domingo, 23 de diciembre de 2018

Adviento Cristiano y Humano. Comité Oscar Romero de Cádiz. Diciembre 2018.



     El Adviento lo define la Iglesia Católica como el tiempo de preparación espiritual a la celebración del nacimiento de Cristo.
     Cuatro semanas de intensa reflexión da para mucho. Desde pensar por qué el Salvador nació en un pesebre y no en un trono, hasta por qué terminó crucificado como un delincuente, por parte de los apoltronados políticos y religiosos. Pero no se quiere ahondar en todo ello.
     Quizás el incienso que perfuma los ritos, las ceremonias y los rezos religiosos nos ocupe excesivo tiempo, o nos quieran distraer, para así no poder discernir sobre el verdadero Mensaje del Nazareno y su vida de lucha contra el mal y quienes lo ejercen contra los más débiles. O, quizás, porque la propia Iglesia instalada y poderosa, la de los oropeles purpurados, impidan con su ejemplo y palabras llegar a contactar con el crucial Proyecto de Jesús. Tan necesario hoy.
     Ser cristiano hoy no es fácil, porque la fraternidad, ósea la hermandad pretendida por Jesús, o luchar por la libertad que nos regala el Padre (Vida, Misterio, Plenitud, Consciencia...) y la igualdad que se deriva como un derecho adquirido por el mero hecho de nacer, y curiosamente recogido en todas las constituciones, se han convertido en flagrantes hechos delictivos.
     Es delito el impedir un inhumano desahucio, también dar cobijo a un emigrante o, incluso, salvarlo de morir ahogado y llevarle luego a puerto. También lo es, intentar recoger en la casa propia a una familia de refugiados que viven en caóticas condiciones. ¿Cómo actuaría Jesús ante estos acontecimientos?, nos podríamos preguntar en estos días.
     ¿Cuál sería el comportamiento de Jesús ante las escandalosas desigualdades, que provocan la muerte diaria por hambre de más de 50.000 personas? Existen pobres porque existen ricos. ¿Y ante el fructífero negocio de la venta de armamento? Dinero para matar, pero no para comer.
     ¿Quedaría Jesús impasible ante la lacra del desempleo, cuando este o su precariedad se produce como consecuencia del enriquecimiento de unos pocos? ¿Quedaría impasible ante la violencia contra la mujer, las barbaridades cometidas contra el planeta, las injusticias de la Justicia o de las mentiras, infundios, y privilegios de determinados partidos políticos? ¿Llamaría sepulcros blanqueados a todos esos partidos que dicen defender a la ciudadanía, cuando verdaderamente defienden los intereses del capitalismo salvaje, instaurado mundialmente gracias a su connivencia?
     Y, a todo esto, ¿por qué en la Iglesia Católica, erudita en eternidad y analfabeta en historia, la mayor parte de sus obispos y párrocos, en lugar de predicar y actuar en consonancia con el Evangelio, guardan un silencio cómplice ante tanta barbarie, ejercida por los poderosos y sus seguidores, contra los más débiles y marginados, que eran los predilectos de Jesús? Ya sabemos lo que decía Jesús de los tibios…
     Más allá de una Navidad con sabor a polvorones, anís y regalos, que tampoco llegaran a muchos, es el momento de hacer presente a Jesús. Revestidos de Igualdad, solidaridad y gratuidad, principios que Jesús cumplió, defendió y difundió, hay que complicarse la vida por los demás, sin sentirse superiores ni mejores que nadie, pero defendiendo la verdadera y universal bandera por la que sí merece la pena luchar, sea cristiano o no, la bandera multicolor del bien, la paz y la justicia. Cuando esa Justicia está basada en la Igualdad, la Libertad y la Fraternidad entre todas las personas.
     ¡No existe mayor felicidad que hacer felices a los demás!                                                            Comité Oscar Romero de Cádiz. Diciembre 2019.

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