domingo, 9 de marzo de 2025

El día de la Mujer y recordando a Kim Pérez en CCP. 8/03/2025.

Con el salón repleto, comenzamos la celebración de la Mesa Común escuchando la canción "Solo el Amor" de Silvio Rodríguez. 


https://www.youtube.com/watch?v=vFprnO89Mfk

CUARESMA DE VIDA: La Conversión no es otra cosa que esforzarme por vivir una vida de calidad en un mundo de vidas tan superficiales, rutinarias, consumistas.....(Diamantino García)

Lucas 4, 1-13: PODER, TENER, PRESTIGIO. Las tres tentaciones en las que se sustenta el sistema machista del patriarcado.

8M DÍA DE LA MUJER EN CCP GRANADA. Por Ana Mª Rodrigo.

Desde 1857 se celebró el Día de Mujer de la mujer trabajadora (La leyenda cuenta que se adoptó en honor a las 129 mujeres que murieron en una fábrica textil de Estados Unidos en 1908 cuando el empresario, ante la huelga de las trabajadoras, prendió fuego a la empresa con todas las mujeres dentro). Hasta 1972 que la ONU declaró el día día Internacional de la mujer que se consolidó en 1977, dedicando el 8 de Marzo, invitando a todos los países a unirse a esta fecha sobre la igualdad de mujer. No podemos decir que es un día de celebración porque, dado el largo camino que aún queda por recorrer, deberemos mantenernos en la reivindicación.

Se trata de un día al año de reivindicación internacional, de denuncia, de solidaridad con tantos millones de mujeres que sufren el “sutil” patriarcado, el descarado machismo traducido en discriminación, marginación, desprecio, agresión, abuso y violencia contra la mujer hasta el asesinato, por el hecho de ser mujer y por no hacer la voluntad del machista de turno. Además de las estructuras sociales que los amparan.

No se trata de que las mujeres seamos iguales que los hombres que nos rodean, se trata de que cada hombre y cada mujer decida sobre su vida sin que se la prive de los derechos que cada ser humano debe tener. Y, cuando hablamos de hombres y de mujeres, no hablamos de machos y hembras, sino de identidad personal. No debemos olvidar este aspecto, para no caer en injusticias manifiestas contra las mujeres trans. Y nos roca recordar a nuestra querida Kim Pérez, por pionera y luchadora por el reconocimiento de su identidad femenina, desde el capítulo 14 de la Constitución que proclama el derecho a la igualdad de trato y a la no discriminación por razón de nacimiento, raza, sexo, religión o cualquier otra condición o circunstancia personal

Debemos afirmar que es un derecho humano y no debemos meter a Dios por medio, porque cuando se ha hecho esto, tenemos la historia que tenemos. La filósofa y teóloga feminista estadounidense Mary Daly dice:Si Dios es varón, el varón es Dios”, o Kate Millet, cuando dice, “El patriarcado tiene siempre a Dios de su lado”  Es lícito pensar que Dios no ha creado al hombre, sino que el hombre-varón ha creado a Dios a su imagen y semejanza: omnipotente, todopoderoso y omnisciente. A lo que añadiría, ¡qué casualidad que todos los fundadores de las religiones han sido hombres! Desde Abraham, Moisés, todos los profetas, Mahoma, los evangelistas, los autores de Nuevo Testamento, en la Iglesia Católica, los redactores del Credo, los componentes de los concilios, los creadores de los dogmas, y autores de toda la teología oficial, los únicos interlocutores entre Dios y los seres humanos, ellos nos dicen cuál es su voluntad y lo que debemos y no demos hacer.

Tampoco es casualidad que toda la Historia haya estado en manos de hombres todopoderosos, y que de ellos han salido todo lo ocurrido: leyes, códigos morales, ciencia -omniscientes-, dirigentes políticos omnipotentes, y un sinfín de etcéteras. Sólo hay que ver quiénes dirigen hoy el mundo, al igual que siempre, podríamos poner en plural el nombre de Trump o el de Putin, o de los gobernantes de los países árabes, y así sucesivamente, con su patriarca, con la Biblia o con la cruz de la ceniza el miércoles pasado de Marco Rubio.

Quienes estamos aquí presentes nos sabemos de memoria la praxis de Jesús, en su relación de hombre a mujer, un referente que le duró poco tiempo lo que después ha sido la Iglesia católica, pues, cuando se constituyó en una Institución de poder, la presencia de la mujer en igualdad de funciones y derechos, desapareció, quedando todo en manos de hombres.

Y no olvidemos que las religiones han configurado las sociedades, como dice Kate Millet :“El patriarcado religioso y el patriarcado político se legitiman mutuamente”. Echando un vistazo, casi sin abrir los ojos, ahí tenemos una Iglesia absolutamente masculina y patriarcal, aunque el Papa Francisco le ha dado cargos administrativos a mujeres porque somos muy buenas y responsables para estas tareas o las tareas de los cuidados, pero para lo que ellos llaman “lo “sagrado”, negación absoluta, porque eso es cosa de hombres. Y se nos pone como referencia a imitar a una mujer, María, que no nos sirve para nada, porque ni somos vírgenes y madres a la vez (salvo por técnicas nuevas de inseminación artificial), ni somos madres de Dios, y, apenas sabemos nada de ella, sólo que fue una gran madre, como casi todas lo somos. La Iglesia aún no ha firmado La declaración Universal de los Derechos Humanos por no reconocer la igualdad de la mujer. Ni qué decir de las otras religiones monoteístas, en las que la crueldad, en determinados países y regiones, llega a extremos de anulación de la mujer como ser humano. 

Quienes defendemos la igualdad en derechos entre hombres y mujeres, debemos seguir en la lucha y la reivindicación hasta poder celebrar internacionalmente la alegría de haberlo conseguido. No corren buenos tiempos, por eso debemos reactivar una reivindicación tan elemental: la igualdad de dodo ser humano, sin discriminación, en este caso, por razón de género.

Sin olvidar que el ejemplo de Jesús sigue vivo gracias a que unas pocas mujeres le dijeron a los cobarditos y escondidos apóstoles que lo de Jesús, seguía vivo. Y eso merece una celebración, que es lo que vamos a hacer.

 

 RECORDANDO A KIM PÉREZ. Por Isabel Mª Plaza del Pino

 El día 26 de febrero la prensa se hacía eco de la muerte de nuestra amiga Kim Pérez, es decir, Joaquina Pérez Fernández-Figares, que era su nombre completo con el peso que llamarse así conlleva. De todos los recordatorios que he leído sobre ella el que más me ha gustado es este que os voy a leer a continuación escrito por Carlos Morán y que publicó Ideal el día 27. No hace una lista exhaustiva de los logros de Kim, de los colectivos en los que trabajó ni de los premios que le dieron, pero creo que, a estas alturas, esos no nos hace falta. Sin embargo, si muestra un cariño y una admiración sinceros hacia su persona. 

 Su título es “Kim Pérez, el coraje tranquilo de una mujer” y dice así: 

 “Kim Pérez fue una mujer de una fortaleza extraordinaria porque se pasó los primeros cincuenta años de su vida luchando contra sí misma. No hay pelea más dura. Hasta que no superó el medio siglo fue un señor alto, con voz grave y cara de despistado, un profesor de instituto que enseñaba ética y filosofía a adolescentes. Después dio el paso de abrazar su verdadero yo y se convirtió en una maestra para todo el mundo, salvo para los botarates, claro, esa especie tan abundante en estos tiempos disparatados en los que la intolerancia, el odio y la ignorancia se consideran méritos. Kim, una dama de misa diaria y humor travieso, se enfrentó a los primeros embates de esa turbia marea de fanatismo con estoicismo y huelgas de hambre, que lo cortés no quita lo valiente. Eso sí, en su rebeldía no había ni un atisbo de revancha. Más bien, parecía que sentía compasión por los mentecatos que deshumanizan a la humanidad. 

Ni siquiera cuando los achaques la obligaron a sentarse en una silla de ruedas, perdió el vigor indestructible que nació de su conflicto interior de saberse mujer dentro del cuerpo de un tímido caballero de provincias. 

 Conversar con ella, además de una delicia, era aprender. Sin salvar las distancias, porque no las había, Kim fue como Ghandi o Martin Luther King -'uyyy, te has pasado', estará diciendo desde el cielo en el que ella creía, seguramente porque conoció el infierno-. No es una exageración. Su coraje tranquilo para defender los derechos civiles fue un ejemplo para los que tuvimos la suerte de tratarla. 

 Erudita e interesada por los misterios de la historia y de su propia familia, nunca dejó de estudiar y denunciar, que, para las gentes de bien, es lo mismo. Tras encabezar el movimiento que logró que Andalucía fuera la primera comunidad de España en incluir en la sanidad pública el proceso completo de tratamiento y cirugía genital de reasignación de sexo, un hecho histórico, Kim miró más allá de nuestras fronteras para clamar contra el «genocidio» que sufrían las personas transexuales en otros países del planeta. 

 Todas sus conquistas, que siempre parecían quijotescas cuando las planteaba, le valieron numerosos reconocimientos y homenajes institucionales, que ella agradecía con una recatada elegancia que emocionaba. 

 Descanse en paz Kim Pérez. Ya te estamos echando de menos, compañera del alma, compañera.” 

 Hasta aquí el obituario de Carlos Morán que espero que os haya gustado. 

 Pero, desde mi punto de vista, lo más interesante es oír a Kim relatar con sus propias palabras algunos de los momentos más trascendentales de su vida. Para ello he utilizado sus escritos en Facebook y una entrevista de la periodista Mar Gallego publicada en la revista feminista Pikara Magacine en septiembre de 2020. 

 Escuchamos a Kim: 

 “Empecé a vivir en otro mundo que ahora ya no existe. En el que había completo silencio, completa soledad… donde buscaba una puerta abierta que tardé mucho en encontrar. 

 Yo empecé mi tránsito con 13 años. Existían algunas personas que hablaban de estas cosas, pero en Estados Unidos, no en España. Lo primero que hice fue buscar alguna referencia. Iba a la biblioteca municipal de Granada y entraba a buscar en la Enciclopedia Espasa algo que tuviera que ver conmigo. Lo que encontré fueron las palabras homosexual y eunuco. Con ilustraciones y todo. Pero nada explicaba por lo que yo estaba pasando. Me encontré sin ninguna palabra y sin nadie alrededor mío que pudiera decirme nada. Y me travestía en secreto… 

 Con 14 años tenía terribles sentimientos de culpa. Sentía la necesidad de hablar con alguien, pero no encontraba con quién. Mi madre me llevó a varios psiquiatras que me recetaban calmantes. 

 En el verano de mis 19 años un psiquiatra me recetó 30 comas con inyecciones de insulina de los que salía con inyecciones de glucosa. No sirvió de nada. 

 Después de 30 años de sufrimientos tenía un pensamiento cada vez más obsesivo y angustiado, y me di cuenta de que tenía que salir del armario costara lo que costara, aunque el mundo se hundiera. Era mi vida la que estaba comprometida, me moría... 

 Lo que más miedo me daba en ese momento era hacer el ridículo, no ‘pasar’. Un sentimiento amarguísimo para las personas transexuales. En realidad yo no he ‘pasado’ nunca, me refiero a vestir y conseguir parecerme a una mujer. Pero al menos, estás diciendo claramente: ‘soy quien soy’. Y te das cuenta de que la gente que te rodea, que te comprende, prefiere que seas como eres.

 Así fue como empecé a tener mi vida ya cumplidos los 50 porque hasta ese momento no la había tenido, lo que había decidido era olvidarme de mis sentimientos. Pero eso es imposible.

 Lo único que tuve que hacer fue actuar con prudencia. La frase que me dije fue “todos los días un paso, pero nunca dos”. Fui avanzando desde cero. La primera vez que salí en un periódico hablando de mí, lo hice de espaldas en 1991. Ya se hablaba de derechos de las personas trans. Ya tenía al Estado a mi favor y eso me iba a permitir defender mi puesto de trabajo y así fue. El estado de miseria en el que yo llegué a estar se debía a que me había concedido a mí misma la fantasía como único medio de expresión de mi transexualidad. Me limitaba a fantasear y eso me asustó en su momento porque no tenía límites. Me dije “solo la realidad puede salvarme”. Empecé a vivir en la realidad. Podía ser peligroso, pero era para mí enormemente estimulante. Casi de la noche al día me convertí en una persona muy equilibrada, en calma y feliz. Decidí hormonarme y a los 3 años me operé.”

 Como sabemos, Kim era profesora de ética y filosofía. Decía que para ella la enseñanza había sido “vocacional”. La asociaba a la estabilidad y a la satisfacción de poder ayudar a que los alumnos de 15 años “tuvieran nuevas perspectivas vitales y aprendieran ética, antropología, psicología…” 

 Pero a pesar de las alegrías en este aspecto, siempre había una sombra que empañaba el conjunto: “Lo que pasa es que la enseñanza era la mitad de mi vida. La otra mitad estaba callada”. Eso sí, los últimos 12 años de mi vida profesional he sido una profesora transexual y he vivido transexualmente, he dado la cara y he vivido una vida plena”.

 Así cuenta cómo fue su transición siendo profesora en activo de adolescentes:

 “El hecho de pasar a la realidad me llenó de tal modo de alegría que yo creo que mi alumnado fue receptivo a esa alegría y a lo que yo estaba viviendo. Al principio no hacía nada muy visible. Había cambiado un poco mi ropa. Yo decía que era unisex. No era unisex, era lo que se me ocurría. Lo que sí era cierto era mi alegría permanente. Lo percibieron y me apoyaron sistemáticamente. Tuve, por ejemplo, un grupo pequeño con el que llegué a tener mucha confianza. Además, yo impartía Ética y, claro, una ética explicada con alegría… les llegaba cerca y me apoyaron en todos los pasos que fui dando que, realmente, los daba en televisión. Me invitaban desde varias emisoras. Yo me iba una tarde a Madrid y procuraba volver en coche para seguir al día siguiente mis clases con toda normalidad y así se fueron dando cuenta de lo que yo iba haciendo. Esto lo he comprendido después. Era importante porque yo era una persona que, en los años 90, decía “soy transexual” y al mismo tiempo decía “soy profesora” y eso era completamente nuevo y llamativo entonces. Pero en mis clases yo nunca hablaba de transexualidad porque sabía que, si quería tener complicaciones, era suficiente con que alguien me acusara de estar haciendo proselitismo entre ellos. Simplemente con vivir como vivía era suficiente. No tenía que explicarles nada.” 

 Para mí, este es el capítulo de la vida de Kim que más me ha impresionado siempre y que muestra, sin duda alguna el excepcional ser humano que era. 

 Y para concluir algunas palabras más de Kim sobre su percepción de ella misma:

 “Algo que me ha agobiado toda mi vida ha sido un sentimiento que se puede resumir en estas pocas palabras: “Yo no soy hombre ni soy mujer, entonces ¿qué soy?”. Esa frase tan sencilla es tremendamente dolorosa. Cuando tenía 76 años esa pregunta fue tan agobiante que llegó a producirme una crisis de ansiedad. El médico de cabecera me dijo que estas crisis se resuelven haciéndole frente a la causa que las genera. Yo dije: “Eso está resuelto porque yo sé cuál es la causa de mis ansiedades”. 

 Me di cuenta de que al preguntarme eso y no encontrar solución yo estaba, cayendo simplemente en el binarismo más cerrado y más usual como todo el mundo. Sabemos que en nuestra cultura nos dividimos en hombres y mujeres asociados a rasgos considerados masculinos y femeninos. Pero nos olvidamos de que la realidad es mucho más compleja y de que existen personas intersexuales y personas que, de un modo u otro, se encuentran entre dos sexos. Estas personas existen y no entran dentro de la categoría usual de hombre o mujer. La respuesta a esa pregunta de “quién soy yo” era que yo soy una persona intersexual y se acabó. Esa ha sido la duda que he tenido toda mi vida y que llegó a su fin con 76 años, que ya era hora de resolverla. La realidad de nuestro ser no es binaria y además es muy variada. 

 Yo me he definido como mujer trans y me ha servido a efectos de simplificación para la gente. Para que puedan comprender que mi situación es suficientemente cercana a la de una mujer como para yo decirme mujer trans. Pero todo el trabajo que he hecho, que ha sido bastante intenso y fuerte, me ha llevado a decirme que soy intersex. Es la forma más sencilla que tengo de describirme. Me defino como una trans intersex.” 

 Termino haciendo mías las palabras de su amiga Carla Antonelli: “Vuela alto querida Kim, el cielo y 7 planetas en fila, en línea y en orden te reciben. Aquí continuamos -de momento- viviendo en una sociedad que es un poquito mejor gracias a ti.”

Recopilación de los textos por Isabel María Plaza del Pino.


https://www.youtube.com/watch?v=8i-55eOzoIE


BRINDIS POR LA IGUALDAD

Hoy, como mujeres y hombres, en comunidad, nos reunimos, con gratitud y esperanza, en esta mesa de igualdad y justicia. Damos gracias a la Vida por cada mujer que ha caminado antes que nosotras, por su valentía, por su lucha, por su sabiduría.

Gracias por cada hermana que, en su día a día, se entrega por el bienestar común, y por cada mujer que se levanta, aún en medio de la adversidad, para afirmar su dignidad y la de todas las demás.

En Jesús, encontramos el modelo de compasión, Una persona que rompió las cadenas de la opresión, que escuchó y abrazó a las mujeres en su tiempo, y les dio voz cuando el mundo las había silenciado. Él nos enseñó que en la igualdad no hay diferencia, y que el amor no tiene barreras de género ni de clase.

Por eso, con todas las mujeres que luchan por la justicia, y con todas las voces que reclaman liberación, Así, al celebrar esta mesa común de amor, queremos recordar a todas las mujeres que han dado su vida por la lucha por la justicia, por la paz y por la libertad.

Te pedimos por las que sufren violencia, por las que son silenciadas, por las que se enfrentan a la opresión, y por aquellas que nos han mostrado el camino de la resistencia. Que tu Espíritu nos impulse a seguir su ejemplo, a caminar juntas y juntos hacia un mundo de igualdad, donde todas las personas puedan vivir con dignidad, libres de violencia y discriminación.

Que, al compartir este banquete, nos convirtamos en portadoras de esperanzay trabajemos, de la mano, por un futuro donde la igualdad y la justicia no sean solo sueños, sino una realidad viva para todas las generaciones.

Alzamos nuestra copa y brindamos por ello: Que nuestras voces se levanten sin miedo, que nuestras luchas sean escuchadas sin silencios, y que cada mujer, en cada rincón del mundo, encuentre la libertad, el respeto y la igualdad que merece.

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