Tú estás vivo, el corazón de todo viviente es inmortal,
como la belleza, en el corazón que palpita en todo.
La vida revive,
cuanto es se transforma: la mariposa en huevo, el huevo
en oruga, la oruga encrisálida, la crisálida en mariposa, la mariposa en huevo,
en vuelo, en tierra, y la tierra en flor, la flor en abeja, la abeja en cera,
la cera en llama, la llama en luz, la luz en sombra, la sombra en luz, aire,
aliento, energía…o espíritu que vibra en el corazón de todos los seres…
¿Recuerdas que
nos preguntábamos qué pasa cuando morimos, cuando se desintegra y queda en
cenizas el soporte material que sostiene nuestra conciencia, nuestras emociones
y nuestra memoria? No sabíamos qué responder, aunque conocíamos muchas
respuestas…, pero sospechábamos, a veces, que no era el fin de nuestra vida...
Yo creo en la
fuerza de la presencia. Nosotros creemos en la fuerza de tu presencia.
Un abrazo,
amigo. (Recitado por Antonio Ruiz)
En la Eucaristía del sábado 21 Pilar expresó este emocional sentimiento: En un momento, todo cambia, ya nada es como era, o como hubiera sido, o como pensaba podría ser. Me siento que me han seccionado, me han partido en dos, ese todo de tantos años de vida compartida, 39 años, 6 meses, 14 días, mas 7 años de antes, para lo bueno y para lo malo, toda una vida haciendo camino juntos. Tu ya estas (tal vez) donde querias, en ese contacto con la tierra, formando parte de la naturaleza, volando por el Trevenque; tal vez escudriñando el cosmos, como alguna vez decias quería hacer, descubriendo que hay en el infinito; al menos eso es lo que yo creo y pienso.¡¡ Pero yo!!, aquí me has dejado, tan sola, nunca pensé me quedaría sola. ¡Que egoísta me siento!!, tengo a nuestros cuatro hijos, nuestros nietos y muchos amigos. Pero no te tengo a ti. No dejo de pensar en como serian o hubieran sido estos años- Pero bueno, ya para que, es lo que hay, y a mi me toca esta soledad ficticia, pero que es la mia. Pero si tengo un consuelo, y una satisfacción, que fui yo la que estuvo a tu lado hasta el final, cuidándote y acompañándote. Siempre arropada, claro esta, por nuestros hijos y amigos. Y siempre me acompañara el recuerdo de esa maravillosa estancia en Suiza, que también y con tanto cariño nos preparo Migue. Un día también volaré contigo sobre el Trevenque. ¡¡Esperame Miguel!!
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