, creemos que tenemos la
misión cristiana y humana de reconvertir todo en esperanza mediante nuestra
resistencia, nuestra lucha y nuestra convicción de que otro modo de vivir como
seres humanos es posible.
- Hay que reconocer que nos encontramos en
una coyuntura política esperanzadora: se habla de política en la calle, los
movimientos sociales han modificado la agenda de los partidos. Pero mientras no
haya igualdad social, no habrá verdadera democracia.
b) ¿Creemos realmente que en la política española otra
democracia es posible? ¿Qué requisitos serían imprescindibles? ¿Dónde nos vemos
a nosotros mismos, en la práctica, trabajando en esa dirección?
Respuestas:
- La política española no se caracteriza por
ser democrática: falta diálogo, transparencia, honradez, control de los
gobernantes, conciencia crítica, aceptación de las decisiones de la mayoría y
respeto activo por las minorías; por otra parte, está dominada por los poderes
económicos, que son antidemócratas. No puede haber democracia sin servicios
básicos garantizados: sanidad, enseñanza, pensiones, acceso a un trabajo digno.
- La democracia representativa sin
democracia participativa no es democracia. Además, es necesaria una nueva ley
electoral que refleje con justicia la realidad de las personas votantes.
- Un criterio fundamental no es simplemente el preguntarse por quién ha de ganar unas
elecciones, sino por quién opta por las personas más necesitadas y vulnerables.
4.- La pertenencia al
movimiento universal de Jesús
a) Las comunidades, dadas nuestras fuerzas y la
limitación territorial, ¿vemos importante la coordinación a nivel estatal y
estamos dispuestos a fortalecerla y mejorar sus funciones, pluralidad y valor
democrático? ¿En qué medida?
Respuestas:
- La postura mayoritaria de las comunidades
es que la coordinación a nivel estatal es necesaria, porque facilita que las
personas y las comunidades nos encontremos, mejorando nuestros contactos y
evitando la cerrazón y la sensación de soledad. Valoran mucho el que funcione
el “servicio de coordinación” entre todas las comunidades que puedan
coordinarse.
- Es importante resistir, y a ello nos ayuda
el contacto y el intercambio entre las comunidades, tanto a nivel local como
estatal, reforzando el sentido de pertenencia. A veces (por motivos de edad, de
salud u otros) no es posible participar, y entonces hay que delegar, con el fin
de recibir después las aportaciones de los que participan.
- En casos prácticos concretos pueden
utilizarse los medios informáticos de comunicación a distancia; pero eso es
insuficiente, porque es imprescindible el encuentro físico con las personas,
aunque no sea tan frecuente como ahora.
- Los encuentros estatales, las jornadas de
reflexión, los encuentros parciales entre dos o más comunidades, la asistencia
a otros puntos de encuentro que mantengan el espíritu comunitario (como las
Vacaciones comunitarias alternativas, el Congreso de Teología, la Semana
Andaluza de Teología y otros foros locales), etc. nos ayudan a seguir
compartiendo la vida, a pesar de las limitaciones que proceden de la edad y de
la disminución del número de comunidades. Se constata, no obstante, que, a
pesar del interés de las personas y debido a la multiplicidad de implicaciones
que se tienen, no se llega a todo.
- Algunas personas de una comunidad opinan
que la coordinación de comunidades debería terminar en el nivel autonómico y
que el esfuerzo de coordinación estatal podría dirigirse hacia REDES para
evitar duplicaciones, asumiendo nuestras limitaciones de edad, de gastos en
desplazamientos, etc. Hay alguna comunidad que piensa que las CCP (no sólo la
coordinación) ya han dado todos los frutos que podían dar.
- En otras comunidades se piensa que hay
que seguir con la coordinación para fortalecernos unas comunidades a otras y
tener orientaciones comunes, sin dejar de participar, en la medida de lo
posible, en plataformas cívicas, sindicatos o partidos políticos. La
desaparición de la Coordinadora Estatal o de los foros estatales que ahora
tenemos no significaría, para varias comunidades, la integración automática en
REDES (porque no ven clara esa integración o la línea de REDES), con lo que se
perdería todo tipo de conexión a nivel estatal, aunque la hubiera a nivel
local.
- Admitiendo la necesidad de la
coordinación estatal de comunidades, se pide que los representantes reflejen
realmente la realidad comunitaria, los cargos sean renovables y que no haya
dirigismos ni clericalismos encubiertos.
b) ¿Cómo trabajamos, por un lado la limitación
territorial de CCP y, por otro, la disparidad de coordinaciones, encuentros,
foros, etc.? ¿Se nos ocurre alguna fórmula concreta?
Respuestas:
- Más allá de las CCP y de sus siglas, se
piensa que hay que apoyar y participar en un movimiento eclesial más amplio,
como hoy en día es “Redes cristianas”. Participar en redes religiosas –y
sociales en general- es un signo de los tiempos, un instrumento para estar
presentes en ámbitos más universales que “el nuestro”, pero en los que podemos
tener un papel significativo.
En
los talleres realizados durante las Jornadas se destacaron, como conclusión, entre
todos los temas, estas urgencias:
- Esforzarnos en conocer otras
formas de espiritualidad.
-
Colaborar en la construcción de una espiritualidad laica.
- Deconstruir el tipo de lenguaje religioso que utilizamos y construir
un nuevo lenguaje inclusivo y popular que responda a una actitud laica.
- Conectar con personas, movimientos y expresiones de la cultura y de
la ciencia que estén abiertas a la convivencia en pluralidad, luchando con
ellas en los ámbitos político, cultural y de construcción de la paz.
- Trabajar a favor de la necesidad imperiosa de separación entre
Iglesia y Estado y de suprimir los
acuerdos entre los dos.
- Formar comunidades democráticas
con sentido de eclesialidad universal.
- Luchar por una escuela laica.
- Asumir e ir viviendo la pluralidad crítica con el único límite de
los derechos humanos, sabiendo que la pluralidad puede implicar conflictividad
y agresividad.
- Recuperar la denuncia profética en
las causas que creemos justas.
Debate de la pregunta
4
·
El último encuentro de Redes ha puesto de
manifiesto que las CCP siguen teniendo mucha fuerza dentro de este grupo y que
la presencia del resto de grupos integrantes de Redes es escasa. Por tanto, si
CCP se integrase en Redes nos perderíamos sin que ello suponga ninguna
integración en una realidad más amplia. Es necesario una coordinación entre
Redes y CCP para evitar fechas próximas
de eventos. Cuando sea posible también coordinación a largo plazo de eventos
con los movimientos o plataformas en las que estamos presentes para evitar
solapamientos.
·
En la coordinadora estatal tiene que haber
democracia participativa mientras que en Redes la democracia es representativa.
Cuando sea posible se debe limitar la permanencia de las personas coordinadoras en la coordinadora
estatal.
·
La coordinadora estatal deberá existir mientras
haya representantes de algunas zonas. Las personas de la coordinadora estatal
difunden los temas tratados a nivel general hayan sido elegidos
democráticamente o no.
·
Sería deseable reducir el número de reuniones
presenciales y combinar con métodos on-line para mantener contacto. Ello podría
ir en beneficio de las comunidades que no asisten habitualmente a las reuniones
en Madrid. No obstante, es necesaria al menos una reunión física de los
miembros de la coordinadora estatal.
La síntesis fue elaborada por Jesús Bonet.
La síntesis fue elaborada por Jesús Bonet.