El Open Arms y el Ocean Viking ya están en puerto. ¿Y ahora qué?
Tras más de veinte días a la deriva, el viaje del Open Arms y del Ocean Viking finalizaron a la desesperada. Al primero le han permitido desembarcar en Lampedusa, con la oposición hasta el último momento del ministro Salvini, y el segundo ha desembarcado en Malta.
Lo más trágico de todo este suceso, más allá del sufrimiento de las personas recogidas en el mar, no es el desenlace del mismo, sino el hecho de que la solución alcanzada no es fruto del reconocimiento de la legislación internacional y del respeto a los derechos humanos de las personas que huyen de la injusticia y la muerte. Es más bien el reconocimiento una vez más de que las políticas europeas de inmigración no se han diseñado para poder salvar vidas, sino exclusivamente para proteger las fronteras de la UE de unos presuntos enemigos que las acechan por todos sitios.
Las declaraciones de muchos políticos y gobiernos europeos, y de algunos también de nuestro país, no admiten otra interpretación, Y esto supone que cuando esta situación se repita, y lo hará desgraciadamente en no demasiado tiempo, no dispondremos de herramienta alguna que posibilite la utilización de un puerto seguro y una acogida digna.
La realidad es que el Gobierno en funciones del PSOE, a pesar de sus repetidas proclamas de indignación, está de acuerdo con estas políticas. No podemos entender cómo no se han tomado ya desde la UE medidas contundentes contra los Gobiernos que contradicen continuamente con sus hechos y sus palabras los valores en los que dice basarse la UE. Los ciudadanos de la UE tenemos el derecho, no solo de sentirnos estafados por unos políticos que proclaman los valores y principios de la UE como elementos definitorios de la misma, sino también de no creernos sus palabras y desconfiar absolutamente de sus buenas intenciones.
Mientras, la UE y los gobiernos europeos se dedican a mantener inamovibles sus propios negocios con todos esos regímenes dictatoriales de los que huyen los refugiados: la venta de armas y el negocio de la guerra en Libia, Siria o Yemen, o inyectan dinero público garantizando a regímenes como turco, marroquí o libio, a cambio de que controlen y repriman el flujo de inmigrantes.
Y ¿ahora qué? nos preguntamos a la espera de las próximas tragedias que llegarán más bien antes que después
Estamos convencidos de que sólo la presión popular y la solidaridad activa pueden hacer cambiar estas políticas. Por eso unimos nuestras voces, también las de la Red Granadina por el Refugio y la Acogida, a la de tantas personas que denuncian esta inhumana situación. Se trata de mostrar nuestra solidaridad con todos esos hombres, mujeres, niñas y niños que solo buscan una vida digna, sin violencia y sin miseria y de urgir y exigir nuevas políticas mientras denunciamos las actualmente en vigor.
Red Granadina por el Refugio y la Acogida. Comunidades Cristianas Populares de Granada. Agosto 2019.
Imagen Crédito: Anas Alkharboutli/dpa/Alamy Live News
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