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domingo, 8 de mayo de 2016

Acción Andante en Ascensión.

Las CCP de Granada participan y apoyaron la ACCIÓN ANDANTE, convocada por la RedGRA de la que forman parten: El viernes 6 de mayo salimos diferentes columnas de personas desde cuatro puntos de encuentro: Final de Recogidas (antigua gasolinera), Gran Vía (Padre Suárez), Campo del Príncipe y Palacio de Congresos. Llevamos pancartas referentes a nuestra oposición al acuerdo UE-Turquía y a nuestra denuncia de los últimos 500 muertos en el Mediterráneo. La salida desde los diferentes puntos fue a las 19.15, para llegar a la Fuente de las Batallas a las 20.00h donde confluímos con el Círculo de Silencio de Granada.Pincha para ver video.
El Sábado 7 de Mayo a las siete de la tarde nos reunimos en la "celebración de la mesa común". Pío nos hizo una introducción para entender la narración sobre la "Ascensión".

DURANTE SU VIDA JESÚS LLEGÓ A LO MÁS ALTO, NO DESPUÉS

Escrito por  Lc 24, 46-53...No tiene sentido seguir hablando de bajada y subida. Aunque cambiar las mentes es muy difícil. Si no lo intentamos, estaremos transmitiendo conceptos que la gente de hoy no puede comprender. Una cosa fue la predicación de Jesús terreno y otra muy distinta la tarea que tiene que acometer la comunidad, después de atravesar la experiencia pascual. El telón de fondo es el mismo, el Reino de Dios, vivido y predicado, pero a los primeros cristianos les llevó tiempo encontrar la manera de transmitir lo que ya había experimentado. Nosotros tenemos que continuar esa obra, transmitir el mensaje, acomodándola a nuestra cultura....Nuestra meta, como la de Jesús, es ascender hasta lo más alto, el Padre, que es LA VIDA QUE SOMOS. Pero teniendo en cuenta que nuestro punto de partida es también, como en el caso de Jesús, el mismo AMOR-Dios. No se trata de movimiento alguno, sino de toma de conciencia. Esa ascensión no puedo hacerla a costa de los demás, sino sirviendo a todos. Pasando por encima de los demás, no asciendo sino que desciendo. Como Jesús, la única manera de alcanzar la meta es descendiendo hasta lo más hondo de mi ser. El que más bajó, es el que más alto ha subido.
El entender la subida como física es una trampa muy atrayente. Los dirigentes judíos prefirieron un Jesús muerto. Nosotros preferimos un Jesús en el cielo. En ambos casos sería una estratagema para quitarlo del medio. Descubrirlo dentro de mí y en los demás, como nos decía el domingo pasado, sería demasiado exigente. Mucho más cómodo es seguir mirando al cielo… y no sentirnos implicados en lo que está pasando a nuestro alrededor.
Tiempo de despertar. Miguel Manzano. Letra Jose Antonio Olivar 1970. Aquí en la tierra
Pincha para escuchar esta canción, antigua pero de máxima actualidad.

martes, 15 de marzo de 2016

Por una Iglesia sin curas...En el día del Seminario.

En el día del Seminario: 

Por una Iglesia sin curas

Redes
Juan Luis Herrero del Pozo inició su etapa de reflexión teológica madura –que continúa hoy en soledad, por las limitaciones impuestas por la enfermedad– con un artículo provocativo: ¿Por qué son aburridas las eucaristías?. Pareció un artículo escandaloso, que ocasionó entre los salesianos la destitución del equipo de la revista que lo publicó. Pero sus posteriores libros y artículos fueron desarrollando y fundamentando lo que que allí se decía. Parecido es el artículo de José Ramón Pérez Perea, más historiador y sociólogo que teólogo técnico, que tomamos de Redes Cristianas y que mañana comentará otro artículo de José Mª Urío Ruiz que publicó también hace unos días dicho portal. AD.

Por una Iglesia sin curas

José Ramón Pérez Perea
¿Es posible una Iglesia sin clérigos (curas obispos papas)?. Jesús no fue sacerdote, ni consta que instituyera el sacramento del Orden. Más bien criticó a la “casta sacerdotal”, que fueron los que le condenaron. Jesús crea la Comunidad de iguales, en la que se encuentran personas con distintas cualidades (karismas).

Históricamente los cristianos multiplican su número. Aparecen distintos modos de actuar, de pensar, se producen disensiones y van a sentir la necesidad de proteger su unidad, de gobernar la diferente y dispersa Comunidad. Se comienza a establecer poderes de gobierno: unos van a mandar y otros a obedecer, unos a enseñar y otros a aprender.
Los elegidos para el Gobierno tienen que justificar su autoridad recibiendo un “Plus”, que los legitime y diferencie de los demás. Se crea la sacramentalidad: el poder viene de Dios, a través de un Ritual y se traspasa de generación en generación, y se instituye un orden de menos a más (diáconos, sacerdotes, obispos, papas). Con ello, se obliga a la Comunidad a obedecer y bajo la amenaza de la excomunión al disidente: no hay salvación fuera de la Iglesia (de los curas). “Nula salus extra eclesiam” . Se llega a construir, pasados los primeros años, lo que Jesús nunca quiso, la casta Sacerdotal, que tanto había criticado en su tiempo, y en la que se desecha a las mujeres.
Si analizamos de dónde proceden lo poderes sobrenaturales de los clérigos, descubriremos que el Bautismo no es privativo suyo. Cualquier persona – si realiza diversas formalidades – tendrá capacidad de bautizar.
El perdón de los pecados, mediante la confesión individual, tampoco consta en ningún texto de la Escritura. Las recientes investigaciones determinan que el texto de S. Mateo (16,21) no fue pronunciado por Jesús, sino creado posteriormente, para poder justificar el “atar y desatar” de los clérigos. Es la Comunidad la que se reúne, oye y perdona a quien lo pide. La confesión individual se establecerá muchos siglos después.
La Unción de los enfermos, si bien aparece en la Carta de Santiago, no consta que lo fuera por mandato de Jesús. Más bien va en la línea del uso de ungüentos caseros contra las enfermedades y heridas, en un tiempo carente de procedimientos clínicos; a modo de lo que aparece en la parábola del samaritano (Lc. 10,34), no seguidor de Jesús, que cura con aceite y vino (desinfectante) al herido por salteadores.
El Sacramento del matrimonio ni fue instituido por Jesús ni es privilegio de los clérigos. Según la propia doctrina eclesiástica, son los mismos esposos, cuando se aceptan mutuamente, como marido y mujer, los que se constituyen como tales. La tarea del cura se reduce a ser mero testigo, de un contrato creado, en siglos posteriores, para asegurar la propiedad y su transmisión de padres a hijos.
La Eucaristía, como presencia física, de Jesús en las hostias consagradas por los sacerdotes por el mero hecho de la pronunciación de unas palabras míticas, que transforman “milagrosamente” el pan y vino en la persona de Jesús, tantas veces como se quiera y que se guardan por centenares en miles de sagrarios por todo el mundo, no resiste – hoy día – a un mínimo análisis racional.
La presencia eucarística de Jesús ha de entenderse como su presencia cuando sus discípulos se reúnen en Asamblea de iguales, movidos por el amor, en actitud de servicio a los otros (lavatorio de pies). Festejando el acontecimiento del amor sin límites, con un banquete, en el que se ofrece Pan y Vino, como señal de total entrega a los demás. Sólo el Amor hace presente a Jesús.
Desvanecido el carácter sobrenatural, de las acciones clericales, su poder exclusivo de Gobernar cae por su propio peso. La gobernabilidad de las Comunidades ha de recaer en personas, democráticamente elegidas por la propia comunidad, sin Plus alguno de sobrenaturalidad. Basta que sean buenos gestores, honrados, transparentes y sometidos a las decisiones de las Asambleas.
En conclusión:
Es el Pueblo de Dios (Concilio Vaticano II) el que recoge el testigo que Jesús nos pasó. Ya no hay clérigos-laicos, hombres-mujeres, libres-esclavos, que decía s. Pablo (Gal. 3,28). Es el Pueblo de Dios el que es sacerdotal, sin diferencias entre un@s y otr@s.

lunes, 28 de diciembre de 2015

Navidad. Cielo y tierra son Uno. Enrique Martinez Lozano.

NAVIDAD: CIELO Y TIERRA SON UNO. Enrique Martinez Lozano. Teólogo y psicoterapeuta.

En ocasiones se oyen voces de personas cristianas lamentando que alguna gran festividad, como la de “Todos los Santos”, se quiera convertir en fiesta pagana tipo “Halloween”. No soy amigo de esta fiesta en concreto pero quienes así protestan, parecen desconocer que esa práctica ha sido habitual en todas las épocas. Durante siglos, la Iglesia católica se fue apropiando de diversas festividades paganas, a las que terminó “cristianizando”.

Ese es el caso de la fiesta de Navidad. Para la inmensa mayoría cristiana, el 25 de diciembre es Navidad, porque se celebra el nacimiento de Jesús. Sin embargo, originalmente, no fue así: esta fiesta se institucionalizó a partir del siglo IV, y su reconocimiento oficial se produjo el año 354, por parte del papa Liberio.

La Iglesia terminó cristianizando la fiesta del “Dies Natalis Solis Invicti” (natividad del sol invicto), que se celebraba apenas pasado el solsticio de invierno, cuando la luz del día empezaba a alargar. Es decir, el Sol invicto se “recuperaba” una vez más y su luz volvía a abrirse paso tras el declive estacional.

Con todo, la elección de esa fecha no fue algo exclusivo de la Iglesia; eso mismo había ocurrido en muchas mitologías: en Persia, Mitra, dios de la Luz; en Roma, Apolo; en Egipto, Horus; en las culturas germánicas y escandinavas, Frey, dios del sol naciente; entre los mexicas, antiguo pueblo precolombino, Huitzilopochtli, dios del sol… Tomando al sol como símbolo de lo divino, las diferentes culturas fijaron como fecha del nacimiento de sus respectivas divinidades el solsticio de invierno, cuando los días empiezan a alargar, cuando el sol “vuelve a nacer”.

En el caso cristiano, lo que se perseguía con la elección de ese día –más allá de “cristianizar” una fiesta previamente pagana-, era señalar a Jesús como el verdadero “Sol invicto”, la Luz originaria y originante, tal como proclamara el Prólogo del cuarto evangelio: “Al principio ya existía la Palabra. La Palabra estaba junto a Dios y la Palabra era Dios… Todo fue hecho por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto llegó a existir. En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres… La Palabra era la luz verdadera, que con su venida al mundo ilumina a todo hombre” (Jn 1,1-4.9).

En un nivel mítico, la lectura literal presenta la Navidad como el acontecimiento histórico en el que el Hijo de Dios preexistente, que había tomado cuerpo en el seno de María virgen, nace como un ser humano, para aportar salvación a toda la humanidad.

Tal lectura presupone una cosmovisión tripartita (cielo/tierra/abismo) que hoy nos resulta completamente obsoleta y desfasada. Y se mueve, además, en un modelo de cognición mental basado en la separación radical. El Dios pensado no puede ser visto sino como un ente separado y, en cierto sentido, viviendo al margen o en paralelo a la realidad creada. Sin embargo, apenas se toma un mínimo de distancia de ese modelo de conocer, se aprecia que aquella imagen, construida desde ese mismo modelo, es una mera proyección realizada por la propia mente.

Trascendido el literalismo, retomamos el mito desde una clave simbólica. Y es entonces cuando nos muestra toda la riqueza que contiene, que podría expresarse de este modo: Lo más grande y excelso (“Dios”) está (“nace”) en lo más pequeño (un niño). Eso es lo que ha ocurrido siempre y lo que ocurre en cada instante: todo es divino-humano, celeste-terrenal, sin separación alguna.

Los mitos –no podía ser de otro modo en aquel nivel de consciencia- imaginaban lo realmente Real como algo separado y ajeno a lo cotidiano. Lo que, en la no-dualidad, nos parece impensable -¿cómo Lo Real podría ser separado de algo real?-, para una mente mítica parecía incuestionable. Desde ella nacieron las diferentes mitologías que proyectaban un “reino paralelo” –el mundo de los dioses- al de la experiencia cotidiana. Sin embargo, superado aquel nivel de consciencia, resulta patente que todo aquello que los mitos atribuían a una supuesta divinidad separada no es sino el Secreto o Núcleo último de todo lo real, Aquello que somos.

En el imaginario colectivo, dentro de nuestro marco cultural occidental, la “Navidad” toca fibras sensibles, asociadas desde nuestra infancia a toda una serie de elementos particularmente evocadores: fiesta familiar, celebración religiosa, pesebre o belén, bebé, villancicos…; elementos acompañados de notable carga afectiva que puede sentirse como irrenunciable. Pero más allá de todo eso, su significado remite a la Unidad.

En cierto sentido, el mensaje de Navidad puede encerrarse en la imagen del bebé y en la afirmación de que Dios se hace manifiesto en lo más pequeño. No hay un ente separado; lo Real es solo uno, en sus “dos caras”, la manifiesta y la inmanifestada. Todo lo manifiesto, por pequeño que sea, es expresión del misterio último.

La tradición cristiana expresa esta certeza en el símbolo de Jesús, el Dios-Niño, que a su vez es expresión de lo que somos todos. Al afirmar de él que es Enmanuel (“Dios-con-nosotros”), se está reconociendo que no existe nada separado de nada. Como él, todo sin excepción es divino-humano. Por eso, en todo lo visible estamos “viendo” lo invisible: son solo las dos caras de lo Real. Y nos equivocamos cuando pretendemos “anular” cualquiera de ellas. Navidad nos recuerda que todo es valioso.

Con el deseo profundo de una muy feliz Navidad,
celebrando la Vida y la Unidad que somos.
Enrique.
Zizur Mayor, 20 diciembre 2015
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jueves, 17 de diciembre de 2015

El Jubileo de la Misericordia. José Arregui.

EL JUBILEO DE LA MISERICORDIA

Escrito por  . Teólogo.
El pasado día 8, fiesta de la Inmaculada Concepción, inauguró el papa Francisco el año jubilar abriendo las puertas de San Juan de Letrán, la catedral del papa en cuanto obispo de Roma. Lo ha llamado ‘el jubileo de la misericordia’, y la Bula convocatoria se titula El rostro de la misericordia en referencia a Jesús de Nazaret.
Misericordia. Es la primera, la última, la única verdad de la Iglesia, de todas sus doctrinas, cánones y ritos. Es el criterio de juicio de todas las religiones. Y, ¿por qué no decirlo?, también de  la política o la gestión de la vida pública con todas sus instituciones, partidos, programas y cumbres climáticas. ¡Ay de la política sin entrañas, sin alma, sin misericordia! La misericordia es la luz y la llave de nuestra vida tan preciosa y frágil, de nuestro pequeño planeta tan vulnerable, del universo inmenso e interrelacionado del que formamos parte. El eje del mundo.
¿Pero qué significa ‘misericordia’? Hay que preguntarse, pues el lenguaje religioso –¿como todo lenguaje?– es una interminable sucesión de equívocos, y es preciso abrir cada vez de nuevo las palabras antiguas para que sigan iluminando la mente y moviendo el corazón a la bondad, para que vuelvan a decir lo que dijeron en su origen, o tal vez quisieron pero nunca lograron decir. Es preciso limpiar las imágenes viejas deslucidas para que vuelvan a reflejar la gloria de la vida.
‘Misericordia’, según su etimología, significa entraña, corazón, ternura para con el desdichado. Por eso es uno de los nombres más bellos de Dios, que es como decir corazón de la Vida y de todo cuanto es. Pero las páginas de la bula papal –magníficas, por cierto, inspiradas, llenas de calor y de fuerza– son a la vez clara muestra del equívoco de nuestro lenguaje religioso: en los 25 números de la Bula, el término ‘pecado’ se repite 25 veces  y 11 veces el término ‘pecador’. Se podría pensar que la misericordia de Dios se entiende sobre todo como perdón de los pecados, y el pecado como infracción de la ley divina o como ofensa de Dios. Las palabras se vuelven sombrías. La imagen de un ‘Dios que perdona’ es la otra cara del ‘Dios que castiga’, y ambas son igualmente indignas del misterio divino de la misericordia. “Dios no puede perdonar”, escribió la mística Juliana de Norwich en el s. XIV, porque Dios es solo Amor, Bondad, Ternura, y nunca puede ofenderse ni castigar ni, por ello, tampoco perdonar como nosotros lo hacemos o en el sentido habitual que damos a la palabra ‘perdón’: absolución de un delito, culpa u ofensa.
El equívoco se agrava cuando la Bula habla de las indulgencias en los términos más medievales como liberación de la ‘huella negativa’ o ‘residuo de la culpa’ – ‘reatus culpae’ y ‘reatus poenae’ decían los escolásticos– que queda en el pecador aun cuando sus pecados hayan sido perdonados por el sacramento de la confesión; dicha liberación la podemos alcanzar para nosotros mismos o para nuestros difuntos que sufren las penas del purgatorio… ¿No lo entiendes? Yo tampoco lo entiendo. Lutero tenía razón en aquellas 95 tesis contra las indulgencias con las que arrancó la Reforma protestante en 1517. Era necesario entonces, y lo sigue siendo hoy.
Volvamos al jubileo, a su sentido bíblico original. Cada 50 años, el alegre sonido del jobel recorría las montañas y los valles, dando comienzo al año jubilar. Era el año del perdón, sí, pero no del perdón de los ‘pecados’ por parte de Dios, sino del perdón de las deudas económicas, las deudas que ahogaban la vida de la gente más pobre. Los pobres quedaban libres de sus deudas, los esclavos recuperaban la libertad, los campesinos obligados a enajenarse de la propiedad de su tierra la recuperaban. Podían respirar. Podían vivir. Era el jubileo.
Vino Jesús, y también él un día proclamó el año jubilar en la sinagoga de Nazaret. Y en adelante todas sus palabras y toda su vida se convirtieron en rostro de la misericordia: denunció las injusticias, anunció la liberación de los oprimidos por el poder del imperio y de la religión, reclamó la cancelación de las deudas, compartió la mesa con todos, curó a los heridos, se hizo buen samaritano. En eso consiste el jubileo de la misericordia.
Es la invitación que reitera el papa Francisco en su Bula Misericordiae Vultus. Baste una muestra: “En este Año Santo, podremos realizar la experiencia de abrir el corazón a cuantos viven en las más contradictorias periferias existenciales, que con frecuencia el mundo moderno dramáticamente crea. ¡Cuántas situaciones de precariedad y sufrimiento existen en el mundo hoy! Cuántas heridas sellan la carne de muchos que no tienen voz porque su grito se ha debilitado y silenciado a causa de la indiferencia de los pueblos ricos. En este Jubileo la Iglesia será llamada a curar aún más estas heridas, a aliviarlas con el óleo de la consolación, a vendarlas con la misericordia y a curarlas con la solidaridad y la debida atención. No caigamos en la indiferencia que humilla, en la habitualidad que anestesia el ánimo e impide descubrir la novedad, en el cinismo que destruye” (n. 15).
¡Bienvenido seas, jubileo! Que se condonen las deudas a las personas y a los países desahuciados. Que los bancos tengan entrañas, no solo cuentas y cajas. Que se abran las fronteras. Que abramos las puertas a la misericordia,  los corazones a la esperanza. Que caminemos, guiados por la ternura de las entrañas, hacia la armonía y el descanso de la tierra, hacia la liberación de todos los esclavos, hacia el verdadero jubileo de la misericordia.

José Arregui. Teólogo.

jueves, 8 de octubre de 2015

La cosa va de faldas. ¡qué vergüenza santo dios!

"La primera foto es el congreso sobre la mujer en Arabia Saudí. Y la segunda foto es el Sínodo sobre la familia.
Sin comentarios."
La primera violencia, la base de todas las otras violencias contra las mujeres, es ésta.. Aquí una muestra.
1. Arabia Saudita: Asamblea sobre los derechos de las mujeres (sí, sí, habéis leído bien "mujeres"...)
2. Roma: Sínodo sobre la familia (si, sí sobre la familia, éstos se atreven con toda la familia pero, ya se sabe que la familia es,ante todo, cosa de mujeres).
¿ES QUE NO HAY MUJERES EN LA HUMANIDAD? ¿SOLAMENTE LOS HOMBRES TIENEN EL PODER ABSOLUTO PARA DECIDIR SOBRE MUJERES? ¿LAS MUJERES CARECEMOS DE CEREBRO Y FACULTADES COMO ELLOS PARA APORTAR ALGO A UN MUNDO MEJOR? ¡¡¡¡¡MAMMA MIA!!!!!!!

sábado, 5 de septiembre de 2015

EL OBISPO DE CÁDIZ INFRINGE DERECHOS HUMANOS. Comunicado CCP- Andalucía

EL OBISPO DE CADIZ INFRINGE DERECHOS HUMANOS. Comunicado CCP Andalucía.

Desde las Comunidades Cristianas Populares de Andalucía manifestamos nuestro estupor, consternación e indignación y queremos levantar nuestra voz contra una decisión episcopal injusta y antievangélica, por mucho que la respalde el Código de Derecho Canónico: No podemos aceptar la actitud del Obispo de Cádiz, monseñor Zornoza,  al negar a un joven transexual la posibilidad de ser padrino de su sobrina. ¿Pero quienes piensan que son estos “señores” para  “prejuzgar” la transexualidad como una “actitud opuesta  a (…) resolver el propio problema  de identidad sexual”? ¿En nombre de qué moral, ética, teología, dioses o fantasmas humanos? Lamentablemente esto es una flagrante violación de los derechos humanos, un “rechazo arcaico y prejuicioso que atenta contra la libre determinación de identidad sexual de las personas,  cristian@s, feligreses/as”…. Clama al cielo y es para “borrarse de esta iglesia”

Nos parece que este ha sido un proceso sorprendente: Primero se le niega a Alex Salinas, el joven transexual de San Fernando (Cádiz), la posibilidad de ser padrino de su sobrina y días más tarde, posiblemente por el gran apoyo recibido de distintos colectivos y la repercusión mediática, el obispo reconsidera su actitud y decide que sí puede ser padrino. Todos nos alegramos de esta rectificación. Pero a finales de Agosto, sorprendentemente, vuelve a su posición inicial tras consulta con la Congregación romana para la Doctrina de la Fe.  Los motivos que ahora aduce son que su solicitud “no puede ser aceptada” porque es “evidente” que “no posee el requisito de llevar una vida conforme a la fe y al cargo de padrino”. ¿Qué elementos católicos ultraconservadores presionan para que se produzca este repentino cambio y la más absurda argumentación?

Quizás nuestros obispos deberían preocuparse más de todas aquellas personas  que manifiestamente no  llevan una vida conforme a la fe: Aquellos que  han estafado a miles de trabajadores con las preferentes; o quienes en sus empresas dejaron en el paro a quienes trabajaron durante años; quienes se llevaron miles de millones a cuentas en Suiza; los centenares de políticos imputados en casos de corrupción; quienes son responsables de los recortes en sanidad, educación, asuntos sociales; los curas y obispos que abusan de menores. Estas personas tienen nombre y apellidos. Son conocidos y nos escandaliza verlos participar activamente en actos religiosos. Ésos sí que no  llevan una vida conforme a la fe. Y la Iglesia consiente.

La Iglesia debe ser responsable de sus reiteradas prácticas LGTBIfóbicas que incitan a la discriminación, y al menoscabo de derechos y por tanto, el Estado de derecho debe actuar  y proteger a las personas que son víctimas de estas prácticas. Exigimos la retirada del Concordato con la Iglesia Católica para poner fin al privilegio fiscal e impunidad y las  reiteradas actuaciones y declaraciones que incitan a la exclusión y menoscaban los derechos civiles y humanos.

Exigimos a nuestros obispos que apliquen criterios misericordiosos y no condenatorios al estilo de Jesús, acoger en vez de excluir. Mostramos nuestra más afectuosa solidaridad con Alex y su familia, por su valentía. Invitamos al Papa Francisco que tome cartas en estos asuntos de manera mucho más contundente e influya para que esta decisión vuelva a ser revocada. Y animamos a todas las personas a hacer valer sus derechos, dentro y fuera de la iglesia, denunciando casos tan lamentables como el del Obispado de Cádiz, ejemplo de intolerancia, en nuestra sociedad democrática.

Comunidades Cristianas Populares de Andalucía

4 de Septiembre de 2015.

lunes, 27 de julio de 2015

¿QUÉ ES LA TRANS?. Y Puertas Fáciles hacia la Unidad.

Este es el principio de la NO DUALIDAD y la TEONOMÍA. Para iniciarse va bien. Permanezcan atentos a sus pantallas que iremos ampliando. Fidel Delgado. Titiripeuta.


Y esta para nota y ampliación: PUERTAS FÁCILES HACIA LA UNIDAD:


jueves, 23 de julio de 2015

Francisco, azote del capitalismo.

http://www.elperiodico.com/es/noticias/opinion/francisco-azote-del-capitalismo-4374535

AIRES NUEVOS EN EL VATICANO
JUAN JOSÉ TAMAYO
Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones Ignacio Ellacuría, de la Universidad Carlos III de Madrid y coeditor de 'Ignacio Ellacuría. Utopía y teoría crítica'.

Francisco, azote del capitalismo

Los demoledores discursos del Papa arremeten contra el estatu quo político, social y económico



MIÉRCOLES, 22 DE JULIO DEL 2015
El reciente viaje del papa Francisco a Ecuador, Bolivia y Paraguay ha terminado por disipar las dudas de los escépticos de dentro y de fuera sobre el cambio radical que está llevando a cabo día tras día desde su elección en marzo del 2013. Todo en el recorrido por tierras latinoamericanas ha sido histórico, rupturista, radical, alternativo: los escenarios, los gestos, los protagonistas e interlocutores, los mensajes. Histórico dentro de la normalidad y de la espontaneidad, sin que nada desentonara ni nadie se sorprendiera o escandalizara, salvo los que vienen haciéndolo desde que saliera al balcón del Vaticano cuando fue elegido Papa.
El gesto más provocativo, que el Papa acogió con naturalidad, fue el regalo que le hizo Evo Morales de un Cristo crucificado en una hoz y un martillo, reproducción del crucifijo tallado por el jesuita español Luis Espinal Camps, asesinado por los paramilitares en marzo de 1980 por su compromiso con las luchas populares en Bolivia. Era un regalo en plena sintonía con el proyecto plurinacional e interétnico de la nueva Bolivia y con el tono provocador de los discursos de Francisco. Sintonía que se dejó sentir en el trato de Evo al Papa, a quien llamaba «hermano papa Francisco» y al que este respondía con igual familiaridad.
En contra de lo que suele ser costumbre en este tipo de viajes papales, las personas que acompañaron al hermano Francisco no fueron clérigos ensotanados, ni personalidades encorbatadas, sinoenfermos terminales, comunidades indígenas, líderes obreros y campesinos, personas mayores, presos a quienes visitó en la cárcel de Palmasola (la más peligrosa del país), activistas de losmovimientos populares de todo el mundo reunidos en el segundo Encuentro, a quienes calificó de «sembradores del cambio». Fue ahí donde pronunció el discurso más crítico de su pontificado contra el capitalismo, el colonialismo y el expolio de la Tierra.
Todo ello era la mejor demostración de la identificación del Papa con las reivindicaciones de las comunidades indígenas, de los presos, de los excluidos del sistema y de la llamada izquierda radical, representada por los movimientos populares. Con estas actitudes estaba dando su apoyo directamente a los gobiernos latinoamericanos que aplican políticas antineoliberales, anticoloniales y ecologistas .

DISCURSOS POLÍTICOS

Sus discursos no fueron estrictamente religiosos, menos aún espiritualistas, sino abiertamente políticos. No fueron reformistas, sino revolucionarios, desestabilizadores del estatu quo, política, económica y socialmente incorrectos tanto en sus términos como en su contenido. Discursos que no acostumbramos a oír a líderes políticos nacionales o internacionales, ni siquiera a los que se consideran de izquierdas, y menos aún a los eclesiásticos, a quienes recordó que su misión no es instalarse cómodamente en el sistema esperando recibir pingües beneficios, sino que «nuestra fe es siempre revolucionaria. Ese es nuestro más profundo y constante grito».
Criticó «la dictadura del dinero», a la que llamó «estiércol del diablo». Denunció el sistema económico actual que no solo degrada a las personas y a los pueblos, sino que los mata. Visibilizó las graves situaciones de injusticia sufridas por los excluidos en todo el mundo y mostró cómo todas las exclusiones están entrelazadas por un hilo invisible y provocadas por un sistema que impone la ganancia como objetivo único. Este sistema ya no se aguanta, dijo. No lo aguantan los campesinos, los trabajadores, las comunidades, los pueblos, y tampoco «la hermana Madre Tierra». Mostró su sintonía con el grito de independencia de dos siglos atrás de los pueblos latinoamericanos, pidió perdón por las masacres de los conquistadores «en nombre de Dios y denunció la opresión que sufren ahora dichos pueblos por del nuevo colonialismo, generador de violencia contra las culturas indígenas, su organización, su cosmovisión, sus tradiciones, sus ritos...
Pero Francisco no se quedó en tan demoledor diagnóstico. Ante él no vale resignarse, cruzarse de brazos o remitir la respuesta al más allá. Todo lo contrario, defendió un cambio de sistema, «un cambio real, de estructuras», cuyos sujetos no son los poderosos, sino «ustedes, los más humildes, los explotados, los pobres, los excluidos», en cuyas manos está, en gran medida, el futuro de la humanidad. Y clamó: «Ninguna familia sin vivienda, ningún trabajador sin derechos, ningún pueblo sin soberanía, ninguna persona sin dignidad, ningún niño sin infancia, ningún joven sin posibilidades, ningún anciano si una venerable ancianidad». Es un programa pegado a la realidad, responde a la elemental aplicación de la Declaración de los Derechos Humanos pero, hoy, suena a revolucionario.