Sábado 6 de Febrero, se cumplen 7 años desde que fallecieran 14 migrantes tratando de llegar a nuestras costas por el Tarajal (Ceuta). En muchas ciudades de España y de otros países se han celebrado diferentes actividades. Entre ellas, Granada, donde la RedGra (Red Granadina por el Refugio y la Acogida), No Borders, Comunidades Cristianas Populares y otros colectivos, han organizado una manifestación entre Plaza Nueva y La Fuente de las Batallas. Además tanto al comienzo como al final han realizado sendas performances. Al finalizar se ha leído este manifiesto:...
Manifiesto
Marcha por la Dignidad 2021
Tarajal,
no olvidamos
Siete años desde la muerte de, al
menos, 14 personas en la playa de Ceuta. Siete años de impunidad. Siete años de
injusticia. Siete años luchando en la Marcha por la dignidad. Siete años
exigiendo responsabilidad y reparación. Siete
años haciendo memoria, defendiendo la vida y exigiendo derechos.
Tras siete años de litigio, la
situación actual no es nada esperanzadora. El 27 de julio de 2020 la Audiencia
Provincial de Cádiz, ordenó el sobreseimiento libre, un archivo de la causa que
señala que los Guardias Civiles investigados no cometieron delito alguno. Por
lo tanto, los absuelve sin juicio. Sigue pendiente de trámite el recurso contra
dicha decisión que se ha de resolver en el Tribunal Supremo. Tras siete años: muertos sin rostro,
sepulturas sin nombre, víctimas sin justicia, frontera sin derechos.
Este 2020 nos deja unos datos
espeluznantes. A costa del endurecimiento del control fronterizo y de las
políticas de muerte de la Europa fortaleza cada vez son más las personas que
pierden la vida intentando llegar a nuestro territorio. Según informes de
Caminando Fronteras, aunque se contabilizan 2170 muertes en las rutas de acceso
al estado español, se estima que el 95% de las víctimas desaparece en el mar
sin que sus cuerpos sean recuperados. Si
no hemos sido capaces de salvar sus vidas, deberíamos responsabilizarnos de sus
muertes.
Pero, en su lugar, seguimos
perpetuando toda una maquinaria política que financia la lucha contra la
inmigración irregular. Bajo el mandato de Fernando-Grande Marlaska, las
partidas presupuestarias destinadas a las guardias costeras y a la policía
fronteriza de países como Marruecos, Mauritania o Senegal, entre otros, se han
triplicado. ¿Y si estos recursos se
destinaran a acoger en lugar de rechazar?
Lejos de disuadir, estos esfuerzos
por contener los flujos migratorios no han hecho más que desviarlos hacia rutas
más mortíferas como la de Canarias. Una ruta más complicada, cara y arriesgada,
cuyos puntos de embarque (Gambia, Senegal y Mauritania), son cada vez más
lejanos y los expone a las inclemencias del tiempo y del mar. A aquellas
personas que logran superar la travesía se les niega la paz y la palabra ya que
la violación de derechos humanos continúa una vez llegados a puerto. Se les ha
privado de su libertad, se les ha mantenido en condiciones de hacinamiento, en
ocasiones sin asistencia letrada y sin posibilidad de defenderse e incluso se
ha llegado a separar de manera forzosa a menores de sus familiares.
Son numerosos los motivos que
empujan a las personas a migrar: tanto la búsqueda de protección internacional
al salir de un país en conflicto como la crisis económica y la pandemia,
conformando así los llamados flujos mixtos. El saqueo de la Unión Europea a
través de acuerdos pesqueros con países africanos atenta contra la seguridad
alimentaria, genera violación de derechos humanos y agranda la brecha económica
y social. Esta realidad se ha visto agravada por la crisis de la Covid-19, que
ha afectado a todos los sectores económicos, en especial al turismo en estos
países.
Esta Europa nos avergüenza, es una Europa fortaleza que levanta muros y vallas para separarnos, una Europa que expolia, se abastece y expropia las riquezas del sur pero que impide el paso de todas aquellas personas a las que ha dejado sin recursos. Una Europa hipócrita que externaliza sus fronteras financiando a terceros para que custodien sus muros, pero que permite la contratación de trabajadoras del campo en origen, con unas condiciones laborales que difícilmente aceptaría la población autóctona, bajo la lógica de extraer los máximos beneficios y sin importar lo más mínimo que los derechos humanos se queden en el camino. Un ejemplo más del racismo institucional que suponen las políticas migratorias.
Por todo ello:
●
Denunciamos las políticas de muerte que han convertido
el Mediterráneo y el Atlántico en la mayor fosa común del mundo.
●
Denunciamos la construcción de un vallado de 10
metros en las fronteras de Ceuta y Melilla, que impide cualquier intento de
entrada por tierra y obliga a tomar otras rutas más peligrosas como la de
Canarias.
●
Denunciamos las políticas de externalización de
fronteras que nos hace cómplices y financiadores del maltrato que ejercen
contra las personas migrantes los países terceros como Marruecos.
●
Denunciamos las devoluciones en caliente y las
devoluciones exprés, prácticas inhumanas que atentan contra la dignidad de las
personas.
●
Denunciamos en concreto que en los últimos meses
se retomaran los vuelos de deportación en aviones comerciales hacia Marruecos,
Mauritania y Senegal, prácticas que atentan contra los derechos reconocidos en
nuestra legislación.
●
Denunciamos el discurso de odio contra personas
migrantes que alimenta el racismo y la xenofobia y fomenta el rechazo en lugar
de la acogida en nuestra sociedad.
●
Denunciamos la falta de atención humanitaria y
recursos de acogida, que tiene como consecuencia el aumento de muertes en el
mar, las condiciones infrahumanas a las que se enfrentan a su llegada, la
escasez de servicios de asistencia letrada y traducción, así como el
hacinamiento en los centros de recepción.
●
Denunciamos la actual ley de extranjería que
justifica los reconocimientos por perfil racial, los CIES (Centros de
Internamiento para Extranjeros) y pone trabas a las gestiones administrativas
que permiten la regularización.
Frente a estas políticas de
muerte, exigimos:
● Que
se haga un proceso de reparación y memoria que rinda justicia a las víctimas de
las fronteras.
● Que
se respete la dignidad de todas las personas, migrantes o refugiados.
● Que
cesen las devoluciones en caliente y las deportaciones.
● Que
se cree una ley de extranjería que promueva y garantice los derechos de las
personas migrantes, que no exija un trabajo para conceder un permiso de
residencia.
● Que
se promueva una política de expedición de visados seguros en el marco de una
reforma estructural de la ley de extranjería, para que esta promocione las
migraciones y no luche contra ellas.
● Que la acogida y la hospitalidad sienten las bases para unas relaciones de igualdad.
Queremos una Europa abierta a la
pluralidad donde se inviertan recursos en acoger y regularizar en lugar de en
controlar, detener y expulsar. Hasta que esto se cumpla, seguiremos luchando.
Frente a sus políticas de muerte: hacemos memoria, defendemos la vida y exigimos derechos.
Video de Antonio Lara: https://www.youtube.com/watch?v=Lpspbd3I4RQ&feature=youtu.be
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