Durante la Transición a la democracia las Comunidades Cristianas Populares (CCP) y otros grupos de cristianos participaron de modo efectivo, junto a partidos de izquierdas, sindicatos clandestinos y movimiento ciudadano, por traer la democracia a nuestro País, en contraposición de la mayoría de la jerarquía eclesiástica que apoyaba a la Dictadura de Franco. Hoy nos encontramos en un momento semejante, sobre todo, porque los obispos españoles se han colocado claramente en el bando de la oposición al nuevo Gobierno del PSOE y UNIDAS-PODEMOS y al lado del PP y Ciudadanos. En un principio, tardaron en felicitar al nuevo Presidente de gobierno, legítimamente elegido por las Cortes y, posteriormente, el presidente de la Conferencia episcopal, Ricardo Blázquez, pidió “estar alerta ante esta situación crítica”; Cañizares, de Valencia, manifestó que con el nuevo gobierno ha renacido “el marxismo-comunismo”, por ello pide rezar a los católicos para que no se descontrole (El Diario.es: 13-01-2020). Y el obispo de Castellón por su parte, organiza cursos para hacer frente a las políticas del nuevo gobierno (El Diario.es: 10-01-2020). En definitiva, están desorientados porque prevén que el nuevo gobierno tratará de retocar algunos puntos de los Pactos del 1979, firmados en enero de 1979 entre la UCD y el Estado Vaticano.
Las Comunidades Cristianas Populares, ya desde la Transición y en numerosas ocasiones nos manifestamos a favor de un estado verdaderamente laico y no solo aconfesional y en contra de muchos puntos de las relaciones actuales de la Iglesia y el Estado español. Creemos, sin embargo, que en la presente situación, es el momento de apoyar y exigir a la Vicepresidenta Carmen Calvo, la encargada de las relaciones con las confesiones religiosas la reforma o derogación de diversos aspectos del Acuerdo Iglesia-Estado. Entre ellos: