Los obispos de las diócesis andaluzas han emitido un comunicado en el que “votar debe entenderse como un deber moral, que contribuye al bien común y a la configuración de la sociedad en que vivimos”. Destacan en la misiva, desde una aparente neutralidad, que “se hace necesario discernir entre las opciones posibles, en coherencia con la comunión eclesial y con los principios morales que le son inherentes”, y lo hacen con un claro llamamiento a los “principios irrenunciables”: contra el aborto, a favor del matrimonio tradicional y en defensa de la clase de Religión. Con estos postulados los obispos andaluces, apelando a “la necesidad de ejercer el derecho al voto con responsabilidad”, están señalando intencionadamente al PP y VOX ante las elecciones del 19-J para que sean votados al ajustarse en mayor medida a esos “principios irrenunciables”.
El
obispo de Huelva, Santiago Gómez (último presidente de la entidad financiera
Cajasur, intervenida por el Banco de España debido a la mala gestión de sus
directivos que causó un agujero de 4.000 millones de euros) en la misa
pontifical del Rocío, ante las cámaras de RTVA seguida por decenas de miles de
oyentes, recalcó la misma petición en plena campaña electoral.
Se repite el
mismo llamamiento que en las elecciones andaluzas de 2018, en las que el obispo
de Córdoba, Demetrio Fernández llegó a decir en su carta pastoral refiriéndose
a las elecciones: “El vuelco electoral en Andalucía (…) ha sido espectacular
(…). De esta manera Andalucía se sitúa como pionera de un cambio social que
esperamos en la sociedad española (…) No se puede estar contradiciendo la
sensibilidad de un pueblo religioso y cristiano”. El teólogo Juan José Tamayo
(2020, p. 24) aludía a la pastoral indicando “un deseo político-religioso
legitimador de la derecha y la extrema derecha, a quien dirige (el obispo) su
afecto y bendición”.
Jesús de Nazaret, al que dice seguir la jerarquía
católica, sin embargo en sus hechos no lo reconoceréis, rechaza a los sepulcros
blanqueados (Mt 23,27-39), a los que por “fuera os mostráis justos, pero por
dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad”; a los que se rajan las
vestiduras con el aborto, mientras maltratan a niños señalándonos como
malhechores y ladrones; a los que hablan de toros y cacerías a la vez que
repudian al migrante empobrecido; a los que no condenan la violencia de género
perpetuando el machismo patriarcal; a los que invierten en eléctricas y fondos “buitres”,
viviendo de espaldas a la dura realidad de Andalucía (12 de los 15 barrios más
pobres de España se encuentran en nuestras ciudades); a los que disfrutan
consumiendo los recursos de un planeta enfermo, mientras justifican los
vertederos tóxicos y los cementerios nucleares en nuestra tierra; a los que
viven acomodados con numerosos bienes mientras desahucian a centenares de
familias, a los que disfrutan de un buen seguro privado de asistencia médica
mientras recortan la sanidad pública.
Las Comunidades Cristianas Populares como seguidoras del mensaje de Jesús de Nazaret denuncian esta política hipócrita basada en morales rígidas que “atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre las espaldas de los seres humanos, pero ellos ni con un dedo quieren moverlas” (Mc 12,38-40).
La
actividad de Jesús de Nazaret no fue sagrada, sino profética y humana. Jesús no
fundó ningún templo, ni celebró ceremonias rituales en ningún lugar sagrado, ni
dictó norma alguna sobre el rito sagrado. Su última cena no necesitó de ningún
templo ni espacio sagrado, solo de una comunidad que compartía sus necesidades
y brindaba por la vida. Una comunidad humana (cristiana) cuyas acciones están
en consonancia con los hechos y los dichos de Jesús de Nazaret, abogando porque
los derechos humanos dignifiquen a todas las personas, trabajando por la
justicia social, acogiendo al herman@ más vulnerable y haciendo la vida más
fácil y alegre.
Comunidades Cristianas Populares de Andalucía.
9 de Junio de 2022.
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